14.4.11

N: En diversas ocasiones has planteado que “no hay salida”, y hoy, sin embargo has planteado “la única salida”…

M: Desgraciadamente, ha sido una frase más bien retórica, en realidad debía decir “la única salida sería o hubiera sido”...

N: “Hubiera sido…” qué?

M: Vivimos atormentados por la obsesión del “hacer”, soy de los que piensan que más que homo sapiens-demens -al decir de Morin- somos Homo Faber-demens… Impera aún en la consciencia colectiva el mito de eterno progreso, que a estas alturas resulta sencillamente insostenible para el planeta. Vivimos enloquecidos por la manía del "trabajar", del "construir", del "acumular", del "modificar", del "ampliar"...La locura de sumar o de completar o de agregar a lo que en realidad no le hace falta ningún agregado....

N: ¿Cuál sería la eventual “salida”?

M: Se trata de un problema de educación, y fundamentalmente, de auto-educación, que es algo que no existe más que en un estado de desarrollo larval. Ya no queda tiempo, y aún la disposición resulta insuficiente. Se ha rechazado el consejo de los Sabios, y ello devendrá en la autoinmolación de la humanidad.

N: ¿Cuáles consejos, específicamente?

M: Cuando el Buda expone sus cuatro nobles verdades., incluye la causa de la enfermedad, que es el deseo. Y en el Gita el Señor Krishna le explica a su amado discípulo Arjuna, que “el deseo engendra ira”. Sin embargo, toda nuestra cultura –y ni que hablar de este capitalismo consumista extremo- no hace más que incentivar el deseo hasta niveles inverosímiles. Cuando en realidad esa búsqueda y acumulación de objetos exteriores no hace más que profundizar el Hambre y la desesperación.

N: ¿Por dónde pasa el tema de la educación en este sentido?

M: Pasa por dar el ejemplo de la Contemplación, del que deviene naturalmente el Auto-contentamiento. Porque la felicidad no proviene de ningún lugar externo a la consciencia, ni depende para nada de objetos exteriores a la consciencia misma. Pero los maestros y educadores no pueden transmitir algo que ellos no conocen ni viven, y más aún, acerca de lo que no tienen mayormente la más mínima idea. Los padres y educadores viven en un estado de ignorancia y de desesperación más o menos intensa, o más o menos larvada, y es eso lo que transmiten a sus educandos. Porque más que cualquier otra cosa, los niños perciben y reciben el “estado de ser” de los adultos, no lo que los adultos dicen o pretenden.

N: Te he escuchado referirte a la Nueva Era con términos muy severos, tiene alguna repercusión en esto?

M: La llamada “nueva era” todavía no es más que un “nuevo embuste”, con las excepciones que afortunadamente existen. Para que haya una “nueva era” tiene que surgir de un “hombre nuevo”, que en realidad es el hombre más antiguo, por cuanto es el Hombre Original, sin agregados a su consciencia. El Hombre Original es naturalmente pacífico, naturalmente satisfecho, naturalmente altruista. Se sacia con lo suficiente y vive en ese Estado de Gracia Original que recuerdan las escrituras de todos los tiempos. Pero no es algo que haya que alcanzar con grandes esfuerzos, porque está siempre Ahi, “debajo” de toda la porquería acumulada por la intensidad del deseo y de sus absurdas construcciones sucesivas. Sólo se trata de cesar de acumular basura, de cesar de poner obstáculos a la manifestación de lo que Es.

N: ¿En qué sentido ves que el movimiento de la “Nueva Era” pueda interferir con ese proceso de Reencuentro con lo Original?

M: Una buena parte de las doctrinas de la Nueva Era (NO TODAS) apunta a la insatisfacción crónica de la humanidad con eslóganes que promueven la ridícula idea de que “uno puede y debe conseguir todo lo que desea”, lo que no sólo es evidentemente falso, sino que además echa aún más combustible al ya de por sí difícil de contener “incendio de las pasiones” u “hoguera de los deseos”. Lo que se consigue con esto es producir más desorden y desconcierto.

N: ¿A qué atribuyes esta tendencia de apuntar a ese tema de “tú puedes conseguirlo todo”?

M: Considero que responde a una múltiple intencionalidad. Por de pronto es una “promesa” que resulta atractiva para la mayoría de la gente, porque ¿quién no tiene algún deseo o expectativa insatisfecha? Además, apela a la estupidez de la cultura occidental en particular, donde el judeo-cristianismo ha hecho estragos en materia de la autoestima de la gente (con toda esa historia de horror de que “nacimos en pecado” que “somos pecadores” que “por mi culpa, por mi grandísima culpa” y toda esa sarta de maldades irracionales) Por otra parte, no deja de ser una consigna funcional al consumismo globalizado, incentiva los deseos y siempre alguien se favorecerá! Y si estamos diciendo que, cuanto más deseo, más sufrimiento, bueno…Que aquellos que sospechen, como yo, que el sufrimiento de la humanidad depende no sólo de sí misma, sino fundamentalmente de esas fuerzas de las que hablaba San Pablo en Efesios 6:12, saquen sus propias conclusiones.

N: Tú has dicho que no hay tiempo ni disposición, te ruego amplíes esto, por favor.

M: Para producir el cambio necesario sería indispensable que la mayoría de la humanidad tomara consciencia de la situación. Pero la mayoría de la gente no hace más que vivir de acuerdo con los lineamientos y las compulsiones automáticas con las que son programados desde la cuna. Los niños, desde su más tierna edad, deberían ser guiados hacia el disfrute contemplativo, para el que, por otra parte, están perfectamente predispuestos en general. Pero en contacto con sus padres, maestros y el resto de los dementes más o menos rabiosos en manos de los que suelen estar los criaturas, no hay mucha esperanza de que esta tendencia pueda ser desarrollada.

Hemos llegado a un punto en la historia humana, en que esta “Actitud Contemplativa” se ha hecho indispensable, no sólo para alcanzar la verdadera felicidad y la genuina paz, sino para evitar acabar en un holocausto globalizado. Si la mayoría de la humanidad consumiera al ritmo al que lo hacen las clases medias acomodadas del llamado “mundo desarrollado” harían falta varios planetas para poder satisfacer todo ese gasto!

La humanidad entera necesita un baño de austeridad auto-sustentada, es decir, volitivamente alcanzada, y esto sólo puede lograrse a través del despertar al verdadero núcleo de la Consciencia, desde donde se necesita muy poco en términos materiales para estar en paz.

Pero, ¿Cuántos y quiénes están dispuestos a este Despertar?

La gente ha sido engañada desde el principio con la absurda idea de que se necesitan tales y tales cosas para ser felices, para “estar realizados” y todas esas tonterías. En realidad, es muy poco lo que se necesita y si la humanidad tomara consciencia masivamente de ese hecho, sobraría de todo para toda la humanidad en todas partes! Y no sólo eso, además el fruto del Despertar se manifiesta en el placer de compartir, en el inegoismo, en la generosidad. O se puede ver incluso desde el otro lado, al tomar conciencia de la Unidad total de todo lo que existe, y tomar por tanto consciencia de que el supuesto yo y el supuesto otro no son más que Uno solo, me vuelvo completamente Egoísta pero en un sentido que abarca a toda la humanidad y a todas las cosas. Ese es el Secreto de los Santos.

El conteo final ya ha comenzado.

Ya sabes que no soy optimista en el sentido en que la gente esperaría de uno que lo fuera.

Pero sí soy muy optimista con respecto al planeta y al resto de las maravillosas especies que la pueblan. Porque de una u otra manera –sea que el hombre Despierte o continúe dormido- se liberarán del flagelo de ese Virus inconcebible que cayó sobre todas ellas cuando apareció-o mejor dicho, HICIERON APARECER A- la especie humana.

 

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