Segunda Entrevista a Sivainvi (pseudónimo/heterónimo de Manuel Gerardo Monasterio)
(Educación, Frenocracia y filicidio universal)
(Educación, Frenocracia y filicidio universal)
Entrevista realizada a Manuel Gerardo Monasterio por Nuria Climent Vilardebò
26 de Abril de 2005
(publicado en el extinto Foro Planetario)
P: Me gustaría que siguiéramos desarrollando los temas que habías comentado hace unos días. Concretamente, habías expresado, muy enfáticamente, que el proceso humano estaba agotado y que esto era irreversible...Me gustaría que te explayaras un poco más al respecto, ya que suena, a más de un tanto exagerado, más bien desesperanzador...
S: Quien desee esperanza, y esperanzarse o re-esperanzarse con respecto a las cosas de este mundo, puede bien dirigirse a cualquiera de las iglesias disponibles o a muchos de los conferencistas de la nueva era, quienes les darán una buena dosis de esperanza “instantánea” a cambio de entregar su dinero y/o su fe ciega. Quien habla nada tiene que ver con ese negocio, ni de explotar la fe o el bolsillo de la gente, o aún peor, vender ilusiones que al final resultan carísimas en términos de sufrimiento y más sufrimiento sin solución de continuidad. No soy hipnotizador profesional ni vendo soporíferos. Simplemente digo: tomamos como humanidad un rumbo equivocado-equivocadísimo- al abandonar nuestra percepción directa y natural de las cosas para entregarnos a la adoración ilimitada del intelecto, del desarrollo intelectual y de las pseudo-soluciones aportadas por el intelecto y por la mera educación intelectual teórica... Quien afirma esto, es precisamente un ejemplar extremo de esa versión distorsionada, falaz y perversa de percibir la realidad....
P: Suena duro hacia ti mismo... ¿o acaso es un artilugio dialéctico y persuasivo?
S: Es la dura realidad. ¿Qué otra cosa podría decirse de un desventurado que a los 11 años ya había leido Ser y Tiempo....
P: ¿Estás diciendo que tú leíste a Heidegger a los 11 años?
S: Sí, creo haberlo dicho claro.
P: Pero, ¿Entendiste algo de lo que leíste?
S: Ese no es el punto, no es el punto en absoluto. La cuestión es que un niño de esa edad haya estado lo suficientemente perturbado como para interesarse en semejantes cosas. Y esa es una perturbación colectiva, la de especular, divagar intelectualmente, y pretender luego aplicar los resultados de ese deporte absurdo a la resolución de todos los temas de la existencia. El desarrollo intelectual, la concreción de curriculums escolares y universitarios densos, prolongados, gigantescos, no sólo no ha hecho a la humanidad más feliz, ni más Inteligente, ni más sabia, ni más buena, sino que además ha complicado la convivencia de los hombres entres sí y de estos con el entorno planetario, de una manera horrorosa, por decirlo de alguna forma, ya que lo que ocurre desafía toda posible descripción.
P: ¿Tú dices que el intelecto en sí mismo y el desarrollo intelectual son negativos?
S: De ninguna manera. Digo que el intelecto es nada más que una herramienta, una mera herramienta que debe ser utilizada exclusivamente para los fines de la economía organísmica y convivencial en los que resulte de utilidad. Toda actividad intelectual –mentativa, por así decirlo- extrapolada de las necesidades inmediatas de la supervivencia y la construcción de herramientas para la supervivencia y un cierto mínimo bienestar indispensable, es perniciosa y produce enfermedades de toda índole.
P: Pero, como tú lo planteas, ¿qué quedaría de la civilización? Seríamos como salvajes...
S: (risas) Sí, sí claro, ya lo decía uno de los antiguos padres del desierto, San Atanasio, “No deberíamos haber salido de la caverna...!” Mira, como siempre, es necesario matizar, definir y aclarar los términos que estamos utilizando. Lo primero que percibo en lo que tú dices es que, para empezar, tú pones a la llamada “civilización” como una especie de cumbre de las posibilidades humanas, y utilizas el término de salvaje en relación con todo aquellos que es “pre-civilizatorio”. Debes entender que, quien habla, no parte en absoluto de ese preconcepto. Lo que llamamos “civilización” es sólo una de las tantas posibilidades a disposición del hombre, no es ni la única, ni muchísimo menos la mejor de las variables posibles. Entiéndase que estamos hablando de civilización tal y como se ha dado en la historia conocida, como un proceso de complejización creciente, donde la burocracia y la tecnificación compulsiva han procedido a enajenar la interioridad humana para ponerla al creciente servicio de esa estructura omnímoda y anónima.
P: Por favor, quisiera que volvamos al punto del desarrollo intelectual, y, en ese sentido, de la cultura...¿Qué hay de los logros creativos del arte, por ejemplo?
R: El problema –la tragedia- del desarrollo intelectual como fin en sí mismo, es que aumenta dramáticamente el sentido de separación, porque no hace más que estimular la personalidad, que no es más que esa percepción, ese falso constructo social que me hace creer a mí que yo soy un ente individual, separado de otros entes igualmente individuales, arrojados todos ellos a un universo también separado y extraño y ajeno a ellos. Y, para empezar, déjame decirte que en realidad no existe tal cosa como “el individuo”, desde el momento en que somos la suma presente y simultánea de una cantidad inconcebible de material genético y cósmico del que no tenemos la más mínima idea. Quiere decir que “yo”, soy multitud, jamás individuo. Para que haya llegado a verme como “individuo” –cosa inconcebible en el habitante de las llamadas culturas “primitivas” tengo que haber pasado por un intenso proceso de alambicamiento perceptual y manipulativo, algo en lo que han cooperado todos, el estado, la familia, la escuela...La cultura, por tanto, en este contexto, no es más que “cultura del yo”, de ese constructo, de esa irrealidad, de esa aberración que se fundamenta en percibirme a mí mismo como un ente separado del proceso cósmico instantáneo. Esta falacia es fuente y origen de la mayor parte de los sufrimientos y males que padece la humanidad, porque genera cada vez más y más miedo, y el miedo engendra a su vez más violencia, más patología, y más alambicamiento intelectual, más negación, más ocultamiento.
El arte no tiene porque ser considerado como una resultante de ese proceso intelectual negativo. Lo que el arte utiliza del intelecto son las herramientas técnicas inmediatas propias de cada especialidad artística, pero no tiene porque ser concebido como una actividad intelectual per se, es decir, como una actividad separada de un movimiento global de todo el organismo. Lo que enferma es la percepción fragmentaria, el no estar involucrado totalmente en cada cosa que uno está haciendo, y eso es precisamente lo que nuestra cultura ayuda y propende a desarrollar, la fragmentación, la desintegración de esos procesos que son en realidad totales, unitarios. Y esto se produce porque el intelecto es una herramienta muy precaria, muy limitada, muy específica, que no está preparada en absoluto para percibir la totalidad, sino para trabajar con específicos y sólo para fines puntuales. Cuando se pretende llevar al intelecto a confrontar todos los temas que escapan por definición a su condición y a sus posibilidades, se produce el más tremendo de los desastres, que en nuestros tiempos se llama, precisamente, “civilización”....
P: Por momentos pareciera, y perdóname si no te he interpretado bien, como si tú alentaras una postura vitalista, ultra-biologista, casi diría, anti-espiritual...
S: (risas) No tengas la menor duda al respecto! No me canso de repetir que el cuerpo es muchísimo más espiritual que la mente! Me causa muchísima gracia cuando la gente considera que hay que dedicarse "a la vida espiritual” en contraste con una supuesta "vida material". Esa pretendida dicotomía es otro constructo de la percepción fragmentaria, que supone que hay una “vida material” y una “vida espiritual”, y cuando la gente insiste con esta propuesta tan ridícula me veo obligado a decirle que me muestre su vida espiritual...A ver, ¿Dónde la tienen? ¿Te das cuenta de lo que quiero decir? Hay que estar muy loco para llegar a concebir estas categorías, y luego además percibirlas como dilemáticas... En realidad somos una totalidad organísmica inmediata, participando aquí-ahora de todo el proceso cósmico global, no hay vida espiritual ni material, ni actividades separadas, sino una totalidad operando simultáneamente a nivel universal. Es en ese sentido que nacimiento y muerte carecen en absoluto de significación, porque esas son también categorías resultantes de la percepción fragmentada, de una identificación, que, como todas las identificaciones, es falaz por definición. Porque no hay forma de definir lo que es, ni necesidad alguna de hacerlo...salvo que se trate del intelecto, que querrá definirlo, porque el intelecto aborrece el vacío, y el ser es Vacío, Vacío más allá de la imaginación. En ese sentido, Wittgenstein se ha comportado con mucha lucidez, negándose a discurrir acerca de aquello sobre lo que no hay nada que pueda decirse. Pero luego aparece esa manía del desarrollo de las ideas aplicadas a todas las cosas...Y tú ya conoces el resto.
P: ¿Qué papel juega la educación en todo esto?
S: Me imagino que te refieres a la educación organizada, verdad?
P: Efectivamente
S: Es uno de los instrumentos fundamentales para la perpetuación de la falacia universal. ¿Qué tiene que ver el bienestar, la genuina salud física y mental de los niños con semejante monstruosidad? A los niños, esencialmente, no les interesa la escuela. Algunos se acostumbran un poco más ella por la culpa natural que sienten en relación con sus padres, y la necesidad de complacer a estos. Creo que es Watslawik quien comenta la situación en que el niño no sólo debe comer una sopa, que no le gusta, sino que debe además disfrutar haciéndolo. Asimismo, aquellos niños que demuestran un natural fastidio por la escuela y sus ridículas actividades comienzan a acarrear el peso de ser “problemáticos”, "diferentes", y caen muchas veces en manos –deberíamos decir “garras”?- de la psicología infantil, que intentará hacer con ellos lo que en general ha intentado toda psicología –tanto en el mundo capitalista como marxista- adaptar al niño para que “disfrute” con algo que en realidad y genuinamente le resulta repulsivo y para re-modelarlo a la medida de las necesidades artificiales y anti-organísmicas que todos los estados se dedican a perpetuar. Aquí podríamos agregar el caso de muchos niños rotulados como “hiperquinéticos” o “portadores” de un “síndrome de deficiencia atencional”....
P: ¿Qué ocurre con estos niños?
S: Que son víctimas de ser rotulados con una enfermedad generada por un sistema de vida destructivo, que va desde la alimentación industrializada a la confinación obligatoria en esas cárceles infames de las que todos los estados se enorgullecen-como no podría ser de otra manera- y lo llaman –mofa macabra-“su sistema educativo”.
P: Explica un poco más el tema de la alimentación, por favor.
S: La alimentación cotidiana de la mayor parte de los niños de los centros medianamente urbanizados contiene una cantidad enorme de productos químicos –conservantes, mejoradores, saborizantes- capaces de producir una gran cantidad de trastornos que van desde el sistema nervioso, pasando por el disgestivo, el respiratorio y el inmunitario. Eso sin citar los vegetales cultivados en tierras empobrecidas por el uso continuo de fertilizantes químicos y rociados con diversos tipos de insecticidas muy tóxicos, y la ingesta de animales torturados, con el consiguiente aluvión hormonal provocado por todo ese sufrimiento indecible al que son sometidos desde que los crían hasta que los matan....Y luego me vienen a hablar de la civilización, y el hombre blanco considera al “nativo” americano un salvaje...¿Te das cuenta? este es un sistema tan enfermo, tan increíblemente enfermo que no hay lugar donde te poses en que no salga pus a borbotones...Esta es la única cultura donde la gente paga para ser envenenada...Sencillamente, no admite la más mínima mirada racional, y así vive el hombre contemporáneo
“civilizado, en un océano de irracionalidad y de estupidez que desafía a la imaginación.
P: Explica un poco más eso de las escuelas como “cárceles”, por favor
S: No hay nada en el organismo de un niño que encaje en una escuela tal y como están planteadas en la mayoría de los países del mundo. La neurofisiología infantil aborrece los condicionamientos a los que se ve sometidas. Eso sin contar la “formación” que se les imparte, la que intentará programarlos para producir el tipo de hombre o mujer que de ellos se espera para la continuidad de lo establecido, como es lógico, lo que incluye el encumbramiento de las actividades intelectuales improductivas aplicadas a la competencia y a la constante, violenta y frustrante comparación con los demás.
P: ¿Conoces alguna alternativa a ese sistema educativo?
S: Ha habido varios intentos, podemos citar la experiencia de Krishnamurti y, particularmente, la de Neill, a la que me referiré todo lo que pueda en el futuro dentro del Foro Planetario.
P: ¿Neill fue aquel director de escuela amigo de Wilhelm Reich, que dejaba que los niños estudiaran o no, según quisieran?
S: (risas) Sí, más o menos! Un pionero notable, muy notable. Un hombre portador de lo que llamo esa percepción organísmica, natural, unitaria. No me sorprende que haya sido considerado como una especie de degenerado por algunos de los académicos más encumbrados de su tiempo...Claro, los niños educados por Neill no estaban "preparados" para el llamado "mundo exterior" establecido... Y otra de las taras que tenemos que sacarnos de encima lo más rápido posible, es la búsqueda de la “eficiencia”, del “éxito”, porque no hay nada en la existencia humana REAL que encaje genuinamente dentro de esos parámetros absolutamente aleatorios y artificiales. ¿Qué es lo “correcto”? ¿Qué es lo “perfecto”? Es fundamental que nos liberemos lo antes posibles de estas categorizaciones falaces. Lo único que a un hombre “organísmicamente” plantado en la vida puede interesarle, es la mayor o menor empatía o ensamble que vivencie en relación con la totalidad. Ese fluir naturalmente con la totalidad es el único signo de salud que podemos determinar. Y si uno encaja en esa totalidad, poco importa la índole de los conocimientos o de la supuesta ignorancia que pueda acarrear consigo, aunque apenas supiera leer. ¿Cómo puede interesarse en lo que el "mundo" llame "éxito" o "fracaso"? El está ocupado en la vivencia "full-time" de ser increíblemente FELIZ... Pero es muy difícil, ridículamente difícil, hablar de estas cosas, porque la gente está tremendamente condicionada por el discurso del poder…
P: ¿A que te refieres, específicamente, cuando dices “discurso de poder”?
S: Me refiero, específicamente, a lo que es “posible” y lo que “no es posible” en un sistema dado, es decir, estoy utilizando la palabra poder, no en el sentido de “dominio” sino en su acepción de “lo posible”. Este discurso establecido es lo que determinará aquello que puede discutirse y acerca de lo que se puede disentir, y aquello que está absolutamente, pero entiéndase bien, ABSOLUTAMENTE fuera de ser siquiera sugerido como tema a ser puesto en tela de juicio. Y dos de los asuntos que mejor encajan en esta clasificación de “intocables” o “impensables” de ser negados o esencialmente cuestionados, son la llamada “educación escolar” y la llamada “salud pública”. No hace falta acotar que desde estos sectores se ejerce la más intensa actividad manipulatoria sobre la población. No por nada Iván Illich les dedicó a ambos tanta investigación.
P: ¿Qué papel juega la familia en todo este espectro de cosas?
S: Ah! la familia…Si estoy hablando de “filicidio universal”, más o menos te das una idea… Te propongo que lo charlemos en nuestra próxima entrevista. ¿Qué te parece?
P: Vale, gracias y hasta la próxima!
P: Me gustaría que siguiéramos desarrollando los temas que habías comentado hace unos días. Concretamente, habías expresado, muy enfáticamente, que el proceso humano estaba agotado y que esto era irreversible...Me gustaría que te explayaras un poco más al respecto, ya que suena, a más de un tanto exagerado, más bien desesperanzador...
S: Quien desee esperanza, y esperanzarse o re-esperanzarse con respecto a las cosas de este mundo, puede bien dirigirse a cualquiera de las iglesias disponibles o a muchos de los conferencistas de la nueva era, quienes les darán una buena dosis de esperanza “instantánea” a cambio de entregar su dinero y/o su fe ciega. Quien habla nada tiene que ver con ese negocio, ni de explotar la fe o el bolsillo de la gente, o aún peor, vender ilusiones que al final resultan carísimas en términos de sufrimiento y más sufrimiento sin solución de continuidad. No soy hipnotizador profesional ni vendo soporíferos. Simplemente digo: tomamos como humanidad un rumbo equivocado-equivocadísimo- al abandonar nuestra percepción directa y natural de las cosas para entregarnos a la adoración ilimitada del intelecto, del desarrollo intelectual y de las pseudo-soluciones aportadas por el intelecto y por la mera educación intelectual teórica... Quien afirma esto, es precisamente un ejemplar extremo de esa versión distorsionada, falaz y perversa de percibir la realidad....
P: Suena duro hacia ti mismo... ¿o acaso es un artilugio dialéctico y persuasivo?
S: Es la dura realidad. ¿Qué otra cosa podría decirse de un desventurado que a los 11 años ya había leido Ser y Tiempo....
P: ¿Estás diciendo que tú leíste a Heidegger a los 11 años?
S: Sí, creo haberlo dicho claro.
P: Pero, ¿Entendiste algo de lo que leíste?
S: Ese no es el punto, no es el punto en absoluto. La cuestión es que un niño de esa edad haya estado lo suficientemente perturbado como para interesarse en semejantes cosas. Y esa es una perturbación colectiva, la de especular, divagar intelectualmente, y pretender luego aplicar los resultados de ese deporte absurdo a la resolución de todos los temas de la existencia. El desarrollo intelectual, la concreción de curriculums escolares y universitarios densos, prolongados, gigantescos, no sólo no ha hecho a la humanidad más feliz, ni más Inteligente, ni más sabia, ni más buena, sino que además ha complicado la convivencia de los hombres entres sí y de estos con el entorno planetario, de una manera horrorosa, por decirlo de alguna forma, ya que lo que ocurre desafía toda posible descripción.
P: ¿Tú dices que el intelecto en sí mismo y el desarrollo intelectual son negativos?
S: De ninguna manera. Digo que el intelecto es nada más que una herramienta, una mera herramienta que debe ser utilizada exclusivamente para los fines de la economía organísmica y convivencial en los que resulte de utilidad. Toda actividad intelectual –mentativa, por así decirlo- extrapolada de las necesidades inmediatas de la supervivencia y la construcción de herramientas para la supervivencia y un cierto mínimo bienestar indispensable, es perniciosa y produce enfermedades de toda índole.
P: Pero, como tú lo planteas, ¿qué quedaría de la civilización? Seríamos como salvajes...
S: (risas) Sí, sí claro, ya lo decía uno de los antiguos padres del desierto, San Atanasio, “No deberíamos haber salido de la caverna...!” Mira, como siempre, es necesario matizar, definir y aclarar los términos que estamos utilizando. Lo primero que percibo en lo que tú dices es que, para empezar, tú pones a la llamada “civilización” como una especie de cumbre de las posibilidades humanas, y utilizas el término de salvaje en relación con todo aquellos que es “pre-civilizatorio”. Debes entender que, quien habla, no parte en absoluto de ese preconcepto. Lo que llamamos “civilización” es sólo una de las tantas posibilidades a disposición del hombre, no es ni la única, ni muchísimo menos la mejor de las variables posibles. Entiéndase que estamos hablando de civilización tal y como se ha dado en la historia conocida, como un proceso de complejización creciente, donde la burocracia y la tecnificación compulsiva han procedido a enajenar la interioridad humana para ponerla al creciente servicio de esa estructura omnímoda y anónima.
P: Por favor, quisiera que volvamos al punto del desarrollo intelectual, y, en ese sentido, de la cultura...¿Qué hay de los logros creativos del arte, por ejemplo?
R: El problema –la tragedia- del desarrollo intelectual como fin en sí mismo, es que aumenta dramáticamente el sentido de separación, porque no hace más que estimular la personalidad, que no es más que esa percepción, ese falso constructo social que me hace creer a mí que yo soy un ente individual, separado de otros entes igualmente individuales, arrojados todos ellos a un universo también separado y extraño y ajeno a ellos. Y, para empezar, déjame decirte que en realidad no existe tal cosa como “el individuo”, desde el momento en que somos la suma presente y simultánea de una cantidad inconcebible de material genético y cósmico del que no tenemos la más mínima idea. Quiere decir que “yo”, soy multitud, jamás individuo. Para que haya llegado a verme como “individuo” –cosa inconcebible en el habitante de las llamadas culturas “primitivas” tengo que haber pasado por un intenso proceso de alambicamiento perceptual y manipulativo, algo en lo que han cooperado todos, el estado, la familia, la escuela...La cultura, por tanto, en este contexto, no es más que “cultura del yo”, de ese constructo, de esa irrealidad, de esa aberración que se fundamenta en percibirme a mí mismo como un ente separado del proceso cósmico instantáneo. Esta falacia es fuente y origen de la mayor parte de los sufrimientos y males que padece la humanidad, porque genera cada vez más y más miedo, y el miedo engendra a su vez más violencia, más patología, y más alambicamiento intelectual, más negación, más ocultamiento.
El arte no tiene porque ser considerado como una resultante de ese proceso intelectual negativo. Lo que el arte utiliza del intelecto son las herramientas técnicas inmediatas propias de cada especialidad artística, pero no tiene porque ser concebido como una actividad intelectual per se, es decir, como una actividad separada de un movimiento global de todo el organismo. Lo que enferma es la percepción fragmentaria, el no estar involucrado totalmente en cada cosa que uno está haciendo, y eso es precisamente lo que nuestra cultura ayuda y propende a desarrollar, la fragmentación, la desintegración de esos procesos que son en realidad totales, unitarios. Y esto se produce porque el intelecto es una herramienta muy precaria, muy limitada, muy específica, que no está preparada en absoluto para percibir la totalidad, sino para trabajar con específicos y sólo para fines puntuales. Cuando se pretende llevar al intelecto a confrontar todos los temas que escapan por definición a su condición y a sus posibilidades, se produce el más tremendo de los desastres, que en nuestros tiempos se llama, precisamente, “civilización”....
P: Por momentos pareciera, y perdóname si no te he interpretado bien, como si tú alentaras una postura vitalista, ultra-biologista, casi diría, anti-espiritual...
S: (risas) No tengas la menor duda al respecto! No me canso de repetir que el cuerpo es muchísimo más espiritual que la mente! Me causa muchísima gracia cuando la gente considera que hay que dedicarse "a la vida espiritual” en contraste con una supuesta "vida material". Esa pretendida dicotomía es otro constructo de la percepción fragmentaria, que supone que hay una “vida material” y una “vida espiritual”, y cuando la gente insiste con esta propuesta tan ridícula me veo obligado a decirle que me muestre su vida espiritual...A ver, ¿Dónde la tienen? ¿Te das cuenta de lo que quiero decir? Hay que estar muy loco para llegar a concebir estas categorías, y luego además percibirlas como dilemáticas... En realidad somos una totalidad organísmica inmediata, participando aquí-ahora de todo el proceso cósmico global, no hay vida espiritual ni material, ni actividades separadas, sino una totalidad operando simultáneamente a nivel universal. Es en ese sentido que nacimiento y muerte carecen en absoluto de significación, porque esas son también categorías resultantes de la percepción fragmentada, de una identificación, que, como todas las identificaciones, es falaz por definición. Porque no hay forma de definir lo que es, ni necesidad alguna de hacerlo...salvo que se trate del intelecto, que querrá definirlo, porque el intelecto aborrece el vacío, y el ser es Vacío, Vacío más allá de la imaginación. En ese sentido, Wittgenstein se ha comportado con mucha lucidez, negándose a discurrir acerca de aquello sobre lo que no hay nada que pueda decirse. Pero luego aparece esa manía del desarrollo de las ideas aplicadas a todas las cosas...Y tú ya conoces el resto.
P: ¿Qué papel juega la educación en todo esto?
S: Me imagino que te refieres a la educación organizada, verdad?
P: Efectivamente
S: Es uno de los instrumentos fundamentales para la perpetuación de la falacia universal. ¿Qué tiene que ver el bienestar, la genuina salud física y mental de los niños con semejante monstruosidad? A los niños, esencialmente, no les interesa la escuela. Algunos se acostumbran un poco más ella por la culpa natural que sienten en relación con sus padres, y la necesidad de complacer a estos. Creo que es Watslawik quien comenta la situación en que el niño no sólo debe comer una sopa, que no le gusta, sino que debe además disfrutar haciéndolo. Asimismo, aquellos niños que demuestran un natural fastidio por la escuela y sus ridículas actividades comienzan a acarrear el peso de ser “problemáticos”, "diferentes", y caen muchas veces en manos –deberíamos decir “garras”?- de la psicología infantil, que intentará hacer con ellos lo que en general ha intentado toda psicología –tanto en el mundo capitalista como marxista- adaptar al niño para que “disfrute” con algo que en realidad y genuinamente le resulta repulsivo y para re-modelarlo a la medida de las necesidades artificiales y anti-organísmicas que todos los estados se dedican a perpetuar. Aquí podríamos agregar el caso de muchos niños rotulados como “hiperquinéticos” o “portadores” de un “síndrome de deficiencia atencional”....
P: ¿Qué ocurre con estos niños?
S: Que son víctimas de ser rotulados con una enfermedad generada por un sistema de vida destructivo, que va desde la alimentación industrializada a la confinación obligatoria en esas cárceles infames de las que todos los estados se enorgullecen-como no podría ser de otra manera- y lo llaman –mofa macabra-“su sistema educativo”.
P: Explica un poco más el tema de la alimentación, por favor.
S: La alimentación cotidiana de la mayor parte de los niños de los centros medianamente urbanizados contiene una cantidad enorme de productos químicos –conservantes, mejoradores, saborizantes- capaces de producir una gran cantidad de trastornos que van desde el sistema nervioso, pasando por el disgestivo, el respiratorio y el inmunitario. Eso sin citar los vegetales cultivados en tierras empobrecidas por el uso continuo de fertilizantes químicos y rociados con diversos tipos de insecticidas muy tóxicos, y la ingesta de animales torturados, con el consiguiente aluvión hormonal provocado por todo ese sufrimiento indecible al que son sometidos desde que los crían hasta que los matan....Y luego me vienen a hablar de la civilización, y el hombre blanco considera al “nativo” americano un salvaje...¿Te das cuenta? este es un sistema tan enfermo, tan increíblemente enfermo que no hay lugar donde te poses en que no salga pus a borbotones...Esta es la única cultura donde la gente paga para ser envenenada...Sencillamente, no admite la más mínima mirada racional, y así vive el hombre contemporáneo
“civilizado, en un océano de irracionalidad y de estupidez que desafía a la imaginación.
P: Explica un poco más eso de las escuelas como “cárceles”, por favor
S: No hay nada en el organismo de un niño que encaje en una escuela tal y como están planteadas en la mayoría de los países del mundo. La neurofisiología infantil aborrece los condicionamientos a los que se ve sometidas. Eso sin contar la “formación” que se les imparte, la que intentará programarlos para producir el tipo de hombre o mujer que de ellos se espera para la continuidad de lo establecido, como es lógico, lo que incluye el encumbramiento de las actividades intelectuales improductivas aplicadas a la competencia y a la constante, violenta y frustrante comparación con los demás.
P: ¿Conoces alguna alternativa a ese sistema educativo?
S: Ha habido varios intentos, podemos citar la experiencia de Krishnamurti y, particularmente, la de Neill, a la que me referiré todo lo que pueda en el futuro dentro del Foro Planetario.
P: ¿Neill fue aquel director de escuela amigo de Wilhelm Reich, que dejaba que los niños estudiaran o no, según quisieran?
S: (risas) Sí, más o menos! Un pionero notable, muy notable. Un hombre portador de lo que llamo esa percepción organísmica, natural, unitaria. No me sorprende que haya sido considerado como una especie de degenerado por algunos de los académicos más encumbrados de su tiempo...Claro, los niños educados por Neill no estaban "preparados" para el llamado "mundo exterior" establecido... Y otra de las taras que tenemos que sacarnos de encima lo más rápido posible, es la búsqueda de la “eficiencia”, del “éxito”, porque no hay nada en la existencia humana REAL que encaje genuinamente dentro de esos parámetros absolutamente aleatorios y artificiales. ¿Qué es lo “correcto”? ¿Qué es lo “perfecto”? Es fundamental que nos liberemos lo antes posibles de estas categorizaciones falaces. Lo único que a un hombre “organísmicamente” plantado en la vida puede interesarle, es la mayor o menor empatía o ensamble que vivencie en relación con la totalidad. Ese fluir naturalmente con la totalidad es el único signo de salud que podemos determinar. Y si uno encaja en esa totalidad, poco importa la índole de los conocimientos o de la supuesta ignorancia que pueda acarrear consigo, aunque apenas supiera leer. ¿Cómo puede interesarse en lo que el "mundo" llame "éxito" o "fracaso"? El está ocupado en la vivencia "full-time" de ser increíblemente FELIZ... Pero es muy difícil, ridículamente difícil, hablar de estas cosas, porque la gente está tremendamente condicionada por el discurso del poder…
P: ¿A que te refieres, específicamente, cuando dices “discurso de poder”?
S: Me refiero, específicamente, a lo que es “posible” y lo que “no es posible” en un sistema dado, es decir, estoy utilizando la palabra poder, no en el sentido de “dominio” sino en su acepción de “lo posible”. Este discurso establecido es lo que determinará aquello que puede discutirse y acerca de lo que se puede disentir, y aquello que está absolutamente, pero entiéndase bien, ABSOLUTAMENTE fuera de ser siquiera sugerido como tema a ser puesto en tela de juicio. Y dos de los asuntos que mejor encajan en esta clasificación de “intocables” o “impensables” de ser negados o esencialmente cuestionados, son la llamada “educación escolar” y la llamada “salud pública”. No hace falta acotar que desde estos sectores se ejerce la más intensa actividad manipulatoria sobre la población. No por nada Iván Illich les dedicó a ambos tanta investigación.
P: ¿Qué papel juega la familia en todo este espectro de cosas?
S: Ah! la familia…Si estoy hablando de “filicidio universal”, más o menos te das una idea… Te propongo que lo charlemos en nuestra próxima entrevista. ¿Qué te parece?
P: Vale, gracias y hasta la próxima!
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