"En las cosmogonías gnósticas, los demiurgos amasan un rojo Adán que no logra ponerse de pie; tan inhábil y rudo y elemental como ese Adán de polvo era el Adán de sueño que las noches del mago habían fabricado. "
Jorge Luis Borges, "Las Ruinas Circulares"
"Y los dioses, acuciados por un tedio inmarcesible, con polvo de estrellas amasaron al Golem"
Manuel Gerardo Monasterio en "La Historia Oculta del Hombre"
I
Tus ojos son el trágico
anticipo del incendio.
Susurro cruel y mágico,
delirio y sortilegio.
Tus ojos son la ruina,
abismo sin remedio.
Reflejo de una cima
nubosa en el recuerdo.
Habré de sucumbir
antes tus ojos
para volver a comenzar,
para reunir los despojos
después que sobrevenga
la noche inexorable.
II
No existes y ahora
sin embargo te contemplo.
Transitas la senda nebulosa
al borde funesto del ensueño.
No eres y a pesar
de la muerte completa
que te envuelve
sobrevives tercamente.
Sombra de nada.
Espejismo imposible
que con fuerza invencible
de lo absurdo me anonada.
Quizá mañana tú despiertes
y yo desaparezca.
III
Jamás he visto
espanto más hermoso
que tus ojos.
En ellos el horror
se viste de princesa
y baila en resplandor
de múltiples estrellas.
En ellos el abismo
se torna dulce herida
y es honda y dolorosa
mas hermosa la caída.
Podré morir acaso
contemplando tus ojos?
O acaso he estado muerto
hasta encontrarme en ese Pozo?
Mañana, muerto,
o incluso renacido,
sabré cuál es el precio
del trágico desvío.
IV
Sólo esiste
si acaso
la doncella.
Rosa sin mácula
ni huella
que el deseo
pueda hollar.
Ella,
la siempreviva
y estérilmente bella
pues no hay ojo
que la pueda contemplar.
En mi ceguera infinita,
tan sólo en mi edénica ceguera
se ha podido reflejar.
Y una luz sin pausa
desde entonces palpita
en mis trémulas cuencas,
como una voz en una cripta.
V
Nadas prisionera en el estanque
incierto de la suerte,
y acaso tu linaje de Princesa
te libre finalmente de la muerte.
La espada diurna
no habrá de hallarte
ni el noctámbulo deseo
podrá encontrate.
Intacta quedarás
para mis ojos solamente,
en claro resplandor ardiendo siempre.
Intacta vivirás,
en impávido fulgor incandescente,
Luminosa Princesa de mi mente.
VI
Mi deseo solitario y avariento
te ha creado dulcemente.
Soy tu vida y tu sustento
y Tú la luz sobre mi frente.
Avido de ti y estremecido,
contemplo mi horror enamorado
y encuentro la noche y el olvido
entre tus senos luminosos y añorados.
Vives dentro de mis ojos
y no podrás partir.
Será mi vida tu cerrojo.
Quien sabe cuando muera
te otorgue vida al fin
y Tú me sobrevivas.
VII
Cuando yo muera,
finalmente,
tu alma despeñada
conocerá el oprobio
luminoso de vivir.
Añorarás aquella muerte
y sabrás entonces por qué deseé,
mezquino, protegerte,
salvarte de vivir.
Cuando yo muera
me odiarás eternamente.
Quizás entonces
-como yo aquél día-
vencida por tu hastío
invoques compañía.
Me inventes nuevamente.
Y volvamos al ensueño
invencible de la mente
donde vida y muerte
son un solo laberinto.
De mi libro "Los Papeles de Alexis"
tu alma despeñada
conocerá el oprobio
luminoso de vivir.
Añorarás aquella muerte
y sabrás entonces por qué deseé,
mezquino, protegerte,
salvarte de vivir.
Cuando yo muera
me odiarás eternamente.
Quizás entonces
-como yo aquél día-
vencida por tu hastío
invoques compañía.
Me inventes nuevamente.
Y volvamos al ensueño
invencible de la mente
donde vida y muerte
son un solo laberinto.
De mi libro "Los Papeles de Alexis"
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