Desnuda está la madrugada
como una niña recién nacida.
Vestida de horror e inmaculada,
sin pecado original porque
originalmente no hay más nada
que un constante querer sobrevivir
a esta muerte sin fin que te anonada.
A esta muerte sin fin que los frailes
eternizan con su mirada,
con sus biblias plenas de sombra
y sus dioses llenos de baba
y las cadenas de su dogma
mortificando tu alma,
eternizando la muerte en tu mirada.
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