15.4.13




Chiquita de mi alma,
muchacha triste,
adónde te ha llevado tu melancolía
tan lejos de mí!
Despiértame otra vez,
quiero escuchar tu voz de madrugada,
como en las noches en que fuimos tan nuestros,
tan inconcebiblemente nuestros, tú y yo...

Estoy perdido,
como una moneda que ha caído
por el borde de un desague infinito
y se ha perdido más allá de todo
alcance y redención.

No entiendo la mañana si no estás conmigo
y la noche es un pozo insondable
que ya no tiene el sentido
que sólo tu presencia le otorgaba.

Chiquita de mi alma,
muchacha triste,
me quedo  conmigo,
con el oprobio espantoso
de estar a solas conmigo.

Que tus ojos me muestren
por última vez el camino!
¿Cómo vivir en un mundo donde tú no estás?

 

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