Yo sabía que estabas ahí.
Aunque fuera la furia,
aunque fuera el delirio,
aunque fuera la lluvia.
Yo sabía que estabas
detrás de una puerta,
al final del pasillo
o al margen de una luz.
Yo sabía que estabas ahí.
Aunque Ausente yo sabía
y sólo aquello bastaba.
Encontrarte dormida,
batallar sin descanso,
caminar sobre ruinas,
devorarnos sin pausa,
arrancarnos la vida.
Sostenernos pensando
que quizás nos amábamos
en algún delicado rincón
de nuestro ser desesperado.
Aunque fuera el silencio,
aunque fuera la noche,
aunque fuera el cilicio,
aunque fuera el reproche,
aunque fuera la espada
yo sabía que estabas.
Ya no sé,
yo no sé nada.
Sólo queda el recuerdo de saber
que alguna vez yo supe que tú estabas.
De mi libro "Los Papeles de Alexis"
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