Haciendo paráfrasis de un antiguo poema de mi adolescencia, podríamos decir que actualmente la humanidad se encuentra como “en éxtasis frente al transistor”… y la computadora,la ingeniería, y, en fin, ante todos los avances de la ciencia con su multiplicidad de artefactos y artilugios.Pero los avances de la ciencia no han traído ni traen consigo una modificación de la percepción Esencial, no aportan nada a la pregunta fundamental de “Quién soy yo”, por el contrario, distraen y confunden a las mentes que no estén en continuo estado de Alerta percepcional.
Porque:
“Cuando no hay amor, aún las cosas mejores sólo sirven para hacernos peores” Nietzsche
La “religión” que mejor se adapta a este imperio de la Técnica –verdadero Mamón de la época- es sin lugar a dudas el capitalismo. Y el capitalismo es venerado y sostenido hoy en día, como una Religión. A tal punto lleva esta distorsión profunda de la Percepción, que no son pocas las denominaciones cristianas que alientan en sus fieles el deseo de posesiones materiales, de grandes triunfos “en el mundo”, llegando incluso a medir el “nivel” de los cristianos según su mayor o menor éxito en el mundo, olvidando por completo (¿acaso lo habrán Sabido alguna vez?) que el Reino de Cristo “no es de este mundo”, que el Reino de Cristo no es ni tiene nada que ver ni que hacer con el mundo.
Este Conocimiento Trascendental no implica que debamos pasar por esta existencia como lúgubres sombras, privados de disfrutar de la belleza y del intercambio armonioso con nuestros semejantes y el entorno natural. Significa que debemos hacerlo en la justa medida y con la adecuada Actitud, de forma que no interfiera con la Percepción Esencial de nuestra verdadera Naturaleza, que no es carne ni sangre, sino hechura celeste, a Imagen y Semejanza de Dios.
“Cuidaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.” Mat 7:15
“Sé que después de mi partida, vendrán lobos feroces entre vosotros…” Act 20:29
Por todas partes se expande el dantesco espectáculo de supuestos cristianos que aglutinan multitudes en los teatros o frente a las pantallas de televisión, apelando a la histeria, a los intereses materiales y a las apetencias mundanas, pretendiendo convertir la relación con lo Divino en una suerte de Montepío o compraventa, en la que regateamos con Dios de acuerdo con nuestras deseos y supuestas necesidades.
“Dios está en todos los hombres, pero no todos los hombres estan en Dios, y por eso sufren” Sri Ramakrishna
Dios no necesita de nuestro esfuerzo ni de nuestras plegarias, muchísimo menos de nuestro sufrimiento, ni de ninguna otra cosa que nosotros podamos hacer. Es más, no hay nada que podamos hacer para acercarnos más a Dios o a “ganar” Su favor. No hay nada que podamos decir o hacer porque todo eso y muchísimo más nos ha sido ya dado, de manera permanente y total solamente por Gracia. Tal es el Amor de Dios. Un Amor que no contempla “personas”( “Porque en Dios no hay acepción de personas” Rom 2:11 )
Si no contempla personas, ¿cómo podría diferenciar entre justos y pecadores? La diferencia ente justos y pecadores no está en Dios, sino en nosotros. Y el Infierno del circunstancial “pecador” es el único infierno posible, y el más terrible, cual es el percibirse como separado de Dios, como ajeno a Dios. Lo cual no es más que un espejismo -dolorosísimo miraje- porque así como los rayos del sol no pueden ser separados de manera alguna de la fuente de la que emanan, no hay posibilidad alguna (más que en la horrorosa fantasía humana) que podamos ser o continuar siendo ni por un instante “separados de Dios”.
Lo que llamamos “pecado”, pues, no es más que un estado de consciencia que nos lleva a percibirnos como separados de Dios.
Este es el único y terrible infierno que existe. Y esto es lo que “pecado” produce en la percepción humana.
“No se puede servir a dos amos. No podemos servir a Dios y al patacón inmundo” Leonardo Castellani
Los cristianos, tal como Cristo, no somos del mundo.
Más aún, no hay reconciliación posible entre nosotros y el mundo.
Hay que entender esto claramente, hay que entenderlo de una vez y para siempre.
No tenemos que transigir en nuestro interior, ni en un ápice, a esta Soberana Percepción.
Lo que hagamos a nivel exterior será respetar el sabio comentario de Jesucristo “Dal al césar lo que del césar…” Pero jamás le daremos al césar lo que es Dios, esto es, nuestro propósito, nuestro anhelo, nuestro pensamiento más profundo y nuestra más directa recepción que son de Dios, en Dios y para Dios, cuya Morada perceptible está en nosotros, no en un cielo exterior al de nuestra Consciencia.
Por eso, si quieres “ver a Dios” míralo en el Ser que Eres y en el Ser que resplandece en tu prójimo por debajo del espejismo de la forma material. Porque allí resplandece el Divino en toda su Gloria, y está más que al alcance de tu mano, por cuanto en Eso respiras, te mueves y Eres.
No hacen falta intermediarios entre Tú y Dios.
Para comunicarte con Dios no necesitas intermediarios, ni sacerdotes ni gurúes, buscarlos allí es como pedirle a tu vecino que te rasque la nariz sin que medie en ese momento ningún impedimento natural para que tú lo hagas. Los cristianos se reúnen, no porque necesiten de uno en particular que se “conecte” mientras los demás esperan como niños desvalidos a que un hipotético papá les de de comer en la boca, se reúnen por el placer de Participar de la Gracia en compañía, de compartir la Gracia en compañía, de glorificar la Gracia en compañía, por la simple razón de disfrutar del eco amplificado de la percepción de Dios en todos “los que se reúnen en su Nombre”.
“Vigilad y orad para que no entréis en tentación“ Mar 14:38
El Vigilar es el Estado de Alerta ejemplificado en la antigua Vedanta de la India con el “Neti, Neti” que significa, literalmente, “esto no, esto no” y que se aplica al Discernimiento (en sánscrito, Vivek) entre lo Real y lo irreal.
Vigilancia es ver siempre lo que Es, y dejar pasar la “tentación” de confundir lo irreal por lo real.
Sólo el Ser es Real, el mundo y sus percepciones no lo son.
La genuina Oración es el estado constante de sintonía con lo Real. Es como sintonizar una radio en la frecuencia adecuada, a pesar de las interferencias (“ruidos” del mundo y de su errada percepción de lo Real)
“Dios es Amor” 1Juan 4:8
Sólo podemos persuadir por el amor, el terror no persuade sino que destruye, reprime, retuerce y pervierte.
Desconfíen por tanto de aquellos que pretenden alcanzar por asalto del terror el corazón y la mente de su audiencia, apelando a los horrores del Infierno eterno que supuestamente aguarda a los “pecadores”.
Esta concepción es ajena al evangelio de Jesucristo.
Y representa anatema y corrupción fundamental del mensaje evangélico.
Pecado es “no dar en el blanco”, o para decirlo en términos criollos, “errar el vizcachazo”, y “erramos el vizcachazo” cuando ponemos nuestro pensamiento, nuestro deseo y nuestros anhelos “alli donde el polvo y el orín” habrán de corroerlos, es decir, en todo otro lugar que no sea la percepción constante y permanente de nuestra Verdadera Naturaleza en Cristo.
Ya hemos dicho lo que es el “infierno”: la falsa percepción de sentirse separado, aparte de Dios. No hay otro infierno más que ese verdadero infierno en el que viven en realidad los que se piensan “como siendo del mundo”.
Ser activos en el Bien
Una posición meramente nominal de cristiano, no sirve a ningún objetivo más que al del mundo.
Una actitud tibia, poco comprometida, farisaica, esto es, de cumplimiento formal de los rituales o costumbres exteriores, no tiene valor alguno más que en el mundo y para el mundo.
El cristianismo se expresa con Obra. Y no una obra circunscripta a los domingos o a los sábados o a los días de “fiesta”, sino a una obra de las veinticuatro horas del día los 365 días del año.
El cristiano genuino es Proactivo, afronta las dificultades propias y las de su prójimo con una mirada alerta que no se confunde con las apariencias materiales. No le escapa “al bulto”, no mira para otro lado ni hace oído sordo a la necesidad de su prójimo. Se hace cargo, siguiendo el ejemplo de El que se hizo cargo sin tener ninguna necesidad u obligación personal de hacerlo, sino por el Amor que surge de la Percepción de la Unidad entre “mi prójimo y yo”.
El cristiano genuino no ve entre él y su prójimo diferencia alguna más que en términos meramente formales. Esto es lo que subyace –en términos bien humanos y concretos- en la lapidaria frase de un gran padre del desierto cuando dijo “si tú tienes dos pares de zapatos y tu vecino está descalzo, tú eres un ladrón”
La Renuncia es la marca definitiva del genuino Cristiano
La Renuncia del Cristiano no es un acto triste, ni pesaroso, ni esforzado. A lo que verdaderamente Renuncia el Cristiano es a la “mirada del mundo”, renuncia a ver al otro como ajeno y distante, y a verse a sí mismo como separado de Dios.
La Renuncia es, por tanto, un acto Jubiloso, un acto liberador, que aporta genuina Libertad al que la aplica así como al que entra en Presencia con él. Porque la Presencia es la más “contagiosa” de las Libertades (única libertad genuina, en realidad)
Los actos, obras, gestos y gestas del Cristiano están pues signadas por una ausencia general de ánimo de provecho personal, salvo en las necesidades más simples y naturales de supervivencia.
No es que el Cristiano se manifieste como austero porque es un asceta sufriente, sino porque no le hace falta más. Porque no es un esclavo atado a las veleidades de los deseos descontrolados, se ha entrenado –y se entrena- en la justa saciedad, por lo que, en general, por muy “pobre” que parezca en términos mundanos casi siempre le sobra para repartir con su prójimo, y en lo que más abunda es en obras y palabras de confortamiento, aliento y apoyo para su prójimo, que, en definitiva, no es más que la extensión de su propio cuerpo.
La pregunta básica de los antiguos padres del desierto –cristianos primitivos y primigenios de la primeras épocas del cristianismo- era “¿Pos Soto?, alocución latina que significa literalmente ¿Cómo me salvo?
¿Y de qué aspiraban “salvarse” los padres del desierto? Básicamente, del Error Perceptivo Fundacional, que no es otro que confundir la Naturaleza de lo que Somos.
Creer que somos lo que en realidad no somos ni nunca fuimos. A saber, hijos de sangre y carne, “fulano de tal”, “pariente de”, “hijo de fulano y sutana”, etc. etc.
Nunca fuimos tales, y la única Salvación definitiva y Total, radica en reconocer lo que verdaderamente
Somos:
Hijos de Dios a Imagen y Semejanza.
Y solamente de esta Percepción surgen la verdadera Felicidad, y con ella todos los “milagros”.
Porque los falsos profetas que han establecido la Falsa Iglesia con todas sus asimismo Falsas ramificaciones, han pretendido desapoderar a los fieles, viéndolos como “pobres en inermes pecadores”, incapaces de nada más que arrastrarse por el fango de las impudicias y maldades.
Todos estos, que están “viendo” y aún más, deseando imponer la imagen falsa del Hombre son aquellos acerca de los cuales Jesucristo se refirió cuando dijo:
“Porque vosotros sois de vuestro padre el Diablo” Juan 8:44
Estos son los mismos que niegan que los “milagros” puedan aparecer en esta época y a través de los Cristianos de hoy.
¿Cómo explican entonces esta frase de Jesucristo?:
“En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores que éstas hará… “ Juan 14:12
Por tanto, nuestra Naturaleza original y Verdadera, no es de la de pecadores, caídos o perdidos, sino la misma y única Naturaleza de Cristo y en Cristo. Quienquiera niegue esto o pretenda tergiversarlo de cualquier manera, peca contra el Espíritu Santo.
Lo que se exige de nosotros nos ni poco ni mucho, sino la Justa Medida de lo que Verdaderamente Somos.
En las Escrituras hay Grandes Misterios que han pasado desapercibidos para quienes han intentado interpretarlos desde su No-Realización Interior. Y como ciegos que pretenden guiar a otros ciegos han desencaminado al conjunto de los aspirantes a la Fidelidad. Han malinterpretado las escrituras y no han comprendido nada. Y el resultado está a la vista: Grande Confusión.
Lo que viene a continuación es la respuesta de la Vida Contemplativa, de la Vida enteramente dedicada a la Contemplación. Quien escribe recibe de Gracia y entrega de Gracia.
Hay Dos grandes Pilares que son el sostén del Edificio de la Realización Interior:
Intencionalidad y Gracia.
Gracia es el Amor Divino en permanente Acción.
Intencionalidad es la Disposición de la Consciencia a permitir que la Gracia se manifieste.
El Génesis relata dos creaciones, la de Adán y Eva y la de los Hijos de Dios.
Adán y Eva son del Mundo.
Los Hijos de Dios son del Cristo, esto es, del Reino de los Cielos.
El Reino de los Cielos no es del mundo y el mundo no tiene parte en el Reino de los Cielos.
El Reino de los Cielos es el Reino del Cristo. Y es menester comprender que, a todos los fines prácticos, Cristo representa la Actividad de la Verdad en la Consciencia.
Jesús plantea claramente, “Conocereis la Verdad y la Verdad os hará libres”.
No dice: “la verdad os hará libres”, sino que primero hay que Conocerla, y quien la conoce, esto es, quien Lo Conoce, es Libre. ¿Libre de qué? Libre de las cadenas del mundo, libre del “estado-mundo”, de la “percepción-mundo”, esto es , de la “conciencia adámica”.
Libre de las Tinieblas del 2do. Génesis, en que el Demiurgo y sus hijos pusieron el Velo de la miseria y la ignorancia sobre el hombre, la falsa percepción, la mirada Falsa.
Con claridad meridiana se dice: “El Reino de los Cielos está en Vosotros”. Y en vano lo buscareis fuera de Vosotros, pues fuera de vosotros sólo hallareis el mundo, y “mundo” y “Enemigo” son sinónimos.
Ojos para quien quiera Ver: he aquí al Maligno con su reino.
El reino del mundo.
El reino del tiempo.
El Cristo no fue ni es ni tuvo ni tiene ni puede tener nada que ver con el mundo.
El Es el Reino de los Cielos, que no transcurre en el tiempo.
La Realización del Cristo en la consciencia implica el “fin de los tiempos”, el Advenimiento del Reino, que es la Eternidad del Ahora en la Consciencia.
La Actividad de la Verdad en la Consciencia, que es Amor y Paz, Amor y Paz que el mundo no conoce ni puede conocer. Amor y Paz que no “son dados” como el mundo los da, que no son del mundo ni para el mundo sino sólo para los Hijos de Dios. Criaturas del Génesis Primero. El Génesis de la verdad, y no el segundo génesis del Error, de la “niebla que flotaba sobre las aguas”. De la mentira del mundo que fluye del tiempo, padre de mentiras y enemigo del Cristo.
"Vosotros sois la luz del mundo.” Mat 5:14
Por tanto, no aceptéis nada menos de lo que sois.
Somos Hijos de la Luz y la única Luz del mundo que es Tinieblas.
Aquellos que hablan de infierno y de pecado llenando de temor la mente y el corazón de sus fieles, hablan desde el Error, desde su no-percepción escritural. Desde la minúscula percepción literal de la No-Realización.
Quien ha Realizado sólo contempla Amor y Unidad por todas partes.
Y la más Profunda Paz. Una Paz que le mundo no conoce ni puede conocer, porque no es de este mundo, sino del Reino de los Cielos, que Está en Nosotros cuando dejamos de ejercer resistencia a la Verdad –que es el Cristo- e instantáneamente somos liberados de la falsa percepción, de la ignorancia del “estado de conciencia-mundo”.
La Verdad nos libera de la falsa percepción, de la falsa mirada.
He aquí la Buena Nueva, nunca hemos estado encadenados puesto que nuestra Genuina Naturaleza es de Libertad en Cristo. Nunca hemos nacido en el mundo. Esto es lo que el “Maligno”, cuyo reino es el tiempo, nos ha hecho creer.
“Ellos son del mundo; por eso hablan de parte del mundo, y el mundo los oye.” 1Jn 4:5
Todas estas cosas que digo, no son para el Adán y la Eva, los hijos de la oscuridad, las criaturas del mundo. Porque como dijo Pablo, “para el hombre natural, las cosas del espíritu son locura”.
Porque el hombre “natural” (la criatura enceguecida por la Tiniebla del Tiempo) vive en un estado de locura, que no es otra cosa el vivir en la consciencia del mundo, en la consciencia del tiempo.
Para confirmar lo que digo basta ver el desorden, la podredumbre y la degradación que reinan en todas partes.
Eso es el mundo.
Esa es la obra del Demiurgo.
“El mundo es un pozo negro” Sri Ramakrishna
Hay que comprender con claridad meridiana cual es la situación de la Época (que no es más que la condensación colectiva de un particular estado de consciencia)
Comprender sin lugar a dudas con qué estamos lidiando verdaderamente, y no confundir la naturaleza del Enemigo creyendo que estamos luchando con hombres o con hijos de hombres ni con las obras de los hombres:
"Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales. Eph 6:12
Por lo que todo momento debemos “cubrirnos con la armadura de Dios”, que no es más que la Consciencia de Cristo en Cristo, nuestra Naturaleza Original.Y que se manifiesta a través de la Percepción Real que proviene de la Mirada Original de nuestra Presencia en Cristo y de Cristo.
En la seguridad de las palabras del Maestro:
"No temas, rebaño pequeño, porque vuestro Padre ha decidido daros el reino." Luc 12:32
Y en el convencimiento de nuestra Unidad total y eterna con lo Real:
“Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro”. Rom 8:38
Que Así sea y así Es.
En Walden-Patmos, a los siete días del mes de abril del 2011 del falso calendario.
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