9.11.14

Alejandro Jodorowsky ha realizado- a los 85 años según su cronología en el mundo-una película deslumbrante, donde observamos la secuencia de la Percepción, del Color, de la profundidad y la simplicidad, de alguien que ha tomado contacto continuo y creciente con el elusivo núcleo de la consciencia. Para plasmar esto hay que haber pagado el precio, y no hay dudas de que el Mago Alejandro ha escanciado las amargas copas del camino de la sabiduría a lo largo de un peregrinaje luminoso que, como inevitablemente debe ocurrir, obligó primero a trasponer las puertas del infierno-propio y colectivo.

Mucho se ha dicho y escrito sobre su obra y su persona, sólo puedo decir que, siendo un tipo que ha vivido lo suficiente en los caminos que Jodorowsky transita, no se moviliza ya con facilidad frente a la mayoría de lo que ve. Jodorowsky cada día es un Amigo más cercano para mí.

Llegué al Inefable "Jodo" bastante tarde, y todo gracias a mi Compañera,la también Inefable Mariana, a la que observaba devorar sus obras con una fruición que finalmente me movió a bucear a mí también, en la Obra-Vida de este hermoso Ejemplar Humano.

En su película “La Danza de la Realidad”, Jodorowsky realiza un homenaje a Sí mismo a través de sus ancestros, mostrándonos su universal monstruosidad y también reivindicando su Presencia como parte indeleble de su propia vida.
La Atención de Jodorowsky no pasa desapercibida para la audiencia asimismo atenta, que inmediatamente percibe que la Sabiduría de Jodo fluye natural y sin estridencias, como cuando el Pastor hace dar a su congregación 26 saltos, que es el Número Kabalístico del Nombre Sagrado “Iod- He- Vav -He”

Es una película que hay que ver, pero está recomendada únicamente para gente que esté Viva.
No sé si la Academia Chilena del Cine se atreva la ubicarla junto a las candidatas al Oscar para enviarla como Film Extranjero a la gran Babilonia de Hollywood. El mayor beneficio que veo en esta decisión, es que la película alcanzaría un público mayor, para provecho de ellos.

Es una obra llena de magia y de compasión, donde no se obvian las penurias sufridas por el pueblo Chileno de las que Jodorowsky – a pesar de la distancia fìsica-nunca estuvo ajeno.

A veces la existencia puede llegar a abrumarnos, pero ver a Jodorowsky no “comprando” el cuento neurogenética y culturalmente programado de la supuesta decrepitud que debería acompañarlo a sus aparentes 85 años, nos reivindica con la Vida y nos estimula a continuar avanzando hacia Arriba y hacia Adentro.

Jodorowsky y su obra representan para mí el Triunfo de la Consciencia. Lo que significa por definición el Triunfo del Amor, de la Lucidez y de la Autenticidad. Y también de la Aceptación, pero no de aceptación derrotista y de renuncia de algunos caminos orientales, sino de la Plena Tradición del Esoterismo y la Espiritualidad de Occidente, la Aceptación Heroica que Abraza a la Existencia con su Luz y su Sombra y que paga a consciencia el precio de la Vida sin ocultarse en la soledad de la cueva ni destruyendo la sensibilidad del sistema nervioso mediante prácticas “ataráxicas” que llevan a estados de anulación sensorial que pretenden algunas veces hacerse pasar por genuina “Paz” o “Iluminación”

Salud, y Gracias! Querido Alejandro!
Salud para todas las vidas y todas Muertes!
 

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