10.7.24

 Frente al avance de un neoliberalismo salvaje y sin alma, hoy más que nunca, es necesario levantar la voz del cooperativismo solidario. Todo lo que está ocurriendo tiende a desalentarnos y nos invita a bajar los brazos frente a la ola del narcicismo creciente y de un individualismo feroz. La cuántica nos ha enseñado que las cosas son lo que son solo por su relación de unas con otras, sin esa trama relacional, todo pierde significado. Somos lo que somos, por tanto, porque está el otro, porque están los otros. Finalmente, pensar y hacer por los demás, es hacer en realidad también por uno mismo. El poscapitalismo contemporáneo ha impuesto su ideología omnímoda sobre todas las áreas de la existencia global. La llamada "nueva era", como venimos denunciando desde hace décadas, ha sido asimismo cooptada para cooperar con ese sistema de materialismo extremo, convirtiéndose en una droga ansiolítica más en el extenso vademécum de propuestas y actividades adormecedoras y deshumanizantes. La exquisita filosofía del no-dualismo, ha sido puesta al servicio del solipsismo más abyecto. Si el gran Swami Vivekananda, excelso representante de la Vedanta Monista, observara este espectáculo caricaturesco y vil, haría seguramente tronar su estentórea voz. Vivekananda, en sus breves pero intensos 39 años de existencia terrenal, estuvo siempre al servicio del prójimo sufriente, incentivando la educación y promoviendo la salud, a pesar de saber mejor que nadie que todo es "ilusión".

No hay genuina espiritualidad sin solidaridad.
No hay genuina espiritualidad sin consciencia del otro.
No hay genuina espiritualidad sin compasión.
Manuel Monasterio
 

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