Tenemos la obligación ineludible de Ejercer Consciencia.
Esa es la finalidad biológica esencial de "lo Humano".
En lugar de ese "oficio de Hombre", tenemos lo que la sociedad capitalista avanzada necesita para su proyecto de "hombre-mercancía.
Las universidades forman" especialistas, gente que, parafraseando a Konrad Lorenz, saben cada vez más acerca de cada vez menos, terminando sabiéndolo casi todo de prácticamente casi nada.
El hecho de que muchas de las revoluciones del Siglo XX hayan "fracasado", no implica que los valores que las motivaban estén obsoletos.
Muy por el contrario, esos valores de un Humanismo tanto Inmanente como Trascendente, resultan indispensables si es que aspiramos a un futuro posible.
Así como la función crea al órgano, en el ser humano se crea aquello en lo que se pone la Atención.
Los valores, como las semillas, han de plantarse y atenderse de acuerdo con las necesidades inherentes a su crecimiento. Hay que abonarlos con las ideas adecuadas, cuidarlos de las pestes que los degradan, protegerlos de las intemperies del alma que se ciernen hoy, más que nunca, sobre los ateridos cuerpos y almas de una humanidad éticamente desvalida que ha perdido su Sentido, arrastrada por el impulso rapaz de falsos líderes, que como el ciego del cuento arrean a los que han decidido ser convertidos en manada, hacia el próximo abismo que, no hay que ser visionario, está cada día más presente, no ya como algo que "va a venir" sino como algo que YA SE HA INSTALADO produciendo la devastación creciente de la interioridad de los hombres.
Todo lo que se haga tiene que salir de la impronta de la Consciencia, porque eso es lo único que tiene el poder Transformativo.
Y sin transformación, hay mera repetición.
Y si hay sólo repetición, sólo podremos ahondar aún más en el barro.
Y no estamos aqui para Eso.
De nosotros depende ELEGIR la actitud a seguir.
Nosotros creamos el mundo.
Manuel Gerardo Monasterio