Argentina bajo el imperio de tilingos y degenerados

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner nuevamente ha demostrado la calaña constitutiva de su personalidad, con muestras de irrespetuosidad y oportunismo que tuvieron esta vez como blanco al Gobernador de la provincia de Santa Fé, Dr. Hermes Binner. No faltó el comentario posterior de unos de sus más conspicuos obsecuentes, integrante –y verguenza-del Congreso Nacional, Agustín Rossi, quien se atrevió a llamar “canalla” al Dr. Binner.

Cuesta aceptar que la otrora promisoria “perla” del sur haya caído en semejante abismo de mediocridad, tierra baldía no sólo de intelecto sino, peor aún, de la más elemental estatura moral. Y lo trágico es que aún no sabemos cuánto podemos todavía descender, bajo el imperio de los tilingos y los degenerados que se han apropiado de los destinos de la nación.

Y la población de mi desventurado país lo tolera todo.

Han educado al pueblo bajo los preceptos del “Manual para la perfecta prostituta”.

Y así, el pueblo argentino se ha convertido en una puta dócil que sólo espera que llegue el proxeneta de turno para recibir las patadas y los cachetazos de rigor.

Mansamente.

Sórdidamente.

Hay días en que uno quisiera olvidarlo todo, y solamente conseguir el avestruz más rápido para meter la cabeza en el culo del noble animal y desaparecer para siempre de estas pampas feraces por las que uno ha sufrido más de cuarenta años al reverendo cuete.