26.6.10

Qué lento exprimes, Señor,

el líquido tenaz,

el fosco liquen de mi vida,

para regar quizá

los bosques de tu hastío,

Sí, tan sólo bosques,

umbríos bosques

puedes regar conmigo.

Y mis huesos obedientes

y mis húmedos tejidos

van cediendo lentamente

en tu mortero celestial.

Criatura soterrada.

Extinción total.


Qué lento ha sido el día,

Alfarero mío,

qué lento y qué fugaz!


Del libro de Manuel Gerardo Monasterio "Extinción de la Palabra", 1979

 

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