Con sorprendente frescura el periodista político francés Patrick Buisson, describe la vida de los franceses durante la ocupación alemana de la Segunda Guerra Mundial. La visión de Buisson, ataca la mitología popular que históricamente nos ha llegado, de los bestiales invasores alemanes y el sufrido y rebelde pueblo francés. Buisson, lejos de ser un escritor marginal, es asesor del presidente Sarkozy y director de la filial del “History Channel” en Francia. Buisson, además, ha escrito muy interesantes libros acerca de la Resistencia en tiempos de la Segunda Guerra, sobre la Primera Guerra Mundial y sobre la guerra de Argelia, entre otros. En el 2007 le fue conferida por el Presidente de Francia la Orden de la Legión de Honor.
Finalmente, de a poco y con grandes dificultades, muchas mentiras acerca de la guerra comienzan a salir a la luz. Algún día se verá con claridad que la versión hollywoodense de los soldados alemanes "sádicos, psicópatas y asesinos despiadados” no es más que un mito favorable a las necesidades de la plutocracia capitalista imperante. Los soldados alemanes eran tan humanos, en el buen y mal sentido de la palabra, como todos los demás.
A continuación podrán leer mi traducción directa del inglés de la nota que publicó la versión online del “Times” de Londres el 25 de mayo de 2008, en ocasión de la polémica publicación del libro de Buisson (1940-1945 Années Erotiques”, 1940-1945, años eroticos) que a la sazón coincidió con una gran muestra de fotografías de la vida humana en Paris durante la ocupación alemana.
El libro, al margen de toda la polémica, resulta apasionante en el sentido de mostrar una serie de aspectos de la vida humana que usualmente no son considerados o lo son, pero desde una mirada hipócrita y sesgada. La realidad es que, ni los “buenos” lo son tanto, ni tampoco los “malos” son tan “malos”. Por lo menos, la imagen que ofrece Buisson sugiere que, o las francesas eran verdaderamente muy putas (con perdón, pero es palabra castiza, y en cuanto a mi consideración, muy bonita si es pronunciada con igual intención) o los alemanes no eran tan malvados como nos han hecho querer creer (hago la salvedad, que yo, muy estudioso del tema, no me lo creí nunca).
Notablemente, Buisson no se limita a secribir la vida sexual "tradicional" durante los años de la ocupación alemana, también describe la vida de los homosexuales en ese tiempo, y contrariamente a todo lo que se ha pretendido hacer creer, los homosexuales gozaron de gran libertad durante la ocupación.
Asimismo el libro arroja bastante luz acerca de ese tema tan difícil, como lo es el de comprobar que las épocas en que la vida está más en juego, resulta, en medio de toda la tragedia, el tiempo más rico y apasionante. Materia para pensar, y mucho.
May 25, 2008
Paris during Nazi occupation was ‘one big romp’
Un nuevo libro, que sugiere que la ocupación alemana de Francia estimuló la liberación sexual de las mujeres, ha impactado a un país que aún lucha por reconciliarse con la conflictiva historia de su colaboración con los Nazis.
Como en una reciente exhibición fotográfica que muestra a los Parisinos disfrutando de la vida bajo la Ocupación Alemana, la descripción que el libro hace de la vida en Paris como una gran fiesta choca con la memoria colectiva del hambre, la resistencia y el miedo.
Muchos preferirán olvidar pero, con sus esposos en los campos de concentración, numerosas mujeres se acostaron no sólo con los soldados alemanes –los jóvenes “bárbaros rubios”, que resultaban particularmente atractivos para las mujeres francesas, dice Buisson- pero también tuvieron relaciones con cualquiera que pudiera ayudarlas financieramente en esos tiempos difíciles. “Ellas cedieron ante el avance de los jefes, de los comerciantes a quienes debían dinero,de los vecinos: en tiempo de racionamiento, el cuerpo es la única moneda de cambio renovable e inextinguible”
Los fríos inviernos, cuando el carbón escaseaba, y el `Toque de Queda” de 11 de la noche a 5 de la mañana, también estimulaban la actividad sexual” dice Buisson, con el resultado que la tasa de nacimientos subió en 1942, aunque dos millones de hombres estaban encerrados en los campos”
El libro ha agitado dolorosas memorias. U comentarista francés lo llamó “impertinente” , y aún otro acusó a Buisson de contar sólo parte de la historia enfocándose “en la parte por debajo de la cintura” de la historia de la Ocupación. Le Monde, la biblia de la élite intelectual francesa, reprendió al autor –que a la sazón es del History Channel de la Televisión Francesa-por pintar la vida durante la ocupación como una “gigantesca orgía”.
Gente que vivió durante la ocupación, encontró insultante sugerir que “se la pasaron en la cama”. “Realmente me enoja”, dijo Liliane Schroeder, de 88 años, quien arriesgó su vida como miembro de la Resistencia y ha publicado su propio diario de la ocupación. “Es impactante y ridículo decir que la vida fue como una gran fiesta”, le dijo al The Sunday Times. “Teníamos cosas mucho mejores para hacer”
Schroeder, sin embargo, describe su vida como mensajera de la Resistencia como una “época maravillosa” en la que “la gente siguió adelante con su vida, aunque no se estuvieran riendo”.
Las mujeres jóvenes resultaban útiles para la Resistencia, dijo Schroeder, porque “cuando una mujer joven y un hombre se sentaban en un café, no parecía que estuvieran conspirando, sino que lucían como amantes”
La sensibilidad de los franceses con respecto al tema de los registros de los tiempos de guerra del país, quedaron demostrados el pasado mes, cuando una exhibición de fotografías que mostraba a los franceses disfrutando de la vida bajo la ocupación Nazi, incluía una nota explicando que las fotos evitaban “la realidad de la ocupación y sus más trágicos aspectos”. Las fotografías mostraban a ciudadanos bien vestidos haciendo compras en los bulevares o paseando por los parques. La gente se amontonaba en los clubes nocturnos. Las mujeres se bañaban con bikinis en las piscinas.
Buisson dedica un capítulo de su libro a los cines, a los que describe como “camas calientes de actividad erótica”, en especial cuando afuera hacía frío. “Por unos pocos francos resultaban más baratos que un cuarto de hotel” escribe, “y ofrecían la doble protección de la oscuridad y el anonimato, propicios para todo tipo de cosas”.
Los franceses mantenían relaciones sexuales aún en las catacumbas, los osarios bajo tierra y la red de túneles subterráneos en Paris: la guerra, argumenta Buisson, actuaba como un afrodisíaco, estimulando el instinto de supervivencia”. Asimismo comentó en una entrevista: “La gente necesitaba probar que estaba viva. “Y lo confirmaban haciendo el amor”.
Se ha pretendido que las prostitutas fueron las primeras en llamar a la rebelión contr los Nazis negándose a servir a los invasores, pero Buisson dice que esto es un mito. Los alemanes, dice Buisson, eran muy bien recibidos en los mejores burdeles de la ciudad, la tercera parte de los cuales estaban reservados para los oficiales. Otras 100.000 mujeres en Paris se convirtieron en “prostitutas ocasionales”., dijo Buisson.
En otros lugares, los miembros de la élite artística ahogaban sus penurias en el exceso. Simone de Beauvoir, la escritora, y Jean Paul Sartre, el filósofo, ern devotos de oasar toda la noche en fiestas nutridas por el alcohol y la lujuria.
“Fue sólo durante el curso de aquellas noches que descubrí el verdadero significado de la palabra fiesta”, escibió al respecto Simone d Beauvoir. Sartre no fue menos entusiasta: “Nunca fuimos tan libres como durante la ocupación alemana”.
De Beauvoir escribió acerca de la “confraternización absolutamente espontánea” de los conquistadores, ella se sentía tan fascinada como cualquiera frente al “culto al cuerpo” que hacían los alemanes, y su afición a hacer ejercicios vistiendo sólo pantalones cortos de gimnasia.
“En el verano de 1940” escribe Buisson, “Francia se transformó en un gran campo naturista. Los alemanes parecían haberse reunido en territorio francés solamente para celebrar un impresionante festival de gimnasia”. El autor dijo que no deseaba sacar partido de un trágico aspecto de la historia francesa, pero consideraba que era necesario corregir la imagen mítica de la ocupación- “Durante este horrible período, la vida continuó”, dijo Buisson.
Resulta perturbador enterarse de que mientras los judíos eran deportados, los franceses hacían el amor. Pero esa es la verdad”
Ahora Buisson se encuentra trabajando en una secuela, acerca de cómo fueron castigadas las mujeres por acostarse con el enemigo. El título provisional es “La venganza de los varones”. (N.del T.: esta segunda parte, ya se ha publicado)
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