17.11.07

Carta Abierta a la Ciudadana Indispensable


Las heridas están a la vista: colgajos de un corazón Abierto y de un cerebro que se resiste al ensueño general. Y los tendones palpitantes.

Los mercenarios de la democracia paupérrima y desnutrida que medra por estas lamentables latitudes, la acusan ahora “de estar resentida”. ¿Sabrán, realmente, lo que dicen?
Resentirse “es tener sentimiento, enojo o pena por algo”, y vaya si tiene usted motivos de sobra para ello!
Mucha pena ha de sentir quien conozca un par de pequeñas verdades más allá de las pedestres apetencias de unos cuantos pobres hombres –cuya pobreza se acrecienta a ritmo equivalente al de sus cuentas bancarias, alimentadas vaya a saber con qué prebendas usufructuadas a expensas de la ingente imbecilidad colectiva.

Yo, a diferencia de Usted, querida Elisa Carrió, no creo en este burdo conato siempre inconcluso de “democracia”. Y como no tengo votos a qué aspirar, puedo decir sin temor a represalias, que el pueblo se equivoca, se equivoca casi siempre, y lo hace de manera estentórea y llamativa. El pueblo se equivoca como el Titanic. Y a diferencia de lo que tantos vocean aquí y allá, considero además que el pueblo termina por recibir lo que se merece. Y a este pueblo todavía le falta un poco más de lo que se ha ganado. Y tenga usted por cierto que habrá de recibirlo menos tarde que temprano.

Los pueblos que se comportan como prostitutas aspiran inexorablemente a ser gobernados por proxenetas. Pueblos que, como rameras obsecuentes, están acostumbrados a besar la mano que los azota y a inclinarse servilmente ante el látigo que los flagela.Pretender que respondan como ciudadanos es desconocer la elemental naturaleza de las cosas.

Querida Elisa Carrió, desearía de todo corazón que su Presencia quebrara el ritual imperturbable que se viene cumpliendo desde siglos. Pero todos los antecedentes juegan en su contra, porque Argentina es un país que asesina a sus poetas y profetas.Primero los expone a la intemperie del cepo popular, o los deja morir en el silencio de una indiferencia que desafía las estadísticas. Y luego los deja secándose al sol, para que sirvan de ejemplo y escarmiento para las generaciones por venir.

Pero, parafraseando a Isaías, no seré yo, precisamente, quien pretenda “apagar el pábilo”.

Que siga encendido el suyo es mi esperanza y mi presagio. Y que el Buen Dios la acompañe en su camino hacia Damasco.

Manuel Gerardo Monasterio
Jardines de Prometeo
17 de Noviembre de 2007

16.11.07




“Para hablar claro, siempre he pensado que sería mejor que no existiera el universo. Ya que existe, que pudiera ser destruido (no en sus formaciones, sino en su energía) y que no renaciera jamás […] El amor lo reserva mi alma (sin que pueda evitarlo) para lo no real, para lo que no es de este mundo pero puede ser del intermundo (mundo de las visiones) […] Estoy hecho para rechazar la realidad. La realidad es el cadáver de la verdad (invisible, perfecta). Yo me incluyo en mis objetos de desprecio, en primer lugar.”


Extractado de los últimos diarios íntimos de Juan Eduardo Cirlot

10.11.07

Mirad si este escarabajo
andando por la arena
no es un semejante humano:
vive un solo día
caminando por el desierto
hacia ningún lado!


Y su huella:
dos patitas
en un sendero
casi instantáneo!



Manuel Monasterio en "La otra orilla"
Muero porque he Nacido,
Muero porque Vivo,
porque he vivido.
Y para tan dulce Muerte
sólo he sido concebido.


Muero así, de tal suerte
que es más Vida mi vida
con mi Muerte.


Y percibo:
cálido rumor de Raíces
subiendo lentamente.
Y desde mi Raíz asciendo
hasta mi Muerte.
Y veo:
la flor absurda de mi vida
y otra Rosa floreciendo.
Y es mi Muerte
un Nuevo Nacimiento.


Sin carne ya
ni huesos
adónde aferrarme,
caigo gloriosamente
para no levantarme jamás.


He Muerto, Dios Mío,
por fin ha Muerto
el insaciable Enemigo!




Manuel Monasterio en "La otra orilla"
He mirado con ojo innumerable
el cielo pavoroso y el agua sin fin
en la que flota la eternidad
de formas errantes con las que
se disfraza el Absoluto,
absolutamente innominable
pero nombrado en ellas,
tenebrosamente luminosamente
nombrado con una intensidad
que me hiere
sin consuelo.

Infinita Soledad.


Yo Soy el principio y el fin,
pero el Principio sin fin.
Nada sin Mí ha sido hecho,
y nada sin Ti, aunque lo ignores,
gozosamente quizás, o así al menos
lo quisiera para ti,
ya que no puedo para Mí.


Mi sangre es líquido tenaz
que alienta en todas partes,
y no puedo dejar de estar.
En esta fugacidad me ves
y sin embargo, Soy tan infinito
que mi finitud se desborda
ante la inexorable Presencia
que no ha de cesar.

Con manos sin término
acaricio sin tregua
el caos de todo lo creado.
Con lágrimas innumerables
riego la carne de todos los que han sido,
de todos los que habrán de venir.



Manuel Monasterio, 4/6/1995, de "Los Cantos de Prometeo"
Amor:
una flor
creciendo
entre las ruinas.






Manuel Monasterio en "La otra orilla"
Te estoy buscando, Amor.
Con agustia temporal
y con dolor sin tiempo.
Te busco, Amor Primero y Ultimo.
Y en Luz se va trocando el desconcierto.




Manuel Monasterio en "La otra orilla"
Rosa.
Belleza sin pausa.
Espina milagrosa.
Fragancia que no cesa,
que no se dispersa siquiera
ante la mano que la arranca.




Manuel Monasterio en "La otra orilla"
Estoy perdido, Benjamín,
tú estás loco
y me comprendes.
Fui certeramente herido
hace más de treinta años
cuando supe con asombro
que el pulgar se me oponía
en cada mano!



Manuel Monasterio en "Los Papeles de Alexis"
Nos aparecen tontos
los gansos cuando cantan.
A lo lejos suspira la metralla...!




Manuel Monasterio en "La otra orilla"
Los amantes.
Los amantes
como buitres
se alimentan
de los restos del Amor.


En ellos se resume
todo el mal de este planeta.


Los amantes.
Los amantes
como hienas
se sustentan
con las ruinas del Amor.


Funebreros de la Vida,
obstinados en llenar sus ataúdes
asesinan con porfía
día a día cada flor.


Codiciosos.
Avarientos horrorosos
por brutal definición.


Los amantes.
Los amantes se acarician
con desgarro cotidiano
y acumulan mierdecillas
presuntuosas como nardos
y se ufanan en oler
sus promesas mentirosas,
sus hediondas y egoistas florecillas.


Los amantes.
Los amantes mienten siempre.
Se revuelcan en su salsa
de rosillas malolientes.
"Te quiero, amor, te quiero..."
Lo que quiere es encastrarte
en el cajón de su deseo.


Los amantes.
Los amantes son la cloaca.
infinito pozo ciego
en que se pudre burdamente
el Hombre que no somos,
el Hombre que pudimos haber sido.



Manuel Monasterio en "Los Papeles de Alexis"
Oh Dios, qué alegría ilimitada me desborda!
Pero mi risa no alcanza a llegar
porque las lágrimas, un mar de lágrimas
me aplasta la risa y me empaña la mirada.


Lágrimas de una humanidad innumerable
que a pedazos cae sobre mi alma.


¿Dónde está la gloria del hombre?
¿Qué de sus logros, sus esfuerzos
y su ingenio maravilloso sino lágrimas!

En lágrimas se troca todo lo que toco.


¿Quién más puede llorar como nosotros?
¿Quién sino nosotros llora por toda la creación?
Que en silencioso éxtasis escucha
nuestra sinfonía de lágrimas!


Manuel Monasterio, 1995
¿No has visto en tus noches australes,
la siniestra sonrisa de la luna?




Manuel Monasterio en "La otra orilla"
Sólo espero la noche
para recostar mi espanto,
para dormir por fin
el continuo quebranto.

Sólo ansío la noche.
Cómo espero la noche
para calmar mi Sed!

Pero luego despierto,
pero siempre despierto
a este sueño en vigilia,
a mis ojos abiertos
a otra noche sin fin!


Manuel Monasterio, 22/8/1983, en "Los Papeles de Alexis"
Si la Gloria fuese de este mundo
sería festival de orinas,
carnaval de ruinas
y apoteosis de lo inmundo.


No puede ser la Gloria
ni pertenecer a este mundo.
No puede ser la Gloria,
será más bien algún infundio.


Esto no es sino la Noche,
aunque vayan a la luna
y se viaje en jet y en coche.

La Gloria no es de este mundo.
Tú lo enseñaste hace milenios,
con mensaje sereno y profundo!



Manuel Monasterio en "Los Papeles de Alexis"

9.11.07

Washington-Moscú
están más bajo tierra
que Mongolia
vista desde Perú.
¿Qué quereis que hagan con nosotros,
Latinoamérica, Latinomierda?
Más que comerse nuestros ojos,
podrir nuestro cerebro,
llenarnos de penumbra,
de miasmas tóxicos y negros.
Y matarnos como puedan.
Con muerte asquerosa,
con muerte negra,
con muerte viciosa.


Y tus hijos y mis hijas,
y los hijos e hijas
piojosos de mi tierra
son una cifra tan sólo
en la macabra estadística
que algún cabrón sin alma
de las United Nations clasifica.


Y seguirán jugando
a purgar como una tripa
su conciencia,
regalando alimentos
de vez en cuando
a los hambrientos de mi tierra.
Mientras fabrican más hambre,
mientras se nutren sin descanso
de mi pueblo y de su sangre.


Cantan aleluyas,
juntan dinero
y organizan festivales!
Y se dicen cristianos
porque después de devorar
como devoran los chacales
se arrepienten dando gritos
y cubriéndose la cara con las manos.


¿Qué quereis que hagan
por vosotros los fariseos?
¿Qué quereis que hagan,
Latinoamérica?




Manuel Monasterio, 1979, en "Y Juramos con Gloria Morir"
Hombre.

Hambre famélica
y danzante.

Tienes Sed
y tienes Hambre
y estás aullando siempre,
gimiendo eternamente,
pidiendo a dentelladas
no sé qué.

Hombre.

Hambre sin nada
que la calme.
Hambre y Sed
por las cuatro esquinas
de tu carne.

Hombre.
Hambre sin Fin.



Manuel Monasterio en "Los Papeles de Alexis"
Ha llegado la hora
de levantarse en Almas!
Ha llegado la hora
de declarar la Guerra,
Guerra Santa
sin piedad ni tregua.
Ha llegado la hora
de acabar con los mastines
que devoran nuestra tierra.
Ha llegado la hora.
No fue ayer ni será mañana,
es aqui y ahora.
Cada Mujer,
cada Niño,
cada Hombre
ha de ser un Clamor
apuntando al corazón
de los chacales de la tierra.
Y a cañonazos de Luz
derribaremos la tiniebla!


Manuel Monasterio en "Y Juramos con Gloria Morir"
Los amantes
se acarician
regocijados.

Ellos sólo ven
el capullo en flor.



Manuel Monasterio en "La otra orilla", 1981
Croa la rana,
muge la vaca
y ladran los perros.

Sólo yo pretendo
graznar como los cuervos.



Manuel Monasterio en "La otra orilla", 1981
Por no ser uno más
me convertí en uno menos.
Desaparecí
y estoy contento.
Aunque a veces duele
cuando recuerdo:
los párpados cerrados,
los genitales hambrientos
y avanzar hacia la muerte
con risueña prontitud.

No soy uno más.
Soy uno menos.
Me duele, a veces,
pero sólo cuando Duermo.


Manuel Monasterio en "Los Papeles de Alexis"
Apenas ayer
decíamos amarnos
y ya no más
decimos hoy.
Ayer no es
tan pasado
y sin embargo...

Hoy hemos encontrado
a quien mentirle
amores renovados,
tan viejos, sin embargo.

Y nos mentirán amor.
Y nos cantarán
la misma letanía
del ser acorralado
que vaga torpemente
por este resplandor.
Por este infundio irrelevante
que decimos existencia.
Y que se sirve
para sobrevivir
de la mentira
de pensarse enamorado,
y que oculta
su horror
tras una rosa,
tras otra vida
tan sola,
tan espantada
y clamorosa
como él.


Manuel Monasterio en "Los Papeles de Alexis"
Sonreímos
-ausentes-
y cantamos
-distantes
Sometidos al rito incierto
y sincopado del aliento.
Big-Bang en miniatura.
Pulmón artificial
al que sin preguntarnos
nos ha enchufado la agencia
de "bienestar" universal!


Manuel Monasterio en "Los Papeles de Alexis", 1983
Cuánta nube,
amor,
entre las almas!
Sangre rota,
carne vana,
linfa idiota
en la que nada
la vida-nada.
Cuánta mentira,
amor,
cuánta esperanza!


Manuel Monasterio en "Los Papeles De alexis", 1983
 

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