23.3.10

Esto lo publiqué en nuestro sitio www.foroplanetario.com.ar en Marzo de 2006, pero creo que viene bien repetirlo de vez en cuando.


“Debemos convertirnos en el cambio que deseamos ver”
Gandhi



Si tuviera que definir hoy, de manera suscinta el Cristianismo Radical, diría que es la militancia del Amor.
Y digo “hoy”, porque esta definición está sujeta a la necesidad de los tiempos.
Desde ya que el Amor está más allá de categorizaciones tales como “militancia”, pero la índole convivencial de la época obliga a relativizar de manera creativa.
No basta una “bondad” nominal que se limite a una pasividad hedonista, hay que ser-estar activos en el bien. Y entendiendo la dificultad humana de poder distinguir fehacientemente lo que es verdaderamente bueno de lo que es verdaderamente malo, voy a definir asimismo lo que entiendo por “ser activo en el bien” dentro del contexto específico al que me refiero. Es, simplemente, estar atento a las necesidades del otro.
Manuel Gerardo Monasterio


“Si no encuentras a Dios en la próxima persona a la que ves, no tiene sentido que lo busques en ningún otro sitio”

Gandhi



El Cristianismo original, como toda actividad adulta de la consciencia, es una práctica de Renuncia. Resulta absurdo, por lo tanto, pretender conciliar el capitalismo con la práctica evangélica, ya que son antinómicos por definición. Una es la Entrega en el amor y en la renuncia al yo, mientras que el otro es el despojamiento del prójimo para el usufructo personal. Que haya que volver a decirlo una y otra vez no hace más que enfatizar el estado de pauperización, no ya espiritual, sino psicológica, de la humanidad contemporánea.

Manuel Gerardo Monasterio




“¿Qué pienso de la civilización occidental? Que sería una buena idea.”

Gandhi




El Cristianismo Radical debe ser militante porque el consumismo capitalista lo es en un sentido diametralmente opuesto. El “evangelio” del consumismo se impone con fuerza de ley mediante todos los poderes tecnológicos de la sociedad establecida. El orden capitalista tecnocrático propone como normas de vida cotidiana, entre otras:

1- La búsqueda indiscriminada de la propia satisfacción personal hasta los límites que la “legalidad” permita –establecida esta según los cánones del mismo sistema con todos los artilugios siempre al servicio del más astuto-

2- Ver en el prójimo, esencialmente, un objeto de satisfacción para la propia codicia a ser explotado mediante toda forma disponible de sugestión, manipulación o propaganda

3- La manipulación psicológica colectiva mediante palabras “mágicas” como “libertad” o “democracia”, aunque estas se encuentren muchas veces vaciadas de significado y sean en realidad el vehículo para una mejor y más sutil explotación del prójimo

4- La creciente manipulación infantil para convertir al hombre desde la edad más temprana posible en un objeto más al servicio de las necesidades de la codicia consumista

5- La depauperación creciente de la propia capacidad de autogestión mediante toda suerte de organizaciones políticas y la mal llamada “salud pública”, que cada vez hacen al hombre más ignorante y más dependiente de estructuras burocráticas sin alma en las que todos terminamos convertidos en inermes engranajes

6- La destrucción del pudor y de la intimidad erótica en aras de la promoción de una pornografía sin límites a la hora de alentar una imagen del hombre y la mujer como meros objetos de satisfacción genital o comercial sin necesidad de intermediación alguna del afecto o del amor

Todo ello difundido, impuesto y publicitado en nombre de la “libertad” y de la “democracia”, con la evidente intención de tachar de “antidemocrático”,
“totalitario” o “fascista” a cualquiera que pretenda poner en tela de juicio las bondades de semejante sistema de vida.

Ante tamaño despropósito de aspiraciones globales, ¿puede hablarse de un verdadero cristianismo que se permita la blandura de no actuar de manera militante?

Y no hablo de moral, sino de Presencia.
Y no hablo de teoría, sino de Praxis.
Y utilizo esta última palabra tan cara para los intelectuales marxistas con toda la intención, ya que estoy entre los que creen, como propuso el gran Jacques Maritain, que “el marxismo es la última herejía del cristianismo”. Y desde ya considero que el marxismo, como moral, es muchísimo más cercano al cristianismo, como moral, de lo que jamás podrá serlo el capitalismo, tanto en sus formas primitivas como en las más avanzadas.

Manuel Gerardo Monasterio




“Hay siete pecados en el mundo: la riqueza sin trabajo; el placer sin consciencia; el conocimiento sin carácter; el comercio sin moralidad; la ciencia sin humanidad; la devoción sin sacrificio y la política sin principios”

Gandhi



La práctica original del cristianismo está indisolublemente unida a la solidaridad. La práctica de la compasión en la convivencia cotidiana representa el núcleo del ser-cristiano, no el mero ritual o el fariseismo , puntualmente abominados por Jesucristo.

Sin compasión no hay cristianismo.
Sin solidaridad no hay cristianismo.
Sin Renuncia no hay cristianismo.

Ser Hombre, es difícil.
Ser Cristiano, es difícil.
“Fácil”, es despeñarse por un precipicio como animales embotados.

Amor, es la armonía convivencial con las necesidades del devenir psicobiológico del prójimo.

Y esto es Cristianismo Radical.


Manuel Gerardo Monasterio


Buenos Aires,14 de Marzo de 2006

11.3.10

Un óvulo más un espermatozoide.
Todo programado en una secuencia de automatismos tan numerosos que provocan la ilusión de ser algo infinito, algo no programado.

Y vivimos bajo la fantasía de creer que realmente vivimos.

Que somos nosotros.
Cuando en verdad somos vividos.

Wu Wei.

Las cosas se despliegan
(LITERALMENTE, como un rollo)
según su naturaleza.

¿Qué podemos hacer al respecto?

Dejar que se desplieguen según su naturaleza.

Estar Ahi.
De la manera más funcional posible.
Sin agregar.

Parece fácil, pero se complica...
Porque vivimos bajo la ilusión
de creer que somos nosotros.
Y es la Vida.



Manuel Gerardo Monasterio (Ja!!!!) en Walden,Villa Giardino, a las 10:23 del 11 de Marzo de 2010 (del falso calendario...como todos ellos)

10.3.10



Seven Pounds es una película que hay que tolerar durante la primera media hora (¿quizás hasta unos minutos más) para poder disfrutar de una historia verdaderamente original que difícilmente deje de tocar el corazón del espectador de una manera muy particular.

El nivel de tensión que genera la primera parte de la película no es escaso, hay asimismo un cierto grado de confusión que nos produce -al menos a mí me pasó- inquietud y angustia. Creo que una vez que la película termina uno descubre el vigor, la intensidad de esta historia que logra transmitir algo -o más bien bastante- de la desesperación del protagonista al espectador. No es
un logro menor.

Sabía lo que era capaz de dar Will Smith, pero considero que en esta historia nos muestra aún algo más en materia de expresividad.

Su personaje es un hombre desesperado, desesperadamente -y terminalmente-enamorado.

Raras veces nos es dable observar un grado de entrega, de necesidad de redención y de ternura que llegue hasta estos extremos, y que la película nos permitirá compartir con el protagonista si es que hacemos el esfuerzo de dejar que los personajes y la historia fluyan a través de nosotros.

Rosario Dawson posee una rara belleza interracial que suele ser el a veces maravilloso resultado de algunos mágicos mestizajes (en su caso, sangre puertorriqueña,irlandesa y algo más) y una presencia actoral impactante que ha desplegado ya en muchas oportunidades. Woody Harrelson muy profesional y encajado en su papel.

Un film de extraña y tierna intensidad que ganará el corazón de todos los incorregibles románticos como quien esto escribe.


Algunos críticos han sido duros con ella, sin terminar de comprender que las películas se hacen para la "gente", no para "ellos"! Y que a la mayoría de la gente nos gusta las películas que ellos consideran melodramas (en el mal sentido de la palabra).
Y aunque, finalmente, así fuera: sería uno de los melodramas más originales y exquisitos que me ha tocado disfrutar.

Todd McCarthy, el crítico de "Variety", escribió: "Interminable fábula sentimental acerca del sacrificio y la redención que apela al corazón a expensas de la cabeza".
No considero que esta película agreda la corteza cerebral de ninguna forma. Si a McCarthy le interesan tanto las frías demostraciones de intelectualidad sin corazón, le sugeriría que de ahora en más se dedique a mirar videos de la Sociedad Internacional de Ingeniería Civil. El cine, a pesar de él y de muchos críticos -amargados intelectualoides que suelen disfrutar con despliegues de argucia que entretienen solamente a un grupo de esnobistas que intercambian acertijos que sólo ellos aprecian- suele más bien ser esto: El heroismo forzado o fortuito, la desesperación y la falta de lógica matematica predominan en la vida cotidiana. Si así no fuera los humanos no continuaríamos disfrutando de películas como Casablanca o Lo que el viento se llevó. O Siete almas.

Un detalle interesante, para tener en cuenta al final, el nombre de la película en inglés representa una suerte de paráfrasis de El Mercader de Venecia.

Por favor, no vayan a leer el texto en Wikipedia, porque les contaran todo el misterio del guión y la película perderá gran parte de su encanto!

Es una historia de amor con el clima de misterio y de incógnita de un thriller de suspenso.
Absolutamente recomendable.





8.3.10

Estados Unidos es y ha sido un país extremada, intensamente violento. Un país en el que una cantidad enorme de ciudadanos están armados. Un país que exporta violencia con la excusa de "difundir la democracia".
Un país que, esencialmente, gana mucho con el negocio de la guerra.

Me es difícil (¿imposible?) abstraerme de todo eso para contemplar la impecable muestra visual cinematográfica de la película que acaba de ganar el Oscar a la mejor de este año.
Me imagino que la mayoría de la gente podrá hacer lo que a mí me resulta inconcebible.

No puedo -y no quiero- disfrutar de esta película técnicamente impecable abstrayéndome de todo lo que bulle por debajo de la profesionalidad artística y tecnológica que despliega con holgura.

No puedo dejar de preguntarme:

¿Cómo llegaron estos grupos de tareas a Iraq?
¿Cuáles son las intenciones que los llevaron allí?
¿Cuántos muertos Iraquíes ha habido -y sigue habiendo-por cada víctima estadounidense?
¿Por qué a la mayor parte del mundo les resultan tanto más "caros" (de "queridos") los muertos estadounidenses que los Iraquíes?

No me interesa el dudoso despliegue de "heroismo" de una banda de asesinos profesionales que se dedican a "resolver" los "problemas" que ellos mismos generan-inventan para continuar su macabro juego global de dominio y negociado.

Me interesa mucho más el "heroismo" cotidiano de las madres, los padres y los niños Iraquíes que tienen que soportar, día a día, la presencia de estos asesinos seriales burdamente disfrazados de "demócratas" (que, por otra parte, es una palabra que en lo personal no me mueve un pelo).

Me interesa realmente la historia de todos los que a lo largo de muchas décadas han tenido que soportar y continúan soportando el "heroismo" de tanta "americanada" con el agregado de toda la fanfarria hollywoodense.

Pero, en definitiva, la película es veraz: muestra lo que mueve verdaderamente a toda esta gente, su búsqueda de vértigo y de adrenalina a expensas del resto del mundo. Su necesidad de "sentirse vivos" viviendo siempre al borde de la muerte y llevando la muerte al prójimo.


Manuel Gerardo Monasterio (EX ROTC del Ejército de los Estados Unidos de América, 1970-1972)
Escrito en Walden, Valle de Punilla, a las 13.06 del 8 de Marzo de 2010 (del falso calendario)







6.3.10








Hay películas que tienen Alma.
"Aritmética Emocional" es una de ellas.

Una película mágica cuya presencia continúa evocándose en la mente del espectador mucho después de que haya bajado el telón.

No estoy de acuerdo con algunos comentarios de la mayoría de los críticos, que pretenden algo más de lo que la película brinda.

Para mí, es simplemente perfecta, es decir, tan perfectamente incompleta como la existencia misma.

Las actuaciones de Susan Sarandon,Cristopher Plummer, Gabriel Byrne y Max Von Sydow (y Ron Dupuis), son sencillamente deslumbrantes.

Debo admitir que soy un fanático absoluto de la Sarandon.Pero considero que aún quienes no están como yo, enamorados de esta actriz, apreciarán la manera en que compone su complejo personaje.

La "máscara" que presenta Cristopher Plummer en esta película no deja lugar a dudas de que se trata de uno de los más eminentes actores vivos: para alquilar balcones.

Gabriel Byrne, por su parte, nos regala la intensidad de una presencia que jamás pasa desapercibida en nada de lo que hace:Maravilloso.

Y el placer de contemplar a Max Von Sydow, que por su edad, nos invita a atesorar, cada día más, cada una de sus actuaciones.

La fotografía de esta película, los planos, los acercamientos de cámara, los contrastes de color, hacen de la experiencia de contemplarla una verdadera fiesta para los sentidos que, como anticipé, no cesa una vez que los títulos del final han pasado.

Por razones que son en este momento irrelevantes, rara vez suelo ver películas que toquen las experiencias de la segunda guerra mundial que componen el trasfondo constante de este film.
Pero a pesar de algunos comentarios de los críticos, considero que es una película exquisita que en ningún momento acude a contaminar las emociones del espectador con algún golpe bajo.

Es un film que despliega la estatura de una obra maestra.
Contrastando con el desborde de acción de muchas películas de Hollywood, toda la acción de esta película pasa por su intensidad interior, que produce una sensación de densa textura que envuelve de manera mágica al espectador.

Para ver.
Para volver a ver.
Para compartir con las personas a quienes uno ama y respeta.




5.3.10

Para mi hermano, José Alberto Alfonsi

El tema del legendario Cy Coleman, que ya había grabado entre otros el inigualable Frank Sinatra, adquiere perfiles únicos interpretado por la temperamental e impredecible Fiona Apple...
Para escucharla hasta que uno se ahogue en la propia baba...Con la esperanza de volver a renacer escuchándola otra vez.















Manuel Gerardo Monasterio, Walden, Villa Giardino, en una mágica tarde deMarzo 5, 2010 (del falso calendario)


 

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