La Estupidez Humana y el Darwinismo Social
Que los seres humanos padecemos de una estupidez atávica es algo archiconocido y muy estudiado, pero que en esta época la estupidez se va convirtiendo en un estado natural y socialmente aceptable -y hasta ponderado- es algo asimismo difícil de refutar.
No hay nada nuevo en elevar el dinero y el poder a los más altos niveles y priorizarlos por encima de todo, es lo que ha sostenido a la humanidad en el estado espiritual paupérrimo en el que aún se encuentra. Si hay algo que diferencia genuinamente a la especie humana de la de otros mamíferos, es su capacidad de amor, de entrega y de sacrificio, entendiendo esta última palabra en su más auténtico sentido etimológico, a saber, la virtud de hacer sagrado a algo o a alguien, más allá de cualquier otro interés personal. Todas las demás especies priorizarán siempre su atavismo primario en pos de la supervivencia a toda costa, los humanos somos los únicos capaces de renunciar a ese mandato biológico absoluto por y en pos de un impulso espiritual que quiebra de manera determinante el orden biológico colectivo. Sin esa capacidad, el ser humano no solo es un mero animal más, si no que que se reduce a un depredador universal muy peligroso.
En el discurso de algunos gobernantes vemos una ponderación de la riqueza y del poder por encima de cualquier otro valor, poniendo el dinero y el capital como prioridades absolutas. Sorprende, por lo menos sorprende a quien esto escribe, que nadie haya hablado con claridad de lo que esto REALMENTE significa.
Esto es, sencillamente, Darwinismo social puro y duro, al mejor estilo del Nazismo: solo merecen salvarse los "fuertes", los más débiles, los menos afortunados en la ruleta natural, deben ser abandonados a su suerte.
Sin compasión, sin capacidad de entrega, sin voluntad de sacrificio (como sagrado) no queda del hombre más que un amasijo de carne, sangre y linfa a la deriva biológica.
El Darwinismo social que pretende imponerse es una visión desacralizada del Hombre y de la Vida. Representa la más repulsiva abominación desde cualquier perspectiva que observe a lo humano como algo más que un montón de carne sin propósito más allá de la mera supervivencia vegetativa.
Cuando algunos de lo que proponen esto, pretenden además -CON ELEMENTAL FALSEDAD- ser seguidores de la Torah, la cuestión adquiere ya perfiles de trasvestismo demoníaco, por cuanto esta propuesta materialista extrema representa el encumbramiento de Moloch- el becerro de oro- por encima de la Divinidad. Es una postura ajena y contraria a la Torah, así como lo es para la visión de Jesucristo, quien nos previno severamente contra pretender seguir a dos amos, en este caso a Dios y a Moloch, literalmente, a las riquezas por encima de todo. O aún más brutalmente, como lo dijera con tanto acierto el Padre Leonardo Castellani :"No podemos servir a Dios y al patacón inmundo".
Hay aqui en juego algo más que una mera cuestión económica, se trata en realidad de toda una Cosmovisión colectiva en juego.
Son las Almas las que se encuentran tentadas a caer en error elemental que amenaza con hundirlas en la más abyecta oscuridad.
Si no vivimos por y para el Amor, por un amor palpable, visible y concreto, ¿para qué vivimos?
Insto a que tengamos presente la urgente brevedad de la existencia humana, que es breve y abundante en penurias, pesares y pérdidas que únicamente el Amor y la Compasión pueden compensar.
Dr. Manuel Gerardo Monasterio
PD. No es esta una visión de los religiosos únicamente, el humanismo agnóstico llega a la misma conclusión desde una perspectiva de la más elevada Racionalidad. Por otra parte, el principal adalid vernáculo de esta postura frente a la vida y el mundo, se atreve a citar a Moisés, nada menos! Me pregunto que clase de fulminación arrojaría sobre este ignorante, soberbio y pretencioso individuo el Moisés bíblico?
0 comments:
Publicar un comentario