21.10.16

Hablar convincentemente de Advaita es tan fácil como hablar de cualquier otro tema si existe una cierta facilidad de palabra.

Han surgido "maestros de la no-dualidad" como hongos luego de un día de lluvia.
Es tan fácil imitar. Se sientan durante años a los pies de un maestro y terminan mimetizados.
Cuando el maestro muere, ellos ocupan su lugar. Se sienten muy a gusto en su nuevo papel.
 Durante años envidiaron profundamente al Gurú. Ahora les ha llegado su turno.
 A estos los vemos por la India, dando vueltas por ahi y atrayendo como siempre y más que nada, a occidentales atormentados.

Luego están los "maestros de la no-dualidad" made in USA.
Estos -varones o mujeres- se nutren de costosos seminarios, hablan pausadamente y con voz profunda, sonríen a menudo con sonrisas hieráticas o distantes-como si tuvieran conectados los músculos del rostro a una remota fuente de felicidad universal- y repiten -a veces bien y a veces no tan bien- frases tomadas de aqui y allá, o incluso "canalizadas" directamente, lo que no los hace maestros de nada, sino simples mediums. Claro, que no es lo mismo ir a una sesión de espiritismo en un barrio pobre con olores non-sanctos que sentarse en la sala de conferencias de un rimbombante hotel de cinco estrellas.
En ese ambiente, cualquier discurso es mucho más espiritual y profundo.

Y eso es todo.

¿a ninguno de los que va por allí se le ocurre preguntarse, por qué alguien que es presentado prácticamente como un "iluminado" pudiera necesitar audiencias y los beneficios que de ellas se derivan?

Si está tan completo en sí mismo, tan satisfecho, tan realizado, ¿para qué todo ese despliegue?

Ah, me olvidaba, Sí, claro! Por amor a la humanidad...! 


29 de Agosto de 2007
La palabra "espiritualidad" es un fetiche. No significa nada. Por eso sirve para tantas cosas. Sobre todo, y en particular, para que unos charlatanes de feria disfrazados de sabios monten su tenderete para lucrar con los incautos...y los fraudulentos que pretenden acceder a vaya a saber qué pretendida "iluminación" subidos sobre los hombros de algún "papá" sustituto que asuma todos los riesgos.

El lucro no es sólo de dinero, es también y fundamentalmente, de poder.

El negocio de la "espiritualidad" junto con el de las armas, los medicamentos y las drogas, es uno de los más lucrativos y poderosos de la actualidad. Los "ricos y famosos" pagan bien y son una excelente propaganda para atraer a la "humanidad de a pie". Y están ansiosos por aprender de estos "grandes maestros espirituales" cualquier técnica o "truco" que les permita "comerse toda la torta y seguir conservándola a un tiempo". Los "maestros les dirán que todo es un gran juego cósmico". La "Lila", "el juego de Dios". Por lo tanto, todo es una gran ilusión. Dentro de esa gran ilusión a ellos -los ricos, famosos y poderosos- les ha tocado jugar su parte de esa manera, precisamente. "Es vuestro karma", les dirán, os lo habéis ganado en otra vida. Y el karma de los infelices cuyo vientre se infla por la inanición y serán comidos en vida por los gusanos, es ese también, precisamente. Algo terrible habrán hecho en otras vidas. No es vuestro problema.

"Maestro" preguntará un ejecutivo canoso y de aspecto atlético pero mirada preocupada, ¿qué hay del sexo?". Y el gran Gurú mirará a la audiencia con un brillo pícaro en sus ojillos vidriosos, "todo es un juego". No te apegues, distiéndete y disfruta. Está todo bien"
Palabras que cualquier proxeneta de segunda categoría en algún burdel de mala muerte le hubiera dicho a un parroquiano entrado en copas que comienza a sentir remordimientos por tener a su esposa durmiendo en casa.
El ejecutivo, ya más distendido y hasta algo envalentonado por la tácita aprobación, continuará. "¿Hay alguna técnica, algún ejercicio respiratorio, lo que fuere, que me permita disfrutar mejor?"
En realidad el cincuentón exitoso está algo angustiado porque días atrás no pudo satisfacer adecuadamente a su fogosa amiguita treintañera que deseaba una sesión más prolongada que la que su agotado amante le podía ofrecer.

"Respira así y así, y fíjate en este mudra" continuará el sublime gurú, sin abandonar la miradita ligeramente astuta, mirando de reojillo al resto de la audiencia que aguarda anhelante el consejo para mejorar la perfomance sexual, sobre todo ahora que el Maestro ha dado su "bendición" para aquello que ellos consideraban actividades no muy "elevadas".
Como previniendo las dudas de algún visitante algo más avezado, terminará :"Todo es un juego...Sólo no apegarse es necesario"
No se entiende bien cómo, "sin apego", va a tener uno apetitos de tal naturaleza, cuando exactamente dependen de las imágenes que deben alimentarse para poder seguir teniendo interés en ello. "Sin apego", ningún animal -bipedestado o cuadrúpedo- tendrá apetito como para enredarse en una actividad que resulta tremendamente extenuante para el cuerpo y completamente improductiva en el orden elemental de la supervivencia, que es en definitiva, lo que esencialmente mueve a cualquier criatura en este mundo, desde el humilde pero expansivo microbio hasta el nada humilde pero asimismo expansivo homo pretendidamente sapiens.

Y eso es todo.
Como brillantemente decía no hace mucho, el gran cineasta y autor Indio Javed Akhtar, "Gautama (Buda) salió de un palacio para irse a la jungla a encontrar la verdad. Pero hoy en día vemos que, los gurúes de la era moderna, salen de la jungla para terminar en palacios. Se están moviendo en dirección opuesta. No podemos ponerlos en la misma línea."
Y hagamos la salvedad de que Javed Akhtar es un ateo y racionalista famoso. Es decir, hemos llegado al punto en que los agnósticos, los no-religiosos, son los que dan verdadera enseñanza Espiritual.

Sabes, Nuria, no tengo nada en absoluto contra el hecho de que haya quienes quieran - y puedan- ganar fortunas y vivir como reyes; ni contra la lujuria, la ambición y todo lo que se les ocurra. Todo corre por cuenta de quien lo siente y lo vive, o lo padece. Lo único que sí me molesta es que aparezcan unos fantoches de cartón o terracota pretendiendo embozar esos vulgares apetitos de forma tal que aparezcan como pretensiones que deben ser tenidas como tan naturales como el deseo de comer, dormir o evacuar el intestino. Y que lo hagan además con la pretensión de "espiritualidad" o de "guía interior". Y que encima cobren -y muy requetebién. por vender este producto adulterado, más bien podrido, que en esta época de "Kali Yuga", es decir de negrura y obnuvilación mental, pasa por "enseñanza espiritual".


Manuel Gerardo Monasterio en Entrevista con Nuria Climent Vilardebó, 15 de Enero de 2007

19.10.16

Argentina es un país que se destaca entre sus vecinos por poseer, como Conrad dijo a través de unos de sus personajes: “Un talento natural para el desastre”. Triste país sudamericano que no se reconcilia con su destino geográfico y genético y vive en un eterno desgajamiento psicológico, político y hasta metafísico, como el hombre de Byron, "ser marino que habita en la tierra deseando volar".

Los argentinos se caracterizan por una incapacidad casi constitucional para la profundidad. La mayoría de su intelectualidad cree que la profundidad pasa por la capacidad de expresar la cosas más sencillas de la manera más abstrusa y alambicada posible. No nos puede extrañar, por lo tanto, que Argentina sea uno de los últimos reductos planetarios del Psicoanálisis freudiano y de su derivación más oscura, el lacanismo. Podemos aplicar aquí lo que mi amigo Manuel Gerardo Monasterio escribiera al respecto de los psicoanalistas en su libro “Vigilia sin tregua”: “…de tan profundos pasan al otro lado de las cosas…Y siguen navegando por la cáscara”

Y este es el drama esencial de los argentinos, su incapacidad de profundizar, de ir verdaderamente al meollo de las cosas con verdadera intención de una acción funcional y realista. Viven en la ilusión de ser profundos, cuando en realidad son simplemente complicados y oscuros, y poseen una casi inextinguible vocación de masturbación política y social que los ha llevado a descender de mundos, ostensiblemente a través de las décadas, cuando, como todos sabemos, fueron uno de los “niños ricos” de la vapuleada América del Sur.

He tenido la fortuna de recorrer Argentina de Norte a Sur a lo largo de varios años de prolongadas visitas. He sido usufructuaria de la hospitalidad de algunos increíbles amigos en ese país, a quienes he visto sufrir en diversas ocasiones en escenarios difíciles de imaginar para una europea nacida en el último cuarto del Siglo XX. Aclaro, no me sorprenden estas penurias ocurriendo en algunos países africanos o asiáticos, pero me ha costado mucho entender cómo pueden ocurrir en un país “abundante y culto” como Argentina, lo que me obligó a intentar averiguar por qué las cosas son como son en “La Reina del Plata”.

Argentina padece de una creciente marea de sectores pobres, pero la pobreza de Argentina no es como la de Brasil, por ejemplo, o la de Guatemala. La pobreza de Argentina es una pobreza-pobre, sin matices, sin colores. Los brasileños y los guatelmatecos pobres padecen de una pobreza rica en su interior, plena de tradiciones, de insospechadas tonalidades culturales y hasta religiosas.

En Argentina, he andado miles de kilómetros pasando por centenares de pueblos, todos grises, descoloridos, impersonales.
Argentina pasa por ser, tradicionalmente, un país católico. Pero, ¡qué diferencia con la fe religiosa de las gentes simples de México o de Brasil! La fe que uno ve en los argentinos es tan “mediana”, tan “de superficies” como todo lo demás.

No van al fondo de nada, viven como en una inmensa mesa de café donde todo se discute hasta altas horas de la madrugada con la sola intención de que todo quede como está, de forma tal de poder volver mañana a conversar de las mismas cosas sin solución de continuidad. Y hasta quizás resulte una terrible y bella metáfora el hecho de que uno encuentre en Buenos Aires, Córdoba, Rosario o Mendoza, tantos y agradables cafés.

Uno de los temas que más ruido ha hecho en los medios argentinos, por poner un caso, es el de la Papelera Botnia, de capitales escandinavos. La ciudad de Gualeguaychú se levantó “en armas” durante meses, qué digo, años. La contaminación que produce la planta –y no es que la apoye de ninguna manera- es una simple broma en comparación con los horrores que ocurren masivamente en distintos lugares de Argentina. He tenido ocasión de ver importante documentación acumulada durante años por abnegados científicos argentinos a los que poco y nada se ha escuchado, donde se muestra la extensión increíble de aguas contaminadas con arsénico, que es lo que beben como agua “potable” decenas de miles de argentinos desde el norte de la provincia de Buenos Aires hasta quien sabe donde. Hay enfermos incurables como resultado de esta locura, y no se ha hecho nada sustancial al respecto.
Ríos contaminados en todas partes; cerdos comiendo en los basurales públicos –que luego serán faenados bajo inexistentes controles bromatológicos para ser consumidos por la inerme -¿o desidiosa?- población; autos y camiones que nadie controla, mientras lanzan toneladas de residuos tóxicos por no estar en condiciones técnicas de funcionar…Todo esto lo he visto, no me lo han contado.

Argentina es un país que se pliega feliz a todas las modas, mientras lleguen de lugares “aceptables”, esto es, lugares foráneos con algún aura de fama, categoría o elevado nivel económico. De allí que ahora los Argentinos festejen San Valentín o Halloween, como los vecinos ricos del norte. De vez en cuando aparece alguna manía extraña, como ha sido la -¿pasajera?-pasión de algunos sectores por todo lo irlandés o vinculado con Irlanda…Ya hubiera deseado uno que, en esta pasión por Irlanda –país muy querido para mi- los argentinos se hubieran contagiado un poco de lo histórico que une a ambos países, cual son los conflictos con Inglaterra…Pero los argentinos, básicamente, no están interesados en complicarse demasiado la vida. Con un poco de cerveza y de música, ya les alcanza y sobra.
La pasión por lo banal y superficial llega a tal extremo, que muchos argentinos verdaderamente prominentes deben emigrar, esto es, si no aspiran a fenecer,vegetar o suicidarse (como ha ocurrido con varios genios de ese país) Y una vez afuera, esos argentinos ilustres, no dejarán de sorprender a sus colegas con su inteligencia y capacidad.Pero, oh desgracia, siempre en el exilio!

Son los argentinos, en definitiva, quienes han acuñado la palabra que mejor los explica a ellos mismos y a sus extravagantes problemas: “Tilingo”.
“Tilingo” es una palabra fantástica, que abarca, según parece, la mayor parte de lo que los argentinos padecen. “Tilingo” es quien presume de ser fino, sin serlo. Pero es mucho más. Se trata también de alguien obsesionado por las pequeñeces y los detalles, por lo insustancial de las cosas. El “tilingo” gusta de adquirir fama o brillo de culto, de “connoisseur”, de “estar en la pomada” (como me han enseñado mis amigos argentinos que se dice en Argentina de aquellos que saben dónde y cómo ubicarse).
El “tilingo” es, en definitiva, un ente superficial que gusta de navegar por la corteza de la vida sin arriesgarse nunca a los sabores de la interioridad. Será por eso, tal vez, que rara vez nos tomamos a los argentinos y a sus problemas en serio, porque son ellos los que, a fuerza de superficiales y vanos, carecen de seriedad. Y esta falta de seriedad ha pasado a ser casi su tarjeta de presentación. Lo que, para alguien como yo, que a pesar de todo lo dicho, he tenido una bella relación con ese país, resulta una suerte de tragedia. Aunque, lógicamente, lo que para mí luce como tragedia, para los argentinos ha de ser, seguramente,no más que un simple sainete.

Nuria Climent Vilardebó, Barcelona, 18 de Enero de 2010



José Ingenieros

Nicolás Repetto

Arturo Illia
En Argentina, hace 55 años la democracia iba y venia, pero las personas que trabajaban terminaban teniendo casa propia y ahorraban…Ahorraban lo suficiente como para poder ayudar a sus hijos durante años. Hoy la gente tiene dos, tres trabajos…Trabajan también los hijos, y no alcanza entre todos más que para un alquiler exorbitante por una covacha más o menos infame.
Eso sí, los argentinos hemos evolucionado mucho en los aspectos más esenciales de la existencia. Hoy, un transexual caprichoso puede darse el lujo de que la justicia argentina-doblegada por un sistema legislativo muy diligente en estas áreas de la vida social- le otorgue un documento de identidad con el sexo que a él/ella le guste.
Estos sí que son avances. Avances de la libertad y de la democracia…
Argentina es un país hilarante. Mientras un Médico como Favaloro termina agobiado hasta el suicidio, otro médico como José Luis Manzano disfruta de los millones que la población y las instituciones “democráticas” le permitieron acumular durante su gestión política…
Casi todos los días uno recibe mails de crítica a la gestión oficial. Los borro sin leer, sistemáticamente. No me interesan. Son ladridos de perros a la luna. Para evaluar lo inútil –y hasta lo injusto- de tales expresiones banales, basta echar una mirada a la oposición...
El congreso de la nación tiene 11.000 empleados (sí, leyó bien). Durante el 2010, 43 diputados pasaron el año de sesiones sin emitir una palabra.
Pero no se inquieten, esto no significa absolutamente nada en particular. Ya en nuestro libro “Bases para un nuevo modelo de nación” (1988) citábamos a Nicolás Repetto –el diputado, no el animador de televisión- cuando decía en 1930: “Los valores intelectuales, los valores morales, la aptitud para el trabajo, todo esto, juzgado en el conjunto, ha decaído enormemente en este último tiempo…Aquí, señores diputados, hace un par de años que no se trabaja en las comisiones.Prácticamente no se trabaja.No se proyecta, no se informa, no se investiga, no se realiza ninguna de esas tareas que son la obra esencial y seria de un Parlamento. Aquí nadie hace nada.Esa es la pura verdad.Los únicos que trabajan son los que cuidan la casa, son los que sirven el te en el buffet, son lo que hacen la limpieza, son los obreros tipográficos de la imprenta.Y son los taquígrafos…”
Les decía: no hay por qué inquietarse en particular.Como ven todo está como era entonces. Perdón, no quiero ser ingrato. Ha habido fundamentales cambio de fondo: los representantes legislativos han logrado que haya matrimonio homosexual pleno, que estos matrimonios puedan adoptar niños y que cualquiera que demuestre no estar satisfecho con su sexualidad biológica pueda convertirse por ley en sujeto público del sexo contrario con documento incluído.
Eso sí, en cuanto a los derechos concretos y reales del que labura dia y noche como un burro de carga poco y nada se ha realizado para que pueda disfrutar genuinamente del fruto de sus esfuerzos.
Y digo “que pueda disfrutar del fruto de sus esfuerzos” no de una dádiva infamante -subsidios,planes "jefas y jefes", etc.- que llegue como una limosna para paliar los males que la misma estructura institucional y social fabrican cada minuto.
Pero vuelvo a repetir, no tiene mucho sentido inquietarse ahora. Deberíamos habernos inquietado mucho antes.
Ya José Ingenieros en 1913 explicaba cómo funciona la democracia:
“Hasta ahora no ha existido una democracia efectiva. Los regímenes que adoptaron tal nombre fueron ficciones. Las pretendidas democracias de todos los tiempos han sido confabulaciones de profesionales para aprovecharse de las masas y excluir a los hombres eminentes. Han sido siempre mediocracias. La premisa de su mentira fue la existencia de un "pueblo" capaz de asumir la soberanía del Estado. No hay tal: las masas de pobres e ignorantes no han tenido, hasta hoy, aptitud para gobernarse: cambiaron de pastores.”
“La democracia ha sido un espejismo, como todas las abstracciones que pueblan la fantasía de los ilusos o forman el capital de los mendaces. El pueblo ha estado ausente de ella.”
Y,¿cómo funcionan los congresos en ciertas democracias según Ingenieros?
“En ciertas democracias novicias, que parecen llamarse repúblicas por burla, los Congresos hormiguean de mansos protegidos de las oligarquías dominantes. Medran piaras sumisas, serviles, incondicionales, afeminadas: las mayorías miran al porquero esperando una guiñada o una seña. Si alguno se aparta está perdido; los que se rebelan están proscritos sin apelación.”
Han transcurrido casi 100 años desde que Ingenieros escribió esto,
¿Ven ustedes muchas diferencias?
Argentina es un país hilarante. Y creo que su hilaridad tiene mucho que ver con su falta de memoria. Es un idiota que se rie y se babea de sus desgracias porque olvida de inmediato los azotes que recibe.
Cuando en 1966 los militares derrocaron al Presidente Arturo Illia, ya este hombre digno y honesto como pocos se había “ganado” en los medios públicos el inmerecido mote de “la tortuga”. Cuando tuve los años suficientes como para investigar los resultados de su gestión me encontré con que las cifras económicas fueron –en términos estadísticos- las mejores de la historia argentina.
Y he aquí el dilema de los argentinos. Somos como el “hijo idiota de papá” que no termina de procrear dislates y cometer desmanes sin aprender demasiado –por no decir nada- de las penurias y tropiezos que por su propia acción u omisión le acontecen.Y es tal su disfuncionalidad, que siempre busca la razón de su infortunio en algún agente exterior a sí mismo.
Por eso, en lugar de babearnos con una mezcla de resentimiento y banal alegría cada vez que recibimos un email o una presentación que se mofa o critica a los gobernantes de turno, deberíamos ir al espejo para confrontarnos con el verdadero responsable de lo que pasa en Argentina.

PD: Antes de que me acusen de "homofóbico",  remito al siguiente artículo del viejo y denostado Ted-con razones válidas, pero sin evaluar las también válidas razones de Ted...-
De ninguna manera considero que los derechos de los homosexuales puedan ni deban ser obviados, pero incluyamos además muchos otros derechos esenciales, que abarcan a todos los argentinos independientemente de su orientación psicosexual.  (acerca de la cual respeto de manera absoluta la libertad de elección, ya que la vida íntima del prójimo no es de mi incumbencia)

Los que entren el link de abajo, y lean hasta el final, comprenderán a qué me refiero.

http://www.angelfire.com/folk/celtiberia/barcolocos.html

11.10.16

Un óvulo más un espermatozoide.
Todo programado en una secuencia de automatismos tan numerosos que provocan la ilusión de ser algo infinito, algo no programado.

Y vivimos bajo la fantasía de creer que realmente vivimos.

Que somos nosotros.
Cuando en verdad somos vividos.

Wu Wei.

Las cosas se despliegan
(LITERALMENTE, como un rollo)
según su naturaleza.

¿Qué podemos hacer al respecto?

Dejar que se desplieguen según su naturaleza.

Estar Ahi.
De la manera más funcional posible.
Sin agregar.

Parece fácil, pero se complica...
Porque vivimos bajo la ilusión
de creer que somos nosotros.
Y es la Vida.



Manuel Gerardo Monasterio (Ja!!!!) en Walden,Villa Giardino, a las 10:23 del 11 de Marzo de 2010 (del falso calendario...como todos ellos)
La vida de los hombres
son cosillas miserables
-desvaríos, ruinas, pretensiones-
rezagos antiguos y letales.

La vida de los hombres
es memoria solamente,
memoria intrascendente,
recuerdos tangenciales.

Quien da en el Centro
Desaparece
Y ya nadie lo percibe 
o lo comprende.
Los que no lo conocían, 
menos lo conocen todavía.

Todo ha cambiado
mas nadie se da cuenta.
Ahora hay un pájaro volando
entre las hojas muertas.
El pájaro no puede contra el viento,
pero el viento lo respeta.


Manuel Gerardo Monasterio, El Bolsón, Junio de 1989
Para José Alberto Alfonsi
Y Jordí Soler Alomá 

Días pasados escribí un comentario para Farabute –compañero de celda- y firmé, como en otros tiempos: “Sísifo”…
He vivido muchos años enemistado, como el padre de Maldoror, contra la carroña primordial de la tierra y su igualmente absurdo creador. Y cuanto más enemistado me encuentro, más compasión le profeso. Por la simple razón de que lo que es, lo es de esa manera, porque-contrariamente a todas las veleidades de la democracia- no tiene libertad para Elegir.
La compasión es la manifestación absoluta de la condición humana, ninguna otra bestia o dios puede manifestarla.
Y contra todas las apariencias, es la negación, y no su bovino contrario, lo que genuinamente Afirma la inalienabilidad de la Única Verdadera Libertad del Supremo Condenado. No es decir sí –todas nuestras células apoyan automáticamente esa moción- sino decir “NO”.
No que haya sido fácil, para un alma modelada por los herrajes tanto metafísicos cuanto carnales del cristianismo (religión de perros, como repitió Hegel), pararse sobre esa piedra Luciferina para proclamar la sublime Negación, que, digámoslo por primera vez en la historia, es lo que se oculta tras el Kumbak del Pranayama de los Indios (porque el respirar es la primigenia compulsión)
Es la Negación del asceta, que es el Suicida sin rastro alguno de desesperación.
Es como escribí en aquel poema de mis sangrantes veintidós años: “Aparta ya tu espantosa levadura, no quiero ya comer de Ti!”
Y durante los siguientes treinta años comí tan sólo el ácimo pan de mi venerable y sosegado hastío. Rodeado de presos, circundado de sombras, de lamentables perros que se arrastran con la cabeza gacha o terminan poniéndole la panza descubierta al Amo que los azota sin solución de continuidad. Hace mucho, sin embargo, que ya no le muestro los dientes, tan sólo mi mirada se eleva hacia Su Mirada y le contempla, con soberana tranquilidad. Y es El quien aparta la vista, como si estuviera avergonzado de las obras que, en la insaciable Compulsión de Su Inmarcesible Soledad, no puede dejar de realizar.
En la Suprema Inmovilidad de la Negación, el Hombre trasciende a los hombres y a los dioses.
Y esa Negación es a un tiempo absoluta Aceptación, que se abre a la puesta de sol sin necesidad ninguna “de algún ángel sentado sobre las nubes”. Sin afán de consuelos sobrenaturales, sin esperanza de supuestas dichas celestiales. Es como un imposible perro que continúa haciendo su gracia sin esperar la golosina, y cuando esta llega, con gesto altanero, la rechaza.
Y en ese Desierto inconcebible para la casi absoluta mayoría de los hombres, crece, sin embargo, una única Flor. Una Flor Verdadera. Genuina únicamente cuando surge en esa tierra yerma en que se ha extinguido la última gota de esperanza:
La Compasión.

Manuel Gerardo Monasterio
Julio de 2010

7.10.16

La llamada "nueva era" llegó para terminar de acabar con lo poco que quedaba del Hombre. Desde hace veinte años vengo explicando cómo y por qué, ante la mirada azorada de los "creyentes" que, por el contrario, piensan que algo positivo puede salir de semejante desatino globalizado.
Los ingenuos piensan que es una manera de "abrir la conciencia", de "acercarse o abrirse a lo espiritual".
Para mí la comparación es similar a pretender conocer el Amor a través de la fornicación. Podrá ser, pero tiene poco o nada que ver con el acto primario de marras. Y son, mayormente, ámbitos que bien pueden transitar paralelos ad infinitum.
En una palabra, que los delirios de la "nueva era" son a la genuina espiritualidad como la fornicación al amor.

Pero la "nueva era" mueve ya demasiado dinero y satisface demasiadas fantasías colectivas como para pensar que no haya venido para quedarse. El consumismo la ha asimilado maravillosamente, y es un movimiento perfecto para que la mayoría piense que "avanza" cuando en realidad continúa trotando en el mismo lugar.
Pero hay muchos que a lo largo de los siglos han caido-y seguirán cayendo- de cimas más elevadas. Son los que quieren tomar el cielo por asalto.
Los hay de todo tipo y color, de diversas formas y envergaduras.
Algunos se levantan a tempranas horas del amanecer para enredarse en prolongadas meditaciones. Son estrictamente vegetarianos y casi siempre abstemios. Están viajando o volviendo de la India, donde han ido a buscar esa cosa extraordinaria que no logran percibir en el lugar donde están, como si el paraíso fuese un lugar distinto al del infierno en que se encuentran.

Y mayormente viven su vida compartimentada, entre sus prácticas "espirituales" y su existencia cotidiana. Es decir, se elevan hacia luminosas montañas en el momento de la contemplación, para luego reptar en su vida de relaciones cotidiana.
Son humanos, demasiado humanos, a pesar de todos los esfuerzos en pos de algo más que nunca llega. Por el contrario, lo que suele llegar es algo menos. Mucho menos.

Se acartonan. Se vuelven rígidos, solemnes. Hablan en voz baja, como si estuvieran en permanente estado de unción con una realidad que los demás no alcanzan a percibir o como si acaso estuvieran escuchando voces inaudibles para la mayoría.
Ellos son los iniciados. Los elegidos.Y casi siempre tienen un Gurú. Es decir, alguien tan incompleto en sí mismo que necesita de discípulos que llenen los agujeros que lo atormentan en la precariedad de su intima conciencia.
Y todos juntos, todos ellos, maestros y discípulos, se elevan. Se elevan... Pero parafraseando al sublime Santo de Dakshineswar, decimos que se elevan como buitres, ya que, por muy alto que se eleven, su mirada y su consciencia están siempre puestas sobre las carroñas de la tierra.

Pero se esfuerzan. Se esfuerzan mucho y se contorsionan insólitamente porque creen, a pie juntillas, que la Gracia puede conquistarse a base de esfuerzos, de posturas, de gestos y sacrificios.

Tratan con Dios como si fuera un banquero, el dueño de una compra-venta o de un mercado de pulgas donde uno se acerca para regatear mercancías. "Te doy tanto y tú me das esto otro", "si te doy esto tú me tienes que dar aquello", "te entrego todo esto, pero tú a cambio..."
Para ellos Dios es Don Jacobo o Don Moisés, y la Vida una puta barata que habrá de entregarse por unas cuantas piruetas, algunas plegarias, un par de inspiraciones...y la alimentación adecuada.
Pero ni Dios está al servicio de sus pretensiones ni la Vida es la putita tonta a la que habrán de engatusar con unos cuantos gestos bien estudiados a lo largo de años de calculadas prácticas.

La Gracia llega cómo y cuando quiere, y cae o se manifiesta sobre el que a ella le da la gana. No hay nada que podamos hacer para ganarla, porque no está, precisamente, en el mercado de la oferta y la demanda.
No es algo que uno "gana" o que uno "alcanza". Tal vez exactamente lo contrario. Sobreviene cuando uno está completamente solo, absolutamente quebrado y sin muletas a mano. Desnudo hasta una médula inconcebible y sin nada en qué apoyarse. Cuando ya no se busca ni se aspira a nada. Pero nada, absolutamente nada, que no es tan sólo una frase o una forma intelectual de decir. Y entonces la Gracia, si a ella le place, hace Alguien de Nadie, pero sólo de Nadie, porque si se es alguien, no se es nada. Hay que ser Nada para ser Alguien, pero Nadie en particular, sino Todo y Nada al mismo tiempo, pero Nada. Que es la Pléroma donde se manifiesta todo lo posible.
Para lo que es indispensable haber desaparecido.
De manera absoluta y definitiva.

Viajan o vuelven de la India.
Practican toda la higiene que pueden.
Y meditan mucho, y muy temprano.
Pero como sepulcros blanqueados, por mucho que se esmeren mediante todos los artilugios posibles, no pueden ocultar el hedor que emana de sus intenciones humanas, demasiado humanas.
Y mientras elevan la plegaria haciendo arder el incensario, traicionan a la Rosa, aplastan a la Rosa que sin ninguna intencionalidad ni ánimo alguno de provecho se ha Abierto frente a ellos...Para ellos.

El drama de Judas es el drama representativo del hombre.
El drama que se repite en un escenario infinito.

Ojos para quien pueda Ver
y Oídos para quien pueda Oir.

Manuel Gerardo Monasterio
a las 23.44 del Viernes 11 de Abril de 2008
Metaphysique sexuelle
yo-tú
(Noche Oscura del Alma)



yo,
poeta de mierda,
contemplo el horror
entre tus piernas.
tú,
puta vieja,
intuyes que no hay más
horror que mis ojos:
estrellas tal vez,
o lagunas enfermas.
Y te corres de risa
con tu cara tan seria
y tus ojos golosos
y tu sexo voraz,
y piadoso.


yo,
que te hablo
de muerte y poesía.
tú,
que sólo piensas
en mi lengua
machacando
tus rodillas
y en que suba
un poco más.


yo,
que te imploro:
"Nos estamos muriendo!"
tú,
que más caliente
que otras veces
te has vuelto más paciente,
sollozas conmigo
mientras acabas otra vez
entre llantos y gemidos
de puro placer.


yo,
que te repito:
"Estamos muertos!"
tú,
que te cagas en mi padre
sin decir una palabra
y me miras piadosa
con tus cuencas dulzonas
donde bailan melosos
tus ojillos sensuales
de puta hermosa,
de puta ardiente
y gozosa como mi muerte.


yo te aseguro
que tú no existes.
Maldita nada caliente,
hembra trágica y divina,
deliciosa putilla intrascendente.


yo-tú sabemos
que yo existo
todavía menos.



Del libro "Los papeles de Alexis"
Argentina, una vez más
Martes.7.ago.2007
DFiraio Corrientes al Día

"Cómo va a ser la Patria esta inmensa laguna en que andamos braceando con desesperación, nadando contra corriente y empantanándonos sin poder ir ni atrás ni adelante; esta casona derruida donde respiramos aire gastado, comemos pan duro o vemos cada día cosas que nos dan en el rostro, estamos vejados por el cretinismo ambiente y creciente, soportamos vergüenzas nacionales. Entonces la Patria real ¿es muy chica? No lo sé, puede que si, puede que no. Pero la Patria son ustedes”. (Leonardo Castellani).


"Volver a hablar de mi país es como retornar una y otra vez a un cáliz de amargura sin fin. Y sin embargo vuelvo, como el perro bíblico que vuelve sobre su vómito a regurgitar el alimento que ya estuvo en su vientre alguna vez". De "Elegía a un niño crucificado"; Manuel Monasterio, 1992

De una punta a la otra de esta Argentina grande y extraña, se habla y se vuelve a hablar siempre de lo mismo sin decir nunca prácticamente nada. Pero hay gente que vive precisamente de eso, e incluso ganan bastante bien. Mientras que otros hemos perdido el sueño y la cordura en pos de convertirnos en una voz clamante en el desierto de tantas "almas inclinadas hacia a la tierra"...

Pero es una vergüenza que alguien como yo se queje, mientras en el momento que escribo esto un niño, cuyos huesos sobran en un par de manos grandes, se disuelve entre las grietas de una ignorancia inconcebible que se alimenta de lo que se llama por estas tierras -con un desparpajo inaudito- "democracia". Una "democracia" que sólo sirve a los intereses de unos estafadores profesionales disfrazados de políticos, que necesitan muchos "changuitos" y "gürisitas" bien hambreados, bien hundidos en el lodo de la pobreza neurobiológica inmarcesible para que puedan luego ir a las urnas a votar por
ellos.

En Argentina votan los muertos y los idiotas. Y me refiero a los idiotas en serio -sin menosprecio alguno- a los discapacitados severos y profundos que están en el padrón electoral nacional y cuyo voto vale lo mismo que el de cualquier otro ciudadano que tenga algo más de idea de lo que está haciendo, o de lo que lo obligan a hacer. Porque en Argentina además, el voto es obligatorio. Y que no se le ocurra a alguien hablar de "voto calificado". No señor, esto es una verdadera DEMOCRACIA, y por eso su voto vale lo mismo que el del enfermo neurológico profundo que está con usted en el padrón. ¿Y por qué no habría de valer igual? Si los votos de ambos junto con el mío y el de
millones valen finalmente lo que valen, es decir, lo que una cagada de paloma. Esto es, no nos sirven a todos nosotros, a la Nación, pero son indispensables para los que han usurpado el poder en nombre de la "democracia". Ellos necesitan muchos niños hambreados en esa edad en que el daño neurológico de la desnutrición es irreversible, para sostener esta infamia, mal llamada "democracia",que precisa de millones de esos votos esclavos procedentes de la incompetencia cívica que ellos mismos fabrican de
una punta a la otra del país del que se han apropiado.

Porque Argentina es un Proceso y un Castillo de Kafka donde todos los días tenemos -varias veces en el día- la misma sensación de Deja-Vu. Y todos los días al fin del día terminamos convertidos, como Gregorio Samsa, en el mismo insecto a merced del mismo funcionario -presidente, gobernador o diputado- que se presenta ante nosotros con un nombre diferente que saca de la misma galera -aparentemente infinita- de la codicia sin fin y del egotismo sin pausa....Y la estupidez sin mengua, de un pueblo que sigue dando vida a tanto degenerado serial disfrazado de político y con apetencias de eterno funcionario.

Decía Leonardo Castellani, "La antigua monarquía francesa estaba sustentada por las cuatro columnas de Iglesia, Universidad, Nobleza y Gremios -incluso aquí los Parlamentos-que tenían su vida propia y a las cuales no era cómodo ofender; de manera que Luis IX por ejemplo, teóricamente 'rey absoluto', podía hacer muchísimas menos cosas -y prepotencias- que un presidente democrático-liberal de la República Argentina..."

Y sería, digo yo, caer ciertamente en un pozo de gran ingenuidad, pensar que la democracia nos pone a salvo del absolutismo. Precisamente al revés, porque no hay autocracia más feroz que la difuminada del amorfo "demos", que es como llamaban al pueblo los griegos.

Es por todo esto que no puede sorprendernos absolutamente nada de lo que la actual administración nacional haga o pretenda hacer. Y considero además que la mayoría de las criticas que hoy día reciben el Sr. Presidente y su Primera Dama son profundamente insustanciales y, finalmente, completamente irrelevantes. Ellos son en realidad "culpables" de una sola falta: la de ser una mera clonación de la indigencia política hereditaria que aqueja desde siempre a este país.

Nietzsche se planteó un par de preguntas que deberían ser asimismo relevantes para nosotros, "¿Cómo llego a ser lo que soy?" y "¿por qué sufro siendo lo que soy?" Hemos llegado a ser lo que somos por un conjunto de pensamientos y la práctica constante de esos pensamientos. El conjunto de pensamientos se cristaliza en una actitud, una actitud frente a la vida, una actitud ante los otros. Una imagen de nosotros mismos que se plasma en una conducta. Una conducta en lo personal y en lo social.

En Argentina la testosterona circulante es poca, de pobre calidad y muy mal distribuida. Será por eso que somos famosos por nuestras mujeres histéricas y ahora también por nuestras mujeres machorras. Porque parece ser que a pesar del discurso soberbio de los machos argentinos las señoras están tan insatisfechas que terminan por asumir el rol masculino. No porque las mujeres manden, eso lo han hecho siempre, sino por la manera en que pretenden hacerlo por estos lares.

Porque debe haber pocas cosas más desagradables que una mujer que trastoca su pudor -casi un significante de su identidad- por la postura chabacana de imponerse a los gritos moviendo las manos como aspas de molino. Uno esperaría, como mínimo, que un poco del dinero recaudado a lo largo de muchos años de ejercer el "próspero negocio" que representa la política en este país, hubiese sido invertido en tratamiento psicológico y entrenamiento emocional para aminorar y conducir esos visibles horrores del carácter.

La mujer verdaderamente poderosa no necesita ejercer su autoridad como un capataz de esclavos en época de la conquista. Mi abuela, que era analfabeta, tenía la Presencia como para imponer el orden -tantas veces necesario a pesar de las veleidades afiebradas de la mal entendida "democracia" y la aún peor interpretada "libertad"- con una sola
mirada.

Pero mi abuela era una pobre campesina europea "sin pajaritos raros en la azotea" y acá estamos en la Argentina posmoderna de la pizza y del champán, la Argentina tilinga de los millonarios-tipo-sopa-instantánea y de los políticos que viven la política como sacarse la lotería, y de un pueblo que lo permite porque a lo mejor sueña con poder participar de alguna manera de las ganancias de esa lotería mal habida.

La Argentina de los militares capones que necesitan que sus mujeres hagan en público las veces de hombre; que no son capaces de admitir lo que es tan evidente que lo sabe todo el mundo: que hicieron las cosas mal, horrorosamente mal. Que no tuvieron los atributos de su masculinidad bien puestos antes, y menos los van a tener ahora -que ya no tienen poder alguno- como para pedir perdón como Dios manda por los desmanes de los que fueron responsables en una guerra que tenían derecho a entablar, pero nunca-jamás de la forma chapucera en que lo hicieron. Hicieron las cosas tan, pero tan mal, que hoy los asesinos terroristas pasan por mártires, y muchos de los que pusieron bombas debajo de las camas de gente durmiendo han pasado a ser "jóvenes idealistas". Y varios de los ideólogos y terroristas que llevaron a la muerte a verdaderos jóvenes idealistas son hoy prósperos empresarios que se nutren del capitalismo que decían entonces combatir.

Aquellos fueron los militares de entonces y son también los de ahora. Porque Argentina es tan indefinida que no ha sido capaz de generar un solo dictador como la gente. Un dictador que en su momento, como un padre responsable, hubiese puesto las cosas en marcha para sentar el ejemplo indispensable a las generaciones por venir. Porque como dijo San Agustín -uno de los escasos y verdaderamente grandes filósofos que dio el catolicismo- "los pueblos corrompidos sólo pueden ser gobernados por tiranos". Pero también, como dijo Leonardo Castellani, "es necesario que (el dictador) sea santo. Porque el grado de violencia que un hombre tiene derecho de infligir a otros hombres corresponde, por lo menos, al grado de amor que les tiene. La violencia infligida por el odio es siempre contagiosa y volvedora: rebota sobre el violento."

Pero esto es Argentina, donde los políticos honestos se suicidan como Lisandro de la Torre o terminan en la miseria como el Dr. Ramón Carrillo y los pensadores y profetas como Castellani son exonerados de todos sus cargos, se les prohibe ejercer su oficio y se los condena a pensiones de hambre.

Y es por eso que en Argentina volvemos siempre, de mala manera y a los tropezones, a generar autócratas de segunda y tercera categoría como los que hemos tenido en los últimos años. Políticos pequeños, tan pequeños que se creen que verdaderamente merecen el poder que han recibido. Que ignoran o soslayan que se encuentran con el poder entre manos por arbitrio de la corruptela y el desorden generalizados y se lo toman tan en serio que se olvidan del valor puramente instrumental de su mandato. Y hacen todo -y bastante mal-para el estado, y nada para la Nación. Olvidando que el estado no es más que una maquinaria dentro de la nación y que su único objeto es servir a la nación, que es la gente.

Shakespeare escribió en su Hamlet "si le dieran a cada hombre lo que se merece nadie se libraría de una buena paliza". Y los argentinos tenemos lo que nos merecemos, porque esto es lo que somos.

Pero como yo no creo en el karma de mis colegas hindúes de la manera en que ellos creen, continúo pensando que a lo mejor algún argentino se merece otra cosa distinta que la que hoy está recibiendo. No yo, porque yo ya soy un hombre grande y lleno de vicios y puedo tolerar la paliza que me toca. Pero no podré aceptar jamás como un hecho natural que en el momento en que escribo esto, un niño, cuyos huesos sobran en un par de manos grandes, se disuelva entre las grietas de una ignorancia inconcebible que se alimenta de lo que se llama por estas tierras -con un desparpajo inaudito- "democracia".


(*)  Enviada a Corrientes al Día por el Dr. Manuel Monasterio desde su propio sitio Foro Planetario (6 de Agosto de 2007).

4.10.16


 

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