25.1.11


Julius Evola no podía ser fascista ni nacionalsocialista, su posición irreductible como esoterista tradicional lo apartaba de ambos movimientos por razones completamente lógicas y comprensibles. Ninguno de los dos citados movimientos interpretaba negativamente a la Revolución Francesa, lo que para un esoterista tradicional resulta algo simplemente impensable. El descalabro del 14 de Julio representa el momento más negro en la cronología reciente de la Tradición.

El populismo del fascismo de su país le resultaba superficial y coyuntural, a pesar de todos los comentarios al respecto, jamás adhirió a él plenamente. Se limitó a observarlo desde una altiva perspectiva, sin oponerse, pero tampoco mostrando una simpatía que fuera más allá de una aceptación condescendiente.

En cuanto al Nacionalsocialismo, como no podía ser de otra manera, le resultaba repugnante la adhesión del mismo a la superioridad meramente racial, por cuanto Evola consideraba que la superioridad era esencialmente Espiritual, no física. Acerca de este tema Evola fue siempre tajante. Jamás aceptó el concepto de superioridad racial desde la posición nacionalsocialista.

No puede sorprendernos, por lo tanto, que tanto fascistas como nacionalsocialistas no hayan considerado jamás a Evola como parte de sus filas. Evola jamás perteneció a dichos movimientos, permaneciendo siempre como un Esoterista Integral y Tradicional.

 

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