13.9.12


Para comprender ciertos fenómenos políticos e ideológicos hace falta a a veces comenzar por la pregunta esencial: ¿Quién o quiénes se “benefician” con lo ocurrido?

Hasta que alguien demuestre lo contrario, podemos considerar que lo ocurrido ha sido gestado por un grupo de Sionistas judíos radicales que necesitan que los Estados Unidos golpeen con más fuerza a los países del eje Islámico, y para ello, hacen falta más excusas para una intervención brutal por parte del gigante del norte.

Si a alguien le suena exagerado lo que digo, basta ponerse al tanto del criterio utilizado por los que produjeron y filmaron la película que aparentemente provocó esta reacción:


El productor y director es un cineasta israelí residente en California y la película ha sido promovida por una campaña extremista antimusulmana en Estados Unidos. Algunas escenas de la película dobladas al árabe fueron cargadas en YouTube.

Los ánimos fueron aún más exaltados por un video que promociona entre otros Morris Sadek, un egipcio cristiano antimusulmán en el sitio web de videos. El video presenta a Mahoma como "un fraude", mostrándolo teniendo relaciones sexuales y exhortando a masacres.

El film en cuestión, La Inocencia de los Musulmanes (Innocence of Muslims) muestra el rostro del Profeta Mahoma –algo prohibido por el islam-, cuyo intérprete además pone en duda que fuese portador de la palabra de Dios. Esa mezcla explosiva es considerada una grave ofensa para la mayoría de musulmanes.

la película fue promocionada además por el pastor Terry Jones, que hace tres años pasó a la fama por encabezar una iniciativa a favor de la quema de Koranes que desató una violenta oleada de protestas en Afganistán.


La película costó cinco millones de dólares y fue financiada por más de un centenar de "donantes judíos anónimos", dijo. La película fue filmada en el verano de 2011, con 59 actores y unos 45 trabajadores detrás de la cámara y se proyectó sólo una vez en una sala comercial, a principios de año "en un cine casi vacío en Hollywood", añadió.

Sam Bacile se autopresenta como “un judío de Israel” y agrega que “ quería denunciar el Islam con esta "película política deliberadamente provocativa". "El Islam es un cáncer. Punto final".
No quedan muchas dudas de cuáles son las intenciones de los que han diseñado esto, lo cual, obviamente, no justifica de ninguna manera la reacción bestial de los ataques en Libia, pero es evidente que conociendo el celo musulmán la respuesta era más o menos esperada. Esto, por supuesto, también favorece a los grupos musulmanes más radicales, que están igualmente deseosos de hundir al mundo en un baño de sangre y fuego…

Huelga agregar que a quien esto escribe, ambas posturas le resultan profundamente repugnantes…Pero este es el estado mental y espiritual de una buena parte de la humanidad en los albores del Siglo XXI…

 

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