Su pequeñez humana fue impulsada por ideas enormes.
Su vida fue el servicio sin ánimo de provecho o recompensa.
No esperaba la vida futura ni temía la disolución final.
Su muerte fue también una entrega autoconsciente,
su último canto de homenaje a la belleza infinita.
Publicado por primera vez en mi novela "Y Juramos con gloria morir"
12.4.09
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