30.5.10

Hemos presenciado durante los últimos años una explosión en el área de profesionales interesados en la homeopatía. Esta tendencia también se ha manifestado en personas sin formación médica, como psicólogos y distintos tipos de terapeutas.

Como es inevitable, la ampliación poblacional, ha traído consigo un aumento proporcional en la cantidad de individuos con formación y criterio muy por debajo del mínimo indispensable para ejercer el Arte de una manera efectiva y rigurosa.

Hay mucha gente ejerciendo la homeopatía como si esta fuera una religión, una actitud que Hahnemann –empirista objetivo de raigambre científica-habría reprobado severamente.

Los errores que vemos en la práctica todos los días, son relatados en general, por los pacientes que nos traen sus experiencias con algunos homeópatas que los han tratado.

Algunos de los ejemplos que nos llegan cotidianamente….

  • Llega una mujer a la consulta, durante la anamnesis surge el dato de antecedentes de cáncer de útero en su ascendencia. Le preguntamos cuando se realizo sus últimos Pap y colposcopía…Nos dice que hace muchos años. Le preguntamos por qué no se los realiza periódicamente, nos contesta que el o la homeópata que la atendía jamás se los pedía...Consultada acerca de “cómo sabe su homeópata como está su útero”, la paciente contesta, porque lo ve en mis ojos…

  • Paciente femenina pasada la cincuentena, de constitución pletórica, se le pregunta si se controla la presión, dice que no, se le vuelve a preguntar si su anterior homeópata no le tomaba la presión, contesta que no. Se le toma la presión, está francamente hipertensa, y ha estado completamente descuidada pr el profesional que supuestamente debía velar por su salud…

  • Paciente que llega con signos de disquinesia biliar, urge pedirle una ecografía de hígado y vías biliares. Consultado acerca de ello, dice que su anterior homeópata le dijo que no tenía cálculos, cómo lo sabe? Porque me miró el Iris y me dijo que la vesícula estaba bien…Urgido a que igualmente se realice la prueba, se comprueba que tiene una vesícula litiásica…

  • Señora mayor que llega con un pecho visiblemente hipertrofiado por una severa inflamación, tiene además, profundas escoriaciones y aspecto y olor a descomposición tisular… Cómo ha llegado a esta situación? Su homeópata de años le ha dicho que se trata de un fenómeno curativo, que tiene que expulsar toxinas…Enviada a un especialista se confirma la presencia de tejido canceroso…

Y podría seguir y seguir y seguir.

Se supone que la mayoría de la gente llega a la homeopatía y a otras medicinas alternativas porque no ha hallado alivio en la medicina oficial, o porque ha sufrido ella misma o ha observado el sufrimiento de seres queridos bajo el efecto de los errores o los tratamientos cruentos y a veces con excesivos efectos colaterales de la medicina oficial. Y en lugar de encontrar lo que está buscando, algunas veces termina tan mal atendida o tan inerme como se sentía anteriormente, y a veces aún peor, porque es mejor ser atendido por un buen alópata que por un mal homeópata.

La gente piensa que hay varias medicinas. Los médicos de las distintas escuelas suelen pensar lo mismo. Y en realidad hay una sola medicina: la que cura. La que alivia o cura al paciente de acuerdo con la necesidad con la que llega a la consulta, no con las pretensiones filosóficas impuestas por la visión particular del médico sobre su persona.

El problema es que la gente queda entre dos fuegos. De un lado los médicos de la escuela oficial que no saben que existen muchas otras posibilidades y técnicas para curar y creen que "su mirada" es la única viable o posible; y del otro lado, muchos homeópatas que se han olvidado que la práctica de la homeopatía no absuelve de conocer y aplicar todo lo que el paciente verdaderamente necesite, fundamentalmente, los conocimientos básicos de patología y semiología.

Por lo tanto, la práctica de la homeopatía, no implica abandonar o desconocer los principios básicos de fisiopatología, ni exime de aplicar la semiología y la semiotécnica comunes a todas las medicinas. No es este un error común de muchos homeópatas, por supuesto, la gente mayor que todavía no se ha olvidado, a veces se sorprende de que la mayoría de los médicos de la escuela oficial “ya no los auscultan ni los revisan como lo hacían años atrás”…Se limitan a prescribir específicos y –con suerte- a pedir estudios….

Por otra parte, es fundamental no confundir fenómenos exudativos propios del proceso curativo, con procesos fisiopatológicos con valoración propia. Los primeros requieren acciones de promoción y no una intervención directa, los segundos, definitivamente exigen atención específica. El diagnóstico diferencial obliga al profesional a poseer conocimientos y agudeza clínica, mucho más profundos que los de la medicina oficial. Mucha gente vive bajo la confusión de que "la homeopatía es más fácil", y por el contrario, es mucho más compleja y requiere de más estudio que su contraparte.

Siguiendo con las malformaciones que observamos en la práctica del Arte, algunos homeópatas se han convertido en “psicólogos de la homeopatía”, y reducen toda la entrevista a un encuentro terapéutico hablado. Eso no es verdadera homeopatía.

El homeópata que priva a sus pacientes de estudios que pueden detectar precozmente, enfermedades que de otra manera tienen alto riesgo de mortalidad, está, desde luego, incurriendo en un acto de irresponsabilidad criminal.

Y para que quede claro: No, no puede saberse a través del Iris si la vesícula está litiásica o no lo está; ni puede saberse a ciencia cierta –por supuesto-si hay un carcinoma en el útero. Cualquiera que pretenda lo contrario desconoce profundamente los alcances y limitaciones de la Iridología.

No voy hablar de los “homeópatas” que prescriben de manera rutinaria tomas diarias de dinamizaciones a la 1000 o a la 10000 durante semanas, meses, e incluso durante años. O de los que dan Lachesis o Phosphorus en medianas o altas dinamizaciones todos los días. Esos, directamente, no saben homeopatía. Me quería referir en este artículo, a los que se han olvidado por completo de la medicina.

Hay que evaluar y saber cuándo derivar a la interconsulta. Cierto, la realidad no ayuda. El enfrentamiento entre homeópatas y alópatas hace que la interrelación en beneficio de los pacientes, no sea con la naturalidad y asiduidad que estos necesitan.

La homeopatía es tan “buena” como el profesional que la aplica. Y lo primero que tiene que tener desarrollado el profesional, es el Criterio. El Criterio es lo que permite saber qué terapéutica necesita el paciente en cada momento de su historia, y lo que lleva a evaluar adecuadamente en cada caso la relación riesgo/beneficio de cualquier intervención médica. Para intervenir de manera adecuada, ni mucho ni poco, sino lo que haga falta. Para cumplir con el primer axioma hipocrático: Primum non nocere, es decir, lo primero es no dañar. Y se puede dañar, y de hecho se daña, o por una intervención excesiva (sea en el área de prácticas o de prescripción de medicamentos) o por la no-intervención cuando en realidad ésta es necesaria.

Como ejemplo magistral de esta situación, tenemos a un famoso escritor estadounidense del siglo XIX, en tiempos en que la homeopatía verdaderamente competía en popularidad con la alopatía, con la mordacidad que lo caracterizaba escribió:

“Los pacientes de los alópatas mueren a causa del tratamiento y de los medicamentos…Los pacientes de los homeópatas mueren a causa de la enfermedad”

 

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