Muero porque he Nacido,
Muero porque Vivo,
porque he vivido.
Y para tan dulce Muerte
sólo he sido concebido.
Muero así, de tal suerte
que es más Vida mi vida
con mi Muerte.
Y percibo:
cálido rumor de Raíces
subiendo lentamente.
Y desde mi Raíz asciendo
hasta mi Muerte.
Y veo:
la flor absurda de mi vida
y otra Rosa floreciendo.
Y es mi Muerte
un Nuevo Nacimiento.
Sin carne ya
ni huesos
adónde aferrarme,
caigo gloriosamente
para no levantarme jamás.
He Muerto, Dios Mío,
por fin ha Muerto
el insaciable Enemigo!
Manuel Monasterio en "La otra orilla"
10.11.07
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1 comments:
Me ha gustado mucho éstos versos.
Admiro tu manera exquisita de comprender la vida.
Una manera clara, sencilla y sin sentimentalismo.
Una manera que permite escribir sin lamentos ni rodeos, sobre algo tan inevitable como la muerte.
Te mando un gran abrazo Manu kerido!
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