Es muy simple: hay que volver al sentido común y aplicar el criterio.
Educar a la gente, EDUCAR, no impartir conceptos memorísticos que no sirven para nada y no le interesan a nadie.
EDUCAR significa volver a Dimensionar la existencia en base a los verdaderos valores que, por DIOS, no son ni el dinero (un invento macabramente instrumentado) y menos la acumulación del mismo, ni el sometimiento del prójimo en base al poder de los “bienes” materiales y toda la falsa jerarquía de antivalores que se fabrican en una sociedad de consumo que lo primero que hace es CONSUMIR al ser humano.
¿Qué valores?
Compartir con el prójimo, compartirlo TODO. COMPARTIRLO HASTA QUE DUELA, YA QUE LUEGO DEL DOLOR VIENE EL PLACER DE UN NUEVO NACIMIENTO EN UNA DIMENSIÓN MÁS ELEVADA Y MÁS COMPLETA DE CONSCIENCIA
Pero vayamos al tema inmediato acerca del que tanto se habla y se habla sin llegar nunca a más nada que a la repetición de lo mismo.
La mayor parte de los pobres están en un estado tal de “lumpenización” que no tiene ni la capacidad del impulso para tomar el revólver y salir a robar.
El grueso, pues, de los que delinquen y matan, son otra “cosa”.
Si, queridos sociólogos, no me vengan a explicar lo que estudio desde hace cuarenta años, posiblemente sean, en parte, el resultado de la educación temprana, etc,etc.
¿Y ahora qué hacemos?
¿Qué hacemos, mientras tanto?
Mientras terminamos de dilucidar las causas y más importante, de hacer algo concreto al respecto de dichas causas en lugar de seguir filosofando.
Volvemos al saludable sentido común, al que sale a la calle con intención homicida (el que sale a robar armado, sale con esa intención), se le da el tratamiento que solía recomendar mi padre cuando estaba lúcido: “Como está mal hecho, se lo devuelve a Dios para que lo haga de nuevo”
¿Es “bueno”lo que propongo?
¡Por supuesto que no!
Tenemos que terminar de pensar en base al Neo-Platonismo idealista que ha perturbado a la humanidad durante los últimos dos mil años. Filosofía barata que lo ha contaminado todo, comenzando por el Derecho hasta llegar a la gente de la calle.
“Resolver” los problemas no es posible. Lo que sí es posible es tratar de aspirar al MENOR MAL POSIBLE. Tales son las reglas de este plano en el estado de consciencia en el que nos encontramos (que no dista mucho del estado de hace dos mil años, sólo que ahora se complica porque somos muchos más)
Pero a diferencia de los que proponen algunos, este trabajo debe hacerse “científicamente”. No hay un gramo de emocionalismo (muchísimo menos de “venganza”, y menos aún, de placer) en lo que propongo., cuando digo que la sociedad no debería gastar un solo peso en mantener preso a un violador homicida. Es un puro tema de economía social. Y el dinero que se ahorra en no mantener a estos desventurados, se puede ocupar en seguir estudiando la neurobiología de las patologías sexuales violentas.
Me voy a anticipar a los que, sin haber meditado mucho acerca del tema, comiencen a opinar. Siempre habrá un porcentaje de error. ¿Y acaso no lo hay ahora?
Vuelvo a repetir, hay que salir de la especulación intelectual y volver a la saludable senda del cada vez menos común sentido común.
No hace falta esperar que a uno le asesinen a un hijo. A mí, por lo menos no me hace falta, para darme cuenta.
Y para demostrar que mi siempre “políticamente incorrecta” posición responde al sentir de la mayoría, cada vez que le preguntó a los cientos de “doña Rosa” y “don José´” que piensan al respecto, todos coinciden, a diferencia de los jueces y diputados, que evidentemente juzgan y legislan, no para las mayoría, sino para satisfacer sus propias especulaciones filosóficas.
La existencia no responde a nuestras apetencias particulares. A veces es cruda, y muchas veces sucia en contraste con nuestra visión de las cosas.
Eso para los asesinos. ¿Y para el resto de los delincuentes?
A trabajar. A trabajar en cárceles-granjas, no a destruirlos del todo en un sistema carcelario infame en el que nadie decente pondría a vivir ni siquiera a un animal.
Lo que se hace actualmente en Argentina, en materia carcelaria, es en general mucho más criminal que la criminalidad de los delincuentes.
Los que piensan que opino como un salvaje, deberían darse una vueltita por la mayoría de las cárceles de nuestro nedito país, para ver qué clase de "vida" se les da a los presos.Eso sí, me parece de una crueldad y una maldad inconcebibles.
El hecho de que sea tan difícil, no ya poner en práctica, sino siquiera entender claramente todas estas sencillas proposiciones nos da una idea clara de hasta donde está perturbado nuestro criterio.
Para aquellos que, muy equivocadamente, piensen que este artículo está escrito con espíritu troglodita, les sugiero que lean mi “Inseguridad:Una Visión Alternativa” en
http://www.foroplanetario.com.ar/docs/Editoriales.php?IdEditorial=38
Lo que significa que hay etapas, y diferentes acciones simultáneas para tomar.Pero todo comienza por salir de la especulación y bajar a la realidad.
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