Enamoradamente incierta,
clava en mí su pupila feraz.
Y mi sangre trémula,
torpemente fugitiva
responde al llamado
de su sangre inquisitiva.
Sube luego,ronca,gime,grita,
rasga en vano la tiniebla
que nos une , la duplica.
Arde,clama,llora,
acaso por aquello
que el vórtice devora.
Y entonces desasido,
Ausente sin remedio,
contemplo indiferente
los restos del naufragio.
Allí está ella,
enamoradamente muerta,
sin más aspiraciones
que asarse en esta hoguera.
En torno y silenciosa
nos cubre lenta y firme
la noche inexorable.
31.5.13
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