25.4.13

Robert Anton Wilson -conocido usualmente como RAW- fue uno de los hombres más lúcidos -en el sentido bien etimológico de la palabra- que tuve la dicha de encontrar.

Luego de varios años de dedicarse a tareas editoriales en la "pornografía de lujo"-trabajaba para Hugh Heffner en el staff de "Playboy"-decidió hacer un cambio radical en su vida...y terminó dependiendo de la ayuda social gubernamental para sobrevivir durante bastante tiempo.

Su existencia -como la de tantos que nos hemos dedicado a la misma tarea de de investigar "La Gran Obra"- estuvo plagada de infortunios y carencias, entre ellos-quizás el más intenso-el asesinato de su joven hija, Luna, a manos de una banda de delincuentes. Hasta en sus últimos años lo persiguieron las dificultades, durante la enfermedad que finalmente lo liberó de su cuerpo, tuvo que recibir ayuda económica de sus amigos para poder sobrevivir hasta llegar al final. Quienquiera piense que es gratuito e inocuo pasar más allá del velo de la enorme estupidez que envuelve a la humanidad, está mortalmente equivocado. Es un caro precio el que debemos pagar, lo sabemos desde que comenzamos, y una vez que damos el paso iniciático fundamental, ya no hay vuelta atrás. Por eso Gurdjieff decía con gran acierto: " Hay que estar preparado para  llegar hasta el final, de lo contrario mas valdría no haber comenzado nunca".

Publicaré una gran cantidad de frases y pensamientos de este maravilloso y descomunal "atorrante" -bribón lo llamarían más castizamente, comenzando con la siguiente:

" (Refiriéndose a John Dillinger) Todos deberíamos atesorar su sabiduría oriental y su prédica del desapego Zen ejemplificado por sus constante recordatorio a empleados, cajeros u otros que se excitaban frente a su presencia en los bancos cuando les decía: "Simplemente acuéstense en el suelo y manténgan la calma"



 

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