Acabamos de terminar de ver La Condesa Blanca, una joya como todo lo que hace James Ivory. Ralph Fiennes, magnífico como siempre en estos papeles de hombres de otra época que tan bien le sientan. La hermosa Natasha Richardson -con un aire a Emma Thompson- transmitiendo toda la voluntad y al mismo tiempo la fragilidad que su personaje exige. La banda sonora, bella y precisa. Y la fotografía excepcional: casi todas las escenas son cuadros. Un deleite absoluto para todos aquellos que disfrutamos del cine de altura, que desarrolla los valores y la belleza de la fragilidad de la existencia sin necesidad de apelar a lo sórdido, a lo chabacano y a lo vanamente estentóreo para perdurar.
25.9.07
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