5.7.11

¡

Los que seguíamos “El Elegido” esperando encontrar algo diferente, hemos terminado hallando lo mismo de siempre.

Me da la impresión que los autores-en este caso la exitosa Adriana Lorenzón y otro, deben estar escribiendo para pelotudos, es decir, aquellos ingenuos que todavía no saben que en este mundo en general ganan los malos –es decir, en la vida "real"-. Lo que creo busca en una tira la mayoría de aquellos que no entran en esa referida categoría de pelotudos , es la ilusión de que al menos en algún lugar –la fantasía- los buenos sacan la mejor parte.

El problema con los golpes bajos –los impactos violentos para sacudir el alma del espectador- como el que acaba de utilizar la Lorenzón al “asesinar” a los padres del protagonista, es que a partir de ahora es muy difícil recuperarse, es decir, no hay nada que se le puede ya hacer a Nevares Sosa para compensar el exceso de lo que ha hecho él. Más aún, cuando por la altura en que se encuentra la tira, el “malo” tendrá sin duda tiempo y oportunidad de generar aún muchas más maldades…

Siempre termina pasando lo mismo con estas tiras argentinas, generan una fantasía que nunca logra apartarse demasiado de la realidad. En mi caso –y no creo que esté tan solo en esto- si quisiera regodearme con la “realidad” vería noticieros. Si veo “El elegido” es precisamente para algo diferente. Pero lo que terminan presentándome es que los “buenos” son siempre demasiado pelotudos –por lo menos para mi gusto y contrariamente a lo que he visto y entiendo por “buenos”-.

Todas las aspiraciones del Gran Maestre Logroñeses y su séquito de boluditos de la luna terminan chocando-absurdamente- contra la mayor sagacidad y habilidad del malvado.

¿Acaso era tan difícil darse cuenta de que Nevares Sosa iba a estar vigilando a los padres de Andrés? Si Logroñeses es tan “iluminado” y sus boluditos están tan entrenados, ¿No podían imaginarse que Nevares Sosa los iba a hacer seguir? ¿Qué clase de protección le está dando el Gran Maestre al “elegido” y a su familia?

En una palabra, demasiado parecido a la “realidad” de mierda del “mundo” como para llamar positivamente la atención de quien esto escribe.

Para mí, otro fiasco más.

Y para colmo, la única que se da cuenta de todo es una niña "autista" -o pretendidamente "autista" de 10 años. Pareciera que el metamensaje es que los adultos son todos pelotudos y habrá que escuchar a partir de ahora el esotérico mensaje de los niñitos autistas-índigos que son los únicos que pueden percibir la verdad de lo que está ocurriendo.

Es evidente que la mayor parte de los escritores argentinos nunca han visto un “bueno” en serio, conocen mucho mejor a los malos y las tiras siguen siendo todas para ellos. Es tan fuerte, tan intenso e irreversible lo que el malo genera que no habrá nada que se le pueda hacer a él a partir de ahora que verdaderamente satisfaga al que esperaba algo diferente. Demasiado excesivo…Como siempre en estas tiras argentinas.

 

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