La mayoría habita acorazada en su desamor.
La desconfianza, producto de su propio egoismo,
los mantiene bien protegidos de la Vida.
La necesidad, que surge del miedo,
les impide tanto Dar como Recibir.
Quieren incorporar,
quieren adquirir,
quieren poseer,
quieren quedarse siempre con algo
(con todo si acaso fuera posible)
No comprenden que eso es precisamente
lo que los mantiene en ese estado de perpetua miseria.
¿Qué tengo que ver Yo con todo esto?
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