9.5.10



Es difícil encontrar tantos buenos actores a disposición de un libreto tan oscuro.


La telenovela “Malparida”, que transmite todos los días el Canal 13, resultó, no sólo una gran decepción, sino asimismo un ejemplo inquietante de lo que está pasando en la mente de los libretistas y los productores de televisión. Y cómo “Eso” que está pasando en esas mentes, puede derramarse como una mancha de petróleo sobre las mentes de los televidentes que no tengan su sistema de protección interna lo suficientemente alerta.


En “Malparida” todo está invertido. La protagonista –la bellísima Juanita Viale-le pide a la Virgen ayuda para destruir a una familia. Movida por una venganza irracional –de motivaciones equivocadas desde el principio-corrompe todo lo que la rodea, llevando al crimen a un perdido muchachito que está dispuesto a matar por concretar su pasión al lado de ella. El personaje con la que han “puesto en penitencia” a la excelente actriz Selva Alemán, es lo más grotesco que pueda imaginarse. Es evidente que ese detalle, no sólo no puede pasar desapercibido para quienes están a cargo del libreto. No hay duda de que precisamente eso es lo que han pretendido. Aquí tenemos a una mujer ciega y enferma, que da clases de magia negra por televisión al estilo de las clases de cocina de “Gourmet”. Matizando su macabra labor con frases como “El amor mata, el odio sana”.

La cantidad de frases negativas, destructivas, maledicientes, que recibe el sensorio del espectador, supera todo lo conocido, habida cuenta que se trata de una telenovela que aparece todos los días.


Los inermes Raúl Taibo –un verdadero señor de la escena- y su hijo en la ficción, Gonzalo Heredia –un buen actor que ha entrado muy bien como galán últimamente- tienen que soportar, como el espectador, la interminable retahíla de abominaciones y maldades pocas veces vistas en la realidad o la ficción.


El plantel de actores y actrices de reparto, y la puesta en escena, son técnicamente excelentes, pero puestos al servicio de un libreto tan miserable, pierden todo su sentido.


Seguramente todo estas perversiones existen en algún sórdido rincón de la vivencia social, pero es absolutamente tangencial a la verdadera experiencia humana en su gran mayoría. ¿Por qué los libretistas y productores han decidido golpear la conciencia colectiva de esta manera?


No hace falta ser un “fan” de la “nueva era” para saber cómo impacta el pensamiento sobre la realidad. Las imágenes y los pensamientos que se expresan en esta tira sólo pueden servir para perturbar y ensuciar la mente de los televidentes. Y así como alguien sería severamente penado por envenenar las aguas públicas, debería haber sanciones para este tipo de atentado mental.


Decía Ramakrishna que a un actor no debían dárseles ciertos papeles, porque la manifestación de ciertas maldades –aún en la ficción-ensucia la mente y perturba severamente el alma de la gente.


Una verdadera pena. Un gran desperdicio de talento y de medios al servicio de una horrible aspiración. Quisiera creer que la gente les dará la espalda a estos manipuladores de conciencias, de tal forma que se vean obligados a cambiar sobre la marcha su libreto para no ver frustradas sus aspiraciones comerciales.

El propósito de mucha gente que opera en la televisión es generar vértigo, impactar violentamente sobre el sensorio y el imaginario del espectador. Lo que sólo puede producir desorden interior, y un efecto erosivo sobre la calidad de la percepción y el contenido de los pensamientos. Algún día, cuando hayamos evolucionado lo suficiente, este tipo de desmanes colectivos tenidos hoy como normales, serán impensables, y en el mejor de los casos, tratados como crímenes mayores con las puniciones correspondientes.


Manuel Gerardo Monasterio, Walden,Valle de Punilla

 

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