21.6.11

David Firth (Inglés,1983-)
Dibujante y autor de historietas animadas en Flash y videos cortos


"Perdemos la vida con alegría, con tal que no se hable de ello"
Lautremont


David Firth está loco.
Espero que no les llame la atención esta tautología.
En la medida en que David Firth pueda ser clasificado como un ejemplar de la especie de los homínidos autodenominados “Sapiens”, mi primera proposición resulta redundante, pero conducente hacia mi:

Primera divagación

Hace ya tiempo que vengo cuestionando aquello de “homo sapiens”. En un poema de 1974 –de mi libro “Tristario”- escribí, “homo sapiens que no sapiens”. Luego, muchos años después, agregué “porque si supiera no estaría en la situación en que se encuentra”.
Luego continué observando y descubrí que mis sospechas acerca de este mono asesino que somos–diseñado genéticamente por entidades que se han hecho pasar por “dioses”-tenía mucho más de Faber que de Sapiens, y mucho más de Ludens que de Sapiens. Y hacia 1979, cuando me encontré con la obra de Edgar Morin, vi que él decía, con gran perspicacia “homo sapiens demens”. Y llegué entonces a mi propia aproximación: somos un homo con mucho de demens, bastante de faber y de ludens, y un toquecito de sapiens. Claro, que el enorme porcentaje de “demens” hace que la parte “faber” esté perturbada –es decir, nuestras construcciones y artefactos son cada día más “demens”-y que la parte “ludens” esté contaminada por la “demens” de forma tal que nuestros “juegos” se parecen cada vez más a las pesadillas de la psicosis que a los entretenimientos de otros mamíferos más afortunados (entiéndase aquí: mamíferos que no fueron elegidos por los “dioses” para sus demenciales” experimentos”).
Pero, poder “auto-abrirse”para acceder al interior, usualmente invisible en el hombre “normal”, y volcar hacia el exterior los contenidos ocultos en la oscuridad de la “unidad sellada” que normalmente somos, es lo que separa al genio del hombre normal. (ver mi nota: Investigando al hombre o desarmando al muñequito cósmico- http://manuelmonasterio.blogspot.com/2007/09/investigando-al-hombre-o-desarmando-al.html)
Por eso no tengo duda de que, más allá de lo que todos deberíamos saber –pero no sabemos- que David Firth está tan loco como todos nosotros, a diferencia de la mayoría,
David Firth es un genio.
Lo que nos lleva a mi:


Segunda Divagación

Escribió alguna vez el pensador rumano Emil Cioran, “toda forma de talento va acompañada de una cierta desvergüenza”.
En David Firth hay mucho talento, y por tanto, mayor desvergüenza que lo usual.
¿En qué consiste la desvergüenza de Firth?
Precisamente, en mostrar en público todas los artilugios, deshechos, restos contaminados de alimentos mentales en descomposición, bellezas y monstruos que la humanidad guarda en su interior.
Debo admitir de inmediato, que muchas de los “secretos” que Firth saca a la intemperie me resultan tan horrorosos de ver como les deben parecer a la mayoría de ustedes. Y por supuesto, no pretendo comprender todo lo que Firth expone, ni creo que él mismo lo interprete en toda su dimensión. Por otra parte, mucho de lo que muestra es, por definición, incomprensible. Es el discurso psicótico que invade y atraviesa toda nuestra civilización. O como escribí alguna vez, no el doble, sino el triple o el cuádruple mensaje. Y la locura de proponer a cada instante contradicciones insostenibles, como la de ese cuento popular de la Idishe Mame que le regala a su hijo dos sweaters. Cuando a la mañana siguiente el hijo se va para su trabajo con uno de los sweaters que su madre le regaló, la madre le dice con tristeza, “ah, el otro sweater no te gusta, verdad?”.
El personaje de Firth “Salad Finger, por ejemplo, es un psicótico y perverso sexual, de personalidades múltiples que van saliendo de su interior a cada rato, las que son amadas y odiadas al mismo tiempo, y a las que Salad Finger mayormente termina...comiéndose. ¿Les parece muy demencial este cuadro?
A mí, sin embargo, me parece un cuadro de costumbres tradicionales que describe magistralmente nuestra vida cotidiana globalizada. Lo cual nos conduce a mi:


Tercera Divagación


Nuestra civilización es Salad Finger.
Por poner sólo un ejemplo de miles, antiguos y modernos, me referiré al caso de Rwanda.

¿Cuánto saben ustedes de Rwanda, de lo que pasó y pasa en Rwanda como en otros lugares de Africa?
En 1994, fueron torturadas, violadas,masacradas, destruidas y quemadas 800.000 personas entre mujeres, hombres y niños. No es un error tipográfico, son ochocientas mil, por lo menos.
Pero claro, hagamos la salvedad, eran negros.
No sé si usted los ubica, son esos homínidos que –seamos sinceros- en el trasfondo de nuestra genético-memética los caucásicos solemos ver demasado parecidos a los gorilas como para aceptarlos como completamente “humanos”. Sí, ya sé, me va a decir que a usted no le pasa eso, que para usted son personas como nosotros, ni más ni menos y blablabla.
Pero, ¿Está usted completamente seguro de que los vé como iguales?
¿Sabe usted con detalles lo que pasó en Rwanda y lo que continúa pasando en muchos lugares de Africa?
¿Seguro?
Sea sincero, mire bien a los negritos bien negros, los negros mota, que les dicen. Nariz aplastada, bocota expandida (la bemba, que le llaman), pelo como de cepillo enrulado y....un olor muy peculiar –no sé si acuerda, la “catinga”, que le dicen. Pero no se preocupe, el olor que emanamos nosotros también les resulta a ellos tan raro o hasta incluso repugnante, como el de ellos a nosotros. Me lo han confesado ellos mismos, porque verá usted, aunque no lo crea, he convivido con ellos durante diversos períodos de mi vida.
Le voy a contar algo más, los estudios médicos guardan muchas estadísticas donde se observa que estos morochos oscuros,bueno... va, estos negros, son más proclives a ciertas enfermedades genéticas que los de raza blanca. Sí señor. Podrá usted llamarme lo que quiera, pero es así.
Son diferentes a nosotros, tanto, que en algún lugar de nuestro psiquismo, más allá del barniz barato y superficial que nos hemos ido colocando últimamente , en algún lugar decía, debemos guardar la vergonzosa sospecha de que...bueno, si son hombres, no lo son tanto o al menos lo son de una manera bastante diferente a nosotros, los de raza blanca pura.
Fíjese que dije, "últimamente", porque hasta hace nada, unos pocos años, países que se consideran a la vanguardia de esta civilización tan increíblemente soberbia, trataban a los hombres de color como a basura -todo legalmente refrendado por códigos y reglamentaciones-
¿Le resulta repulsivo mi discurso de los últimos párrafos?
¿Está seguro que le resulta más repulsivo que la realidad?

Ahora, no me diga nada, dígaselo a usted mismo,y perdóneme la insistencia obsesiva, pero hágame el favor y sígame la corriente un poquito más:
Seguro que si usted no viajó, por lo menos tiene algún conocido que ha ido a Sudáfrica, nos dicen que es un paseo turístico bárbaro y sale incluso más barato que viajar a otras plazas interesantes.

¿Sabía o sabe usted bien lo que pasó en Rwanda y en otros lugares de Africa y aún continúa ocurriendo?
(aparte de haber visto últimamente “Diamantes de Sangre” donde la bella y blanquísima Jennifer Connely se rasga sus etéreos pliegues arios en pos de defender el derecho a no ser masacrados de los simpáticos-pero siempre tan lejanos- negritos)

¿Lo sabe usted tan bien como si hubiera ocurrido en Mexico, en Nueva York o en Berlin?
Dígame, dígaselo a usted, ¿hubiera sido o es lo mismo que lo que pasó en Rwanda hubiese pasado en uno de esos paises?
Ochocientos mil blanquitos -muchos de ojos azules y rubios cabellos-
¿Se imagina usted el increíble follón que se hubiese armado, en comparación con lo que pasó, porque simplemente les ocurrió a "los negros de Africa"?
¿Entonces, más allá de nuestro pseudo-benevolente discurso mental prendido con alfileres, los vemos como iguales a nosotros, realmente?

Pero no se inquiete, no lo voy a presionar más con esto.

No es que los negros no sean iguales, o por lo menos semejantes en cuanto homínidos a nosotros, es que Berlín, México, Londres, Paris o Nueva York, tienen mejores periodistas y una prensa más eficaz...
En una palabra, que estos pobres negros de mierda (no se inquiete por la palabreja, si no pensáramos esto tan feo de ver o de escuchar, los trataríamos de otra manera, verdad?) además de ser como monos feos, no saben ni siquiera publicitar bien lo que les está pasando. Son tan "idiotas" y tan "impotentes", que no saben siquiera anunciar y explicar adecuadamente la manera infrazoológica en que están siendo despedazados por episodios a manos de la maravillosa civilización Blanca que, fíjese usted, llegó a la luna y viaja por el espacio pero se está autodesalojando de la tierra arrastrando consigo también a los negros que hasta para hacernos saber de su muerte ignominiosa dependen de la "benevolencia" de la raza blanca. De las periodistas como la que protagoniza Jennifer Connelly en la película”Diamantes de Sangre”, que como es una blanca compasiva se apiada de la miseria de estos negritos y denuncia frente al mundo blanco y civilizado lo que –en gran parte gracias a ese mismo mundo-les está pasando. Y veremos la película –que, a propósito, es muy buena- la comentaremos con nuestros amigos, y pasaremos a la próxima. ¿Y qué podemos hacer?
¿Hay que sobrevivir, no es verdad?

Africa es un maravilloso y gigantesco campamento de entrenamiento para cristianos militantes de todas las denominaciones. La civilización tecnológica que los aplasta y los martiriza más allá de toda descripción tolerable, simultáneamente los atiende, les manda comida, medicamentos, enfermeras y médicos. En una palabra, que un blanco (u otro negro enloquecido y estimulado por la codicia de los blancos) le matará al negro un hijo por la mañana, pero por la noche llegará otro blanco a curarle el muñón de la pierna amputada a otro de los hijos del mismo negro que sobrevivió al ataque de la mañana.
¿No sabía usted como se llama esto, amigo lector?
Esto es cristianismo militante.
Esto se llama, ni más ni menos,
civilización occidental y cristiana.

¿Pero qué se puede esperar de una religión cuyo símbolo es un Santo torturado y crucificado, cuya imagen, moribundo y chorreando sangre, es emblema de piedad, amor y bien?
Una religión que durante siglos ha invitado a sus fieles a “alcanzar el cielo” mediante el sufrimiento y el sacrificio constantes.

Si le molesta lo que estoy diciendo, lo invito a leer, nada más que como mínima muestra- los libros de una de las santas más respetadas y teológicamente más cultas de la Iglesia Católica-una Doctora de la Iglesia- Santa Teresa de Jesús –la de Avila- que escribía como los dioses, además, y que le mostrará con lujos de detalles una cantidad de primores masoquistas con los que se flagelaba cotidianamente con mucho amor y con mayor unción aún para poder acercarse mejor a su amado esposo Jesús y alcanzar el cielo en esta vida.

Pero, finalmente, yo debo estar entendiendo todo mal, porque si el cielo y la santidad se alcanzan sufriendo mucho y padeciendo horrores sin cuento, entonces lo que están haciendo los blancos con los negros de Africa, es acercarlos más rápido y mejor hacia el reino de los cielos.
Perdóneme la brutalidad de haber interpretado todo al revés.

En realidad, el panorama es maravilloso y todos salen beneficiados.
Los negros que con su martirio se convierten instantáneamente en santos (eso sí, habría que intentar explicarles todo mejor así no se resisten tanto)
Y los blancos que misionando, sirviendo y alimentando estoicamente a los negros, arriesgando su propia vida en un ambiente y un clima y unas pestilencias y unos peligros espantosos, también logran manifestar su amor y hacer penitencia.

¿Se da cuenta de lo que digo cuando digo que David Firth es un genio?

Porque nuestra civilización occidental esta psicótica, con Alzheimer y cuadraplégica, es antropófaga y autofágica, según la ocasión y la necesidad.
Como los personajes de Firth, tenemos varias personalidades simultáneas, nos olvidamos de todo a medida que lo vamos haciendo, nos comemos entre nosotros y a nosotros mismos, y nos quedamos paralizados o miramos hacia el techo con el gesto como perdido cuando comenzamos a darnos cuenta, aunque sea por instantes, de lo que nos ocurre y de lo que somos.


¿Ven por qué digo que David Firth es un genio?

Fíjense todo lo que he tenido que escribir para asomarme –apenas- a todo lo que Firth describe en sólo unos cuantos minutos y con unos simples dibujitos.
Manuel Gerardo Monasterio
Jardines de Prometeo,
Ciudad de Buenos Aires,
A las 13.03 del día 7 de Septiembre de 2007

David Firth nació el 23 de Enero de 1983 en Doncaster, Inglaterra, es un animador de historietas en Flash y raeliza también videos cortos. Gran parte de su trabajo es abstracto y mayormente incluye la enfermedad mental, imagenes surrealistas y de un mundo de pesadillas, y toda su obra despliega un estrafalario y ríspido sentido del humor. En sus dibujos se aprecia la influencia del joven maestro, en parte, iniciador del género, Don Hertzfeldt (nacido en 1976), con sus personajes con forma de palitos, de ojos grandes con círculos oscuros alrededor. Entre los personajes de David Firth están, además de Salad Finger, Burn Face Man y Devvo.
Todas las voces de sus personajes son, además, la voz de Firth.
Su página web:



Si alguien se ha sentido ofendido por mis palabras o si acaso duda de lo que he dicho, o si simplemente quiere comenzar a enterarse mejor de lo que estamos haciendo los hombres unos con otros, aquí tienen algunos enlaces para que vean por ustedes mismos cómo se comportó, la comunidad internacional y las Naciones Unidas, frente al genocido de Rwanda de 1994.
















13.6.11


Alejandro Dolina comentando en su programa un comentario sobre Tinelli
(Enviado por Angie Monasterio)

Ayer estuve mirando 6,7,8. Hubo una polémica aburrida acerca del programa de Tinelli que se viene dando en todos los medios últimamente. Aquí hablaremos también de Tinelli…pero ya verán que no.


La polémica surgió por una declaración de Mauro Viale, que decía que “el programa de Tinelli estupidiza a la gente”. En ese momento, un compañero de radio de Dolina dijo “Lo dijo quién? Mauro Viale? Ah…bueno” Y Dolina respondió: No importa quién lo dijo! Usted comete el mismo error que cometieron en 6,7,8. No está argumentando. Decir “Usted tiene un programa tan estúpido como el de Tinelli” no es un argumento.

En 6,7,8 hubo 3 argumentaciones. La mayoría para defender a Tinelli. El primer intento de argumentación fue ese mismo que utilizó usted, el de Mauro Viale. Pero el principio de autoridad puede ser bueno en teología, pero no para hablar de programas de televisión.

El segundo argumento fue el derecho que tiene la gente a ver lo que quiera. Y el derecho de Tinelli de hacer el programa que quiera, y lo imposible de impedir este tipo de programas. Y eso nunca estuvo en discusión! La pregunta era, reformulando la frase de Viale: “el programa de Tinelli es malo”, y ninguno de los argumentos lo contestaba.

Ahora, ante el derecho de que alguien haga un programa simple, algo habría que decir. Porque si nadie dice nada daría lo mismo hablar de Tinelli o del mejor programa de la historia de la televisión. Y esa igualación es un castigo inmerecido para los artistas que buscan la excelencia. Si cada uno hace el programa que quiere/puede, parecería que hacer un programa es una forma de satisfacer una necesidad, el derecho de expresión de todos, y que no hay diferencia en ese sentido en los programas. Y esto conlleva un vicio. Por empezar, cada uno de nosotros debe tratar de comunicar procurando alcanzar lo mejor de uno mismo y además estimular lo mejor del que te escucha, no lo peor. Yo veo el programa de Tinelli, y creo que no está tan mal como dicen, y que tal vez es un gran tipo, pero qué pasa con el tipo que se propone la excelencia? Quién lo nombra? Quién pone misa sobre él, quién lo divulga? Y es que no hacemos otra cosa más que hablar de un programa sobre el cual todos estamos contestes en que no es excelente!

Eso me parece un poco flojo, especialmente si pasa en programas que aspiran a hacer didáctica, donde deberían establecer alguna diferencia diciéndote algo como “es un placer para el cual vale la pena adiestrarse leer tal o cual cosa”. No es que la poesía, lo excelente y lo complejo sea aburrido. No. Son algo que requiere alguna competencia para su disfrute.

Jorge Wagensberg, un pensador barcelonés, dijo que un hecho artístico es un hecho binario donde se combinan el realizador y el que consume arte, y que éstos deben parecerse para que esta comunicación se produzca, tienen que ser mentes de complejidad parecida. Si vos ponés una mente demasiado elemental ante un programa, una obra, una película, un libro demasiado complejo, no lo va a entender. Y si ponés un tipo demasiado complejo frente a una obra demasiado simple, se va a aburrir, o se va a ofender.

Entonces es la complejidad la que a veces define la elección de lo que se consume. Personas de gran complejidad eligen programas complejos. Y ojo que no hablo de bueno o malo! Hablo de complejo o no. Y qué es complejidad? La definiría como el número de bits que se necesitan para describir un proceso. Por ejemplo, si usted tiene un proceso de dos bits (en este momento Dolina toca dos notas en el teclado) bueno, no será muy bueno. Pero si usted le mete algo más (Dolina toca parte de una pieza musical)…Yo no sé si lo segundo es mejor que lo primero, pero sí estoy seguro que es más complejo.

Y aquí viene el tercero de los argumentos que se utilizaba. Decían “Cómo saber si algo es bueno o malo?, Eso es algo personal!” Y NO. No. Primero, existe un canon, les guste o no. Decir esto tal vez sea políticamente incorrecto. Y también puede ser que a veces ese canon esté equivocado, o esté influido por circunstancias políticas, de conveniencia, de amistad, etcétera. Lo que sí hay es el dato de la complejidad, y ese es un indicio fortísimo.

Algo complejo por lo general es más meritorio que algo elemental. Y no me vengan con que hay obras geniales que son elementales porque le juro, le juro que no. Son solamente elementales en su presentación, en su embaldosado, pero debajo palpita la complejidad.

Si nadie se pone a pensar en esto, de qué cosa estamos discutiendo? Si no pensamos alguna vez en qué cosa es el programa de Tinelli y qué cosa son las tragedias de Shakespeare, estamos discutiendo de gusto! Por qué es preferible que se sepa apreciar a Shakespeare? Porque el tipo que sabe hacerlo es más complejo, pero además la tragedia en sí misma, al ser percibida, lo enriquece. Lo dota de armas para mejor reaccionar ante cualquier cosa, y fundamentalmente lo dota de una capacidad para recibir placeres mucho, pero le juro, mucho más refinados, intensos y nobles, que por ahí ver el concurso de a ver quién escupe más lejos.

Si vos tenés un canal oficial, y se supone que tenés que educar, tenés que dejar al espectador mejor de lo que era cuando prendió el televisor. Entonces conviene que ese canal oficial se encargue de cosas que a lo mejor el mercado no intenta, por lo que dijo Wagensberg, porque somos más los que no sabemos física cuántica que los que lo saben, porque nos inclinamos por cosas más elementales. Porque no podríamos nunca obligar a Tinelli a que haga representaciones de Romeo y Julieta.

Señalo todo esto porque anoche hubo algunos argumentos peligrosos. Uno es el que dijo usted al principio. Otro es decir “ eso es gusto personal, y sobre gustos no hay nada escrito” Y no! Eso es mentira! Casi le diría que no se ha escrito sobre otra cosa! El asunto es que hay que leerlo! Una cosa es decir que sobre gustos no hay nada escrito y otra es sobre gustos no he leído nada!

De manera que yo quedé asustado, porque hay gente que se dejó tentar por el argumento de que Tinelli tiene su lugar en el mundo, y ojo que yo estoy de acuerdo con eso, hasta diría que me cae simpático su programa, pero lo que no me cae simpático es que tenga que negarse la posibilidad de programas que busquen la excelencia, y que se argumente que esos programas son demasiados difíciles, que nadie puede hacerlos, etcétera. Y así como hay gente que tiene derecho a ver a Tinelli, también hay gente que tiene derecho a ver otras cosas más complejas, y sobre ese derecho tendríamos que empezar a conversar! Sobre ese derecho y ese deber. Después, si hay un programa que entretiene, y encima hace beneficencia, fenómeno! Pero si ese programa es la única posibilidad, si se convierte en la única referencia, en el único tema de conversación, ESTAMOS FREGADOS.

Una cosa más, tal vez algo que le faltó decir a Wagensberg. Pienso que a veces los mismos que miran la comedia de Shakespeare somos los mismos que miramos a Tinelli. Son sedes elementales que tenemos todos. A veces queremos algo elemental y a veces algo complejo. El mismo tipo que puede gritar los goles de Platense como un energúmeno en la cancha, es el mismo que después te refuta a Marcuse. Eso también puede ser, por eso nunca hay que ser despectivos con el espectador, pero tampoco hay que olvidar que es mejor intentar ofrecerle un manjar complejo que pan con manteca. Decir, alguna vez, “miré lo que está haciendo ese tipo, escondido en el fondo del dial, un programita del que salís mejor de lo que entraste”… algo así.

Dicho todo esto, vamos a empezar con este programa, que es muchísimo peor que el de Tinelli…

Alejandro Dolina

12.6.11


Foto original de la presentación "Estados Unidos y la Caida del Sueño Americano", por Manuel Gerardo Monasterio en: http://www.youtube.com/watch?v=XFXDJjAJdWc


Llega a la Argentina el Secretario General de las "Naciones Unidas".
Ban Ki-moon, quien como tantos otros en su puesto, pero de manera cada vez más desfachatada, cumple su eficiente función como sirviente de los intereses de las grandes potencias.

Este ha sido el resultado de los trágicos acontecimientos que siguieron a la catástrofe universal que se desparramó por el mundo a partir de 1945.

8.6.11

La fugacidad
-la impermanencia-
es el único consuelo
de Dios.


5.6.11

Todo pasa tan rápido

que uno termina dudando

de que realmente haya pasado!

2.6.11

La Vida se nutre
de muertes profundas
Quien no Viva su Muerte
morirá su Vida

Manuel Gerardo Monasterio, Fronstispicio de "Vigilia sin Tregua", 1978

El temor nos hace clamar:

“Oh, Señor, apiádate de nosotros!”

Mas quién conoce la Verdadera

Piedad de Dios?

Una mota de polvo

hará más ruido

que el mundo

al esfumarse.


Manuel Gerardo Monasterio, "Extinción de la Palabra", 1981

 

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