11.6.12

Este artículo lo escribí en el 2008, en dos partes, y fue publicado en mi extinto "Foro Planetario. Como he dejado de escribir acerca de la política argentina, no encuentro probable que haya una "remake" ni una versión actualizada. Vuelvo pues a republicar la nota original.  En aquellos momentos nos encontrábamos en medio del conflicto con el campo, cuando Néstor Kirchner aún no habia fallecido. Han pasado casi cuatro años exactos, y continuo pensado más o menos lo mismo que en aquel entonces. Los acontecimientos hasta hoy, creo, no han refutado mi opinión.

Dr.Manuel Gerardo Monasterio
Sierras de Córdoba, Junio de 2012



El factor Kirchner (o la lógica de la locura) Y lo que nadie se atreve a decir 
"En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario" 
George Orwell


Prólogo 

La  argentina posee la exótica virtud de generar dirigencias monstruosas. Luego de lo cual, se sorprende mediante todos los medios posibles (la broma, el rumor, la actitud pesimista o destructiva, y ahora también los correos electrónicos y las presentaciones de Powerpoint). 

La falta de percepción acerca del origen del fenómeno que nos perturba (a saber: la dirigencia monstruosa) nos indica claramente que la esquizofrenia no está sólo en la dirigencia. 

Como en un thriller psicológico perverso, luego de dar nacimiento a la dirigencia catastrófica, generamos una amnesia histérica que nos borra todos los acontecimientos previos, y nos deja, frente al gobernante de turno con la sensación de que hemos sido víctimas de una invasión alienígena. 

Las razones que dan nacimiento a este tipo de dirigencias son muchas, y para hacerles justicia deberíamos extendernos a lo largo de más páginas de las que el lector estaría dispuesto a leer. 
Haciendo esta salvedad, podemos intentar sintetizarlo todo en una frase: La sociedad argentina quiere estar tranquila. Pero la tranquilidad a la que aspira es una tranquilidad indolente, irresponsable. La genuina tranquilidad social es una fuerza dinámica, resultante directa de la conciencia cívica y de la participación responsable. 
La mayoría de la población aspira a que los que administran y gobiernan se encarguen de hacerlo sin ningún esfuerzo por parte de la ciudadanía. Los resultados de semejante actitud están a la vista. 
No se pone un zorro adentro del gallinero y se va uno a dormir tranquilo. Esto es, si es que uno desea conservar las gallinas y sus huevos. 


¿Cómo llegamos los argentinos a caer en manos de la conducción actual? 


Los Kirchner llegaron a la Casa Rosada por arbitrio del desorden que habíamos generado, tolerando lo que en cualquier país serio resultaría intolerable. 
Imagínense lo que ocurriría en Francia, por ejemplo, si de un día para otro el gobierno decide quedarse con el dinero de los ahorristas sin mediación alguna de una fuerza verdaderamente mayor (como la guerra o una catástrofe geológica). 

Alguno dirá (me lo han dicho) “Pero De la Rua tuvo que renunciar” 
Si. Y ahora vive tranquilo en su casa disfrutando de los millones que robó con Cavallo, quien a su vez se dedica a conferenciar sobre economía dónde y cómo le place. 

No sólo se quedaron con muchos ahorros de toda una vida, sino que además, nos dejaron la puerta abierta para que viniera: 
ESTO 

Néstor Kirchner entró al poder ejecutivo con el 22% de los votos, gracias a a que Menem (quien había sacado un 2 % más de votos que Kirchner) se encontraba en una situación de desgaste terminal luego de dos presidencias consecutivas. 


Para entender cómo piensa Kirchner, hay que conocer cómo se vive en Santa Cruz. 
Región en la que el viento (lleno de piedras), el frío y las largas distancias, condicionan la vida comunitaria y forman el carácter de una manera muy peculiar. 
Kirchner, caudillo duro, amamantado por la ventisca y el hielo, poco comunicativo, acostumbrado a tomar decisiones sin preguntar, porque consultar implica detenerse y detenerse significa congelarse. El clima modela la conducta. El es un hombre de acción. De pura acción. Motivado por obsesiones personales inamovibles. 



Los Kirchner son una contradicción en todo menos en dos aspectos: 

1- Acrecentar su patrimonio 
2- Afianzar un poder lo más omnímodo posible 


En lo demás la incoherencia y el absurdo imperan de manera prácticamente inédita. 

Apoyan un discurso “montonero” cuando en la época en que podrían haber militados como tales, estaban en otro lado. 
¿Dónde estaban? 
Es sabido que el estudio de los Kirchner facturó muy bien en la época de los militares. 
Si tenían otros ideales, es evidente que por entonces, en que el peligro era cierto y grande, los mantuvieron ocultos. 

Tanto Néstor Kirchner, como su esposa y actual Presidenta, pretenden ser defensores a ultranza de los derechos de los más necesitados. Para hacerlo, están dispuestos a despojar a los que más tienen, olvidando, de manera muy conveniente, que ellos también están del lado de los que, de acuerdo con su propia filosofía, deberían asimismo ser despojados. 

“Compañera Cristina”, decía el otro día un “descamisado” en un programa de televisión. 
Y de pronto, me sentí en medio de un monstruoso neuropsiquiátrico que abarca toda la nación! 
¡“Compañera Cristina”! 
¿Cómo podría ser “compañera” de este hombre la Presidenta Fernández de Kirchner? 
Es evidente que no fueron juntos a la misma escuela, y los estilos de vida son tan disímiles que el gesto resultaría trágico si acaso no fuese tan ridículo: “Compañera Cristina”… 

Pero quizás el despropósito y la locura sean mucho más antiguos. 
“Compañero”, un evidente apelativo masónico que el General Perón tomó prestado de sus ”compañeros”, o simplemente se lo hurtó a la masonería. 

Escuchar hablar del peronismo como un movimiento de izquierdas, es algo que hace morir de risa a cualquiera, menos a los Kirchner, a sus acólitos y a algún jovencito con brevísimos conocimientos históricos. 

Brilla todavía en algún lugar -posiblemente en la casa madrileña de doña Isabel Martínez de Perón- el sable que Benito Mussolini regalara a un agradecido y orgulloso Juan Perón. 



Las incongruencias se multiplican sin solución de continuidad 


Varias veces por semana, a raíz del conflicto con el campo (en principio, un puro conflicto de intereses económicos, como veremos más adelante) aparece por televisión una joven mujer, representando a la juventud peronista, que sin el menor empacho repite:”Las retenciones les dan de comer a nuestros hijos” 


Y con esta simple frase sintetiza la peregrina filosofía que los Kirchner y los D’elía y compañía pretenden imponer a la nación. 

¿Qué obligación tiene la gente del campo de darle de comer, mediante su esfuerzo y su trabajo, a los hijos de aquella joven señora? 


Los Kirchner, al estilo Robin Hood, quieren robarle a los ricos para dar de comer a los pobres. Pero se olvidan de que Robin Hood vivía pobre junto a los pobres. Mientras que los Kirchner, más allá de su vida opulenta, todavía tienen afuera del país 500 millones de dólares acerca de los cuales nadie les pregunta más nada. 


El juicio de Dios 


Tanto Néstor Kirchner como Cristina Fernández de Kirchner repiten que “hay que tener mucha plata para poder hacer el paro que está haciendo el campo”. 
Y de esta manera, están proponiendo el antiguo “Juicio de Dios”, que la Inquisión Romana supo utilizar alguna vez. 
La cosa funcionaba de la siguiente forma:Se tomaba a una supuesta bruja, se le ataban los pies a las manos y se la arrojaba a un lago o estanque. Si la mujer lograba sobrevivir, era prueba contundente de que Satanás la había ayudado, y por lo tanto era bruja, y como bruja, se la sacaba del agua y se la quemaba viva en la hoguera. Si, en cambio, la pobre mujer se ahogaba, entonces era prueba de que Dios no la había protegido, por cuanto, siendo bruja. estaba bien muerta. 


El argumento de los Kirchner es más o menos el siguiente: 


Si el campo puede parar durante tanto tiempo, es porque en realidad tienen muchísimo dinero, por lo tanto, tienen que repartirlo con nosotros, que, por supuesto, se lo daremos a los “pobres”… Si, por el contrario, el campo no se manifiesta en contra de la medida, entonces les aplicamos las retenciones, y entonces, nuevamente comparten sus ganancias con nosotros, que se las daremos a los “pobres”. 


Entre los pobres, sin duda debe estar el “pobre” D’elía y sus “pobres” piqueteros. 
Todos “pobres negros” sin plata. 

Para tener una idea más o menos cabal del nivel de pobreza de D’elía basta echar una mirada al presupuesto que maneja según cifras del Boletín Oficial de Febrero del 2008: 


Sueldo mensual: $ 13.585,20 
Gastos de protocolo de la subsecretarí­a (por mes): $ 39.112,20 
Presupuesto para viáticos y desplazamiento interior del país (por mes): $ 114.082,15 
Presupuesto para viajes por el mercosur ampliado (por mes): $ 92.246 
Presupuesto para comunicación social (por mes): $ 31.242 
Tiene 3 (tres) choferes 
Tiene 2 (dos) vehículos de la subsecretarí­a 
Lo que le cuesta al país anualmente lña suma de 
$ 3.483.210,60 $ 
es decir, más de 1 millón de dólares anuales 


Ya querríamos muchos ser tan “pobres” y “negros” como D’elía! 



El discurso que subyace bajo toda la parafernalia ideológica –por llamarla de alguna manera- del “peronismo Kirchnerista” es tan pedestre, tan inconcebiblemente obsoleto, tan a destiempo y a contramano de la historia planetaria, que resulta patético que esta gente esté donde está, en lugar de estar recibiendo el cristiano tratamiento médico-psicológico que en realidad necesitarían. 


Esto apoya mi propuesta de hace algunos años de realizar estudios psicológicos mínimos a los candidatos a puestos ejecutivos. De esa manera, la nación se vería protegida de desmanes calamitosos y mucha gente enferma sería atendida adecuadamente. 


Las verdades que pocos dicen acerca del conflicto con el campo 


El núcleo fundacional del conflicto con el campo es la explotación sojera. 

El gobierno, al mejor estilo mafioso, desea un porcentaje mayor de un cultivo tan ganancioso en pesos como destructivo para la tierra y, por ende, para el futuro inmediato y lejano de nuestro desventurado país. 

Todo lo demás es, como decían antes, “biógrafo”, ruido de fondo, cascarillas y cortinas de humo para ocultar la elemental verdad de los hechos. 

El monocultivo intensivo de soja, al nivel que se está llevando a cabo y con los agroquímicos y herbicidas que se utilizan, es tremendamente destructivo para la salud del suelo y pone en peligro a mediano plazo la genuina bio-sustentabilidad de la nación. Y he dicho “genuina bio-sustentabilidad” para sentar una clara diferencia entre alimentos cultivados en tierras sanas, orgánicamente nutridas, y alimentos cultivados en tierras desvitalizadas, a las que se agregan más y más productos químicos, gestando un circulo creciente de pauperización biológica que termina suministrando alimentos no aptos para un consumo humano –o animal- responsable. 


Si el gobierno quisiese ayudar verdaderamente a la población de este país, debería regular de manera drástica el monocultivo sojero y ocuparse de subsidiar a los pequeños y medianos productores para que puedan producir alimentos lo más biológicos posibles en suelos tratados orgánicamente. Esto representaría una verdadera revolución agraria a nivel mundial, y pondría a la Argentina a la cabeza del movimiento que tarde o tempranos el planeta deberá seguir. 


La hipótesis final que ofrezco, teniendo en cuenta la ferocidad con la que el gobierno ha planteado la cuestión (imponer un impuesto confiscatorio por decreto y luego cerrarse a toda negociación) es que en algún lugar de su imaginario pueden llegar a soñar con algún tipo de expropiación, adelantándose a su desmesurado socio venezolano. No hay que olvidar el puesto específico que ocupa D'Elía (Subsecretaria de tierras para el habitat social) y el placer infinito que siente por patear tranqueras y cortar alambres (recuérdese el caso Tomkins, acerca del cual también he escrito oportunamente: Douglas Tomkins en el reino del revés, 8/9/2006 en http://www.foroplanetario.com.ar/docs/Editoriales.php?IdEditorial=66) 

Lo que jamás hemos visto es que tanto los Kirchner como su vocero virtual D'Elía, hayan dado alguna vez un paso real y concreto para reivindicar a los genuinos desherados de nuestra patria, los pequeños productores agropecuarios, que trabajan de sol a sol para alimentar a miles de intermediarios que les roban toda las ganancias a cambio de centavos y los pueblos originarios (Coyas, Guaraníes, Tobas, Mapuches, Wichis, entre tantos) padeciendo miserias inenarrables mientras los señores diputados de la nación engrosan sus vergonzosas posaderas al amparo de esta pseudodemocracia que apesta desde todos los costados de su desfachatada venalidad 


Epílogo 


Escribía hace muchos años don Leonardo Castellani: 

“La antigua monarquía francesa estaba sustentada por las cuatro columnas de Iglesia, Universidad, Nobleza y Gremios-incluso aquí los Parlamentos-que tenían su vida propia y a los cuales no era cómodo ofender; de manera que Luis IX por ejemplo, teóricamente ‘rey absoluto’, podía hacer menos cosas –y prepotencias-que un presidente democrático-liberal de la República Argentina…” 

En lo personal, no tengo de la democracia que se aplica por estas latitudes un concepto tan elevado y noble como el que se intenta que crean las mayorías, ni considero que esta “democracia”, así planteada, sea todo lo justa, deseable o benevolente que se pretende. De hecho, sus falencias se están observando con tanta dolorosa claridad, que uno termina por mirar con cierta ternura a una monarquía como la inglesa, que en tiempos de Jorge III, supo descubrir a tiempo la locura del pobre rey (resultado de la Porfiria, que en aquella época no se conocía) y le hizo abdicar en nombre de un regente (su hijo, el Príncipe de Gales) quien quedó a cargo del gobierno. 

No creo que sea posible pedir un examen psico-neurológico para la señora presidenta y su señor esposo, por lo que los desmanes continuarán vaya a saber uno de qué insólita manera. 
La “solución” que ofrecen ellos mismos, dentro de la democracia representativa actual –vil remedo de una democracia real y participativa- significa un paso en el mismo sentido –o sinsentido- que llevamos. Ellos proponen que manifestemos nuestro desacuerdo en las urnas. Y así, han creado un sistema cerrado que se auto-retroalimenta, porque es tiempo que alguien diga eso, tan políticamente incorrecto que nadie se atreve a decir: 

Las elecciones nacionales, mayoritariamente, las deciden grandes grupos de analfabetos funcionales, sustentados en esa situación por la desnutrición temprana, la mala educación y los planes de mendicidad organizada establecidos por un sistema político que se sostiene, precisamente, gracias a estos mismos males que fabrica. 



Por lo que nos quedaría solamente, aplicar los remedios de la desobediencia civil y la insurrección ciudadana, remedios que fueron sugeridos en su momento por los mismos padres de aquella otra democracia, Jefferson, Paine y Franklin, de los que se hizo eco más tarde el gran Henry David Thoreau en un escrito memorable. 


Pero la mayoría de los argentinos quiere, fundamentalmente, “vivir tranquila”. Por lo que, como siempre, deberemos esperar a que los excesos de la ignominia y la calamidad hagan caer por su propio peso a quienes hoy manejan el poder con el absolutismo propio de aquellos que consideran que han sido puestos donde están por “voluntad de Dios”, y se imponen sobre la ciudadanía haciendo tácitamente suyo el lema del caudillo español: “por la razón o por la fuerza”. 


Manuel Gerardo Monasterio 

Buenos Aires, 

Domingo 8 de Junio de 2008 a las 22.03 




El factor Kirchner (parte 2) 
Breve análisis de una catástrofe contemporánea 

“Cuando los Dioses quieren perder a los hombres, primero los enloquecen” 
Plutarco 

“Teme al hombre de un solo libro” 
Tomás de Aquino 


“I have a dream…” 
Martin Luther King 



Néstor Kirchner, o el hombre unidimensional 


Néstor Kirchner es un hombre movido por ideas fijas, y el núcleo de su gestión ha estado ideológicamente dominado por esas motivaciones inalterables. 

El es el hombre que tiene un sueño, un sueño acunado en largas noches de resentimiento y frustración. 
El querría haber sido montonero. Sin embargo, prefirió la comodidad de su práctica profesional donde comenzó a enriquecerse gracias a los subterfugios de la ley 1050, impuesta por los militares, que dejó en la miseria a miles de argentinos. 

El sueño de Kirchner es la “patria socialista”. Sueña con expropiaciones, sueña con destruir a los latifundistas que hundieron en la pobreza a los peones de campo (y continúan haciéndolo). 

Pero Kirchner se olvida, flagrantemente, que él -ganador millonario en la lotería de la política-está del lado de los explotadores a quienes desea perseguir.+ 


La mirada sesgada: una mirada que divide al país 

“La mirada del otro me anonada” 
Jean Paul Sartre 


La mirada de un mandatario sobre su pueblo es como la mirada de Dios. Es una mirada que modela y conduce. Por eso los antiguos sabios chinos, que sentaron las bases filosóficas y morales de un modelo de conducción todavía no superado, atribuian tanta importancia a la formación del carácter del líder. 

La tragedia argentina contemporánea es el resultado de la ausencia de trabajo interior por parte de los líderes. El mandatario debe ser un individuo entrenado en el arte de reconocer y moderar sus pasiones. Las consecuencias de sus actos no son las consecuencias que genera un hombre común. Muchas vidas –y muchas muertes- dependen directamente del nivel de autodominio y temperancia que haya desarrollado. 


La mirada de Kirchner es una mirada que divide al país. Lo fractura de manera irreversible. 

Kirchner ha promovido una “caza de brujas” que ha dejado afuera de la persecución a las “brujas” amigas de él. 


Ningún argentino bien nacido puede ver con desagrado el que los asesinos militares de la dictadura sean juzgados y castigados de manera ejemplar. 

Pero, ¿por qué no deberían ser medidos con una vara semejante los delincuentes subversivos que también asesinaron a conscriptos, a familiares de militares y a sus propios hombres y mujeres a los que abandonaron en la boca de los “lobos” para poder salvar su pellejo negociando con sus propios enemigos? 

El repudio de un mandatario no puede ser igual al repudio de un ciudadano de a pie. El mandatario tiene la obligación indeclinable de subordinar sus preferencias y aversiones a las necesidades de su pueblo. 

Néstor Kirchner carece, de manera casi inédita en la historia nacional-de los mínimos rasgos de moderación del carácter y templanza indispensables en un líder que detente su poder. 

Los resultados de semejante calamidad moral, están a la vista. 


Pero esto no agota el panorama, por el contrario, representa sólo el comienzo. En realidad, no sólo Kirchner es un hombre que despliega su odio con escasa moderación, es, además, un inconsecuente. Es un individuo movido por explosiones emocionales que no alcanzan a configurar una totalidad coherente en la acción. Es un sincopado que no llega siquiera a concretar adecuadamente los propósitos que alienta. 
Así, vemos que a pesar de todos los movimientos en pos de juzgar y castigar a los torturadores de la dictadura militar, los máximos responsables –Videla y Massera-morirán de viejos tomando sopita caliente en su casa. 

En ese sentido, Kirchner es tan sólo uno más. Uno más en la olla podrida de militares sin honor y presidentes cobardes que no tuvieron el pulso lo suficientemente firme como para juzgar a los máximos jefes de la dictadura bajo el código militar que les compete, lo que hubiera derivado finalmente en su fusilamiento por traición a la patria, violación de la constitución y asesinato de los ciudadanos a quienes debían proteger. 
Castigo justo y ejemplar que se hubiera vertido como un drástico bálsamo moral sobre la nación, liberando además a la gente de armas de una mácula que aún continúa cerniéndose sobre ellos como una nube oscura muy difícil de disipar. 

Esta ausencia de justicia y de ejemplaridad, que atraviesa como un latigazo la cultura contemporánea argentina, representa la continuidad de un mal que difícilmente sospecha la población de este país. 

Solamente la aplicación rigurosa de la justicia puede pacificar y puede unir a una nación. Y la justicia debe alcanzar tanto a los militares torturadores y asesinos como a los asesinos que se les enfrentaron en uno de los momentos más graves de la historia argentina. 


Néstor Kirchner es un hombre enfermo. Está tan enfermo, que a estas alturas hasta la gente de la calle ha reconocido su enfermedad. 
Es un hombre enfermo de odio, de resentimiento, de frustraciones personales inconfesables. Un hombre tan resentido y frustrado, que ni siquiera puede comunicarse de manera natural con sus semejantes. En lugar de discutir con el criterio de un hombre adulto, se embronca y berrea como una criatura, incapaz de mantener la altura de su posición ni de respetar a su prójimo interlocutor. 

Néstor Kirchner es un inmaduro emocional y moral, como tantos miles de otros hombres en el mundo. 

Lo verdaderamente trágico, es que este hombre dirige el destino de una nación. 



Cristina Fernández de Kirchner, o la insuficiencia neurológica y moral 


Voy a comenzar contándoles una anécdota que solía ser popular en ámbitos de la facultad de Medicina de Buenos Aires. 
Cuenta la leyenda que estaban los Doctores Braulio Moyano y Manuel Beta compartiendo una mesa de examen final de Psiquiatría. 
Moyano era un hombre brillante, con ramalazos de genialidad y grandes cualidades morales, a quien se atribuía una cierta pasión por la bebida; Beta, por su parte, era el prototipo de hombre en el otro extremo, dogmático, poco creativo, con gran capacidad para transitar el camino conocido repitiendo los conceptos establecidos. 
Llega un alumno. Moyano pregunta, mientras Beta, junto a él, realiza anotaciones en un cuaderno.. 

Moyano (dirigiéndose al alumno): Señor, ¿considera usted que un oligofrénico puede terminar la primaria? 

Alumno(sin dilación) Sí, Doctor, puede. 

MoyanoBien. ¿le parece a usted que un oligofrénico puede llegar a cursar exitosamente el secundario? 

Alumno (luego de una breve pausa): Sí,Doctor, puede llegar. 

MoyanoMuy bien. ¿Vé usted como posible que un oligofrénico pueda llegar a terminar la carrera de medicina? 

Alumno (luego de una pausa más larga y con un tono menos seguro): Bueno, Doctor, teóricamente hablando, podríamos decir que, bajo ciertas circunstancias un oligofrénico podría llegar a recibirse de médico. 

Moyano: Excelente respuesta, señor. Ahora bien, dígame, ¿Podría un oligofrénico, llegar a ser jefe de cátedra en la facultad de medicina? 

Alumno (luego de una corta contemplación) No, doctor, tanto como eso me parece que no! 

Moyano: Bueno, vea, está usted equivocado, y aquí a mi derecha (señalando a Beta) tiene un ejemplo que refuta su opinión! 


“Oligofrenia” es un concepto muy amplio, con diversos grados y matices, que califica genéricamente a ciertos estados producidos por la falta o el retraso del desarrollo o maduración de la actividad personal o psíquica. El oligofrénico, que carece de la base para llenar los requerimientos que el medio social le exige de acuerdo con su edad cronológica, se ve obligado a llenar esta laguna esforzando su mente y dando lugar a reacciones sustitutivas. 
Si bien “oligofrenia” se refiere por lo común, casi exclusivamente al “retraso intelectual”, quiero aplicarla aquí desde sus matices psicopatológicos más amplios, ya que en realidad, hilando fino desde lo técnico, el término oligofrenia puede dividirse en tres elementos: “oligognosia, olgotimia y oligotelia, que designan por separado la escasez de desarrollo intelectual, afectivo y conativo-práxico respectivamente” (Bela Szekely). 
Particularmente interesante, en el tema que nos convoca, es el concepto de “oligotelia” 
que al referirse a la escasez o carencia “conativo-práxica” señala la incapacidad relativa del individuo para plasmar sus acciones concretamente en el mundo real cotidiano. 

Hace mucho tiempo enfaticé sobre ciertos rasgos de la entonces Senadora Cristina Fernández, que hacían sospechar acerca de ciertas carencias inquietantes. Su verborragia, vacía de genuina sustancia, por ejemplo, que ha sido confundida por una mayoría poco entrenada en la lucidez del análisis, como “elocuencia”, es un posible rasgo de características “oligoides”. 
Cristina Fernández no es elocuente, sino locuaz, lo que significa algo completamente diferente. Por otra parte, observamos manierismos, pequeños movimientos repetitivos y compulsivos con sus manos, con sus labios, con todo lo gestual, ante lo que la ciudadanía se rebela sin saber muy bien por qué. 

Donde mejor se observa la “oligofrenia de la Sra. Fernández de Kirchner, es en su aspecto de “oligotelia”, en su incapacidad de concretar una acción coherente y consistente con un significado racionalmente sustentable. 
Prima la irracionalidad, la escasez de significado, la que intenta compensar con una verborragia rimbombante, epidérmicamente llamativa –producto de muchos años de entrenamiento sobrecompensatorio de esa carencia fundacional de su personalidad-. 

Como Senadora, se mantuvo, y el infundio fue sostenible. Pero bajo las presiones del mando –las inevitables necesidades práxicas del máximo nivel ejecutivo-se desmoronó, al punto tal que su marido debió hacerse cargo abiertamente, mostrando a la ciudadanía quien era el que todavía detentaba el cargo virtual de presidente de la nación. 



¿Hacia donde van los Kirchner y hacia donde quieren llevar al país? 


La oligofrenia conjunta del matrimonio Kirchner- oligofrenia entendida como carencia neurobiológica, tal como la he planteado- no les permite transitar la coherencia de la armonía y del crecimiento racional que una nación necesita. 
Dominados por el impulso sincopado de su alteración mental, han ido perdiendo rápidamente todo signo de templanza y de cordura. 

En Néstor Kirchner no hay “oligotelia”, por el contrario, todas sus falencias intelectuales, emocionales, morales y axiológicas, las sobrecompensa con una desmesurada habilidad hacia los desbordes en la acción. 

Carenciado de manera constitucional para la comprensión intelectual profunda y la aplicación elevada de los valores propios de un individuo armónicamente desarrollado desde las instancias neurobiológica y social, actúa de manera obsesiva y compulsiva. Actúa movido por las pasiones más elementales –la codicia, el deseo de poder y el autoritarismo- sin la más mínima percepción de otros valores fuera del ámbito del narcisismo primario irreversible en el que su propia condición de subdesarrollo mental y moral lo mantiene confinado. 

El único subterfugio posible que les queda a los Kirchner, para impedir que su precariedad constitucional quede expuesta de manera flagrante y definitiva frente a la sociedad, es hundirlo todo bajo el desorden y la humareda de una guerra. Una guerra civil que, en algún posible delirio de su imaginario, podría llevarlos a concretar, quizás con su amigo, el dictador venezolano, el sueño –o la pesadilla- de la supuesta “patria-socialista”, que en realidad terminaría de concretar la dictadura total de la oclocracia (o gobierno de la plebe, la falsa democracia según Aristóteles) donde ellos podrían reinar absolutos, sin que las horrorosas falencias de su carácter quedaran expuestas del todo y al descubierto. 

En su delirio, Kirchner podría incluso alentar la fantasía de poder concretar lo que no se atrevió en su juventud, una nueva posibilidad de guerra en la que él pudiera participar al mando de las “milicias socialistas”. Y no sería extraño, pensar incluso que lo haría acompañado del “General D’Elía”, quien hace pocos días atrás pronunció una frase sumamente esclarecedora en este sentido que señalo. Consultado acerca de la posición del gobierno frente a las entidades del campo, DÈlía proclamó, de manera muy llamativa: “Sólo aceptaremos la rendición incondicional”. 
¿Son estas las palabras de un funcionario público democrático, o las admoniciones de un jefe militar? 

Como colofón de este espectáculo –que puede, a pesar de todo, convertirse en el gran incentivo para que la sociedad argentina despierte de su sueño de siglos- tenemos el congreso nacional, donde sobran tantos diputados. Donde decenas de mercenarios cobran dietas excepcionales para hacer ojos ciegos y oidos sordos a los requerimientos de la ciudadanía a la que juraron representar, mientras dejan hacer y deshacer a su antojo al desventurado ejecutivo nacional., 


Conclusiones finales 

¿Por qué le ocurre todo esto a ese gran proyecto de nación que ha sido y es Argentina? 

El psiquiatra y psicoterapeuta estadounidense Scott Peck, en un libro memorable titulado “the road less traveled” (“La ruta menos transitada”, que hace alusión al bellísimo poema de Robert Frost, mal traducido en castellano como “La nueva psicología del amor”) explica de manera magistral cómo y por qué sobreviene el Mal en las sociedades. 

Explica Scot Peck, que es el resultado de la pereza, no la pereza vulgar, sino la pereza espiritual, la negación a observarse uno mismo. 
Y esa “ruta poco transitada”, la de la introspección profunda, la del análisis de las propias motivaciones con la consiguiente plena asunción de la responsabilidad moral frente a nuestro prójimo en todo momento y frente a toda circunstancia, es lo que ha creado en Argentina esta dirigencia –no sólo política, sino también empresarial y hasta religiosa-. 

Es menester indispensable que el “soberano se eduque” a sí mismo. 

La ciudadanía argentina está, ahora-hoy, confrontada de manera radical con una suerte de propuesta histórica Hamletiana. Que no es “el ser o no ser” convencionalmente planteado, sino el de dejar de ser un amasijo de voluntades inconexas para convertirse en una comunidad en el más pleno sentido de la palabra. Una comunidad donde seamos cotidianamente conscientes de las necesidades y derechos de los otros; donde las leyes se apliquen con equidad para todos; y donde asumamos la responsabilidad social individual en una democracia verdaderamente participativa, dirigida de una buena vez por los mejores hombres y mujeres de esta exuberante nación. 
Y para que no haya confusiones con respecto a "los mejores hombres y mujeres", me refiero a aquellos individuos que han transitado su vida modelando su propio carácter, moderando sus pasiones y apetitos, creciendo en valores de compasión frente a su prójimo y cultivando las facultades más elevadas de la consciencia humana 


Manuel Gerardo Monasterio 
Buenos Aires, Junio 16 de 2008 a las 15:23
 

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