25.8.09

El sufrimiento esculpió mi sangre
hasta que el amor afloró a la superficie.
Ahora sólo el amor continúa la obra.

MGM, 9.44 AM

23.8.09

One must follow his own music, no matter the price.If the price is to be left alone, so be it. If you have been authentic, you will dwell in aloness, not in loneliness.

Manuel Gerardo Monasterio, on the eve of a great change, Buenos Aires, 11.10 PM




Charles Mingus 1922-1979


Salvaje, ciclotímico, genial, profundamente enojado con una buena parte de la raza blanca, escribió hacia el final de su vida:

"No se trata ya sólo de un tema de color. Se está volviendo más profundo que eso. Quiero decir que se está haciendo cada vez más difícil para un hombre y una mujer amarse simplemente. La gente se está volviendo tan fragmentada, y parte de ello es que cada vez es menos la gente que hace un verdadero esfuerzo para descubrir realmente quienes son y crecer a partir de ese conocimiento. La mayoría de la gente se ve forzada a hacer cosas que no desean la mayor parte del tiempo, y así llegan al punto en que sienten que ya no tienen ninguna elección acerca de nada importante, incluyendo quienes son ellos mismos. Creamos nuestra propia esclavitud"

Charles Mingus

2.8.09

(culs de sac, boobytraps, abismos, atentados y espejismos diversos en el camino de salida)






Ojos para quien quiera Ver y oidos para quien quiera Escuchar


Lo que llamamos realidad no es más que una alucinación colectiva consensuada.Pero está lejos de ser un fenómeno fortuito o producto azaroso de lo que los científicos “civilizados” llaman “evolución”. Por el contrario, es un proceso pensado, planeado y sostenido desde estratos de consciencia mayormente ajenos a nuestra percepción.

Si un gusano (cuya percepción se limita a dos planos) fuera atravesado desde arriba -un tercer plano que le es perceptivamente inaccesible- por una lanceta, moriría sin “saber” lo que le ha ocurrido (Magister Atienza dixit!) Nuestra injustificada soberbia nos hace fantasear que podemos imaginar lo que está más allá de las posibilidades de nuestra imaginación. Y hay una infinitud que se extiende más allá de los límites a los que nuestra imaginación puede llegar.

En el primer párrafo escribí la palabra mayormente en bastardilla, porque hay fisuras posibles en aquello que de lo contrario sería un laberinto inexpugnable.Esas fisuras se abren a veces “graciosamente (es decir, “por gracia”) y a veces intencionalmente (luego de que el individuo en cuestión haya agotado todas las posibilidades de su cordura establecida y se encuentre en esa situación terminal que Madame Naglowska solía proponer a sus fieles mediante técnicas absolutamente non-sanctas y con propósitos que sólo ella conocía).

Baudelaire decía que el mayor logro del diablo era hacerle creer a la gente que él no existe. Pero quien crea que nuestra verdadera lucha es “contra carne y sangre”, en el sentido literal, está mortalmente equivocado. Como reveló quien aparece como Saulo de Tarso, tenemos sin duda lucha contra principados y contra potestades, contra señores de las tinieblas de este mundo.
Y quien considere que esto no es más que una forma metafórica de expresar fuerzas intangibles, estaría nuevamente cometiendo un letal error.

Los señores de las tinieblas de este mundo odian la vida orgánica y toda su exuberancia, y disfrutan de los ambientes oscuros y subterráneos. Ambientes similares a los de las “Discos” repartidas por todo el mundo civilizado, donde en la madrugada y reptando por pasadizos oscuros, jóvenes (y no tan jóvenes) de ambos sexos se entregan a prácticas de promiscuidad sin amor creyendo que ejercitan así su "libertad" sexual. Ignorantes de que su energía es consumida y manipulada por Aquellos que están llevando al planeta a su destrucción ecológica, para que todo finalmente sea similar a los abismos subterráneos de donde ellos salieron.


Los seres vivos no pueden ser tratados como objetos sin ver inevitablemente corrompida su condición como tales. Para poder destruir la ecología "exterior" como se está haciendo, es preciso primero haber quebrado la ecología interior, es decir, la de la mente de los hombres.
Las culturas tradicionales –usualmente llamadas “primitivas”- tenían una consciencia cotidiana de Lo Sagrado. Para el hombre que vive en cosubstanciación con la naturaleza TODO ES SAGRADO.

Pero llegaron los señores de las tinieblas de este mundo. Llegaron a este planeta huyendo de quienes los perseguían, y los perseguían porque conocían bien de lo que eran capaces. Y se establecieron en este planeta. Y se hicieron pasar por dioses, porque los hijos de los hombres eran criaturas inocentes. Y manipularon genéticamente a los hijos de los hombres. Y escribieron luego varios de los libros religiosos que la mayoría de la gente tiene hoy como sagrados. Libros que los ponían a ellos-los falsos dioses-por encima de todo y más allá de toda duda.
Libros en los que invitaba al hombre a pensarse como afuera de la naturaleza, confrontado con ella.

Mientras que arrojaron además –de manera falaz e infame-todo el mal sobre los hijos de los hombres. Toda la culpa, y todo el miedo. Y todos los “pecados originales” que solamente ellos han creado y que solamente habitan en ellos mismos. El hombre no tiene ningún pecado original, ninguna culpa original. Toda la miseria le ha sido impuesta por estos genetistas estelares que irrumpieron en este planeta por la puerta trasera. Y se quedaron desde entonces generando todo el mal. Bajo el amparo de sus acólitos –concientes o inconscientes- los sacerdotes de todas las religiones organizadas desde el principio de la historia.

Cuando el hombre estaba en estado puro e inocente, no hacía falta ninguna religión. Porque no hacía falta “re-ligar” nada. Porque todo –aún el aliento-era Sagrado y en todo había consciencia de lo Sagrado.

Y con todo el mal trajeron todas las divisiones, todas las comparaciones, todas las carencias, todas las medidas. Todas las falsas estructuras que rigen hoy como entonces cada uno de los movimientos que el pobre hombre que orgullosamente se llama “civilizado” realiza a lo largo de su día –también falsamente medido y controlado por Aquellos-.

La miseria y el hambre son un producto artificial. La Naturaleza sólo conoce la abundancia. No hay carencia en la naturaleza. Pero la naturaleza debe ser respetada para manifestarse como tal en toda su integridad.

Y los Tenebrosos abrieron la caja de pandora de la que salieron todos los males y todas las carencias y todas las maldades que son originalmente ajenas al hijo del hombre.

Los científicos actuales fantasean con un eslabón perdido que jamás podrá ser encontrado, porque no es más que una fantasía de su tosca imaginación. Compartimos algo así como el 97% del ADN (punto más o menos) con los gorilas y otros primates.
¿De dónde o cómo creen que salió esa diferencia?
¿Como resultado de la evolución natural?
Hace falta tener verdaderamente una ingenuidad - y una credulidad- mayor aún que la de los fanáticos de las diversas religiones organizadas para poder creer o concebir semejante disparate.
Ese porcentaje es parte del ADN extraño que le fue implantado al hombre original por estos intrusos despiadados.


Ninguna de las estructuras de este mundo está fuera del control de Aquellos que han concebido este mundo que hoy habitamos. De hecho, han sido esencialmente creadas y establecidas bajo su constante “inspiración”.
Como he dicho, las religiones organizadas; la ciencia sin consciencia, la educación, los gobiernos, las grandes industrias, la banca internacional y todas las estructuras de entretenimiento y propaganda globalizadas. En todas estas estructuras hay, por supuesto, pequeñas fisuras por las que se filtra de manera inevitable la Luz de la Conciencia que Somos. Porque a pesar de toda su astucia y todo su poder mental, son falsos dioses, no dioses. Y hay, aquí y allá, elementos que escapan de su control. Pero no cometan el error de subestimarlos, porque han avanzado mucho. Todo a expensas de la ignorancia y la estupidez que, lógicamente, ellos mismos implantaron en el “nuevo hombre” que fabricaron.

La llamada “nueva era” ha estado infiltrada por ellos desde el comienzo. Sería absurdo pensar que se iban a perder esa estupenda oportunidad.
¿Cómo podemos saberlo?
¿Han visto ustedes lo que ocurre en prácticamente todos los movimientos “nueva éricos”, tarde o temprano?
¿Ven las luchas poder?
¿Los deseos de los individuos por adquirir dominio sobre los demás o tener el control sobre los otros?

El deseo de control sobre los demás, de dominio sobre el prójimo, es el signo distintivo de esa Bestia original que se llama “los señores de la tinieblas de este mundo”.
El hombre original, que está siempre intentando aflorar en nosotros por encima de la manipulación genética impuesta, no está interesado en controlar a nadie, en dominar a nadie, y se mueve por la vida “espiritual”sin afán de lucro ni ánimo de recompensa.Porque, como lo tiene todo –porque tiene la Consciencia-jamás le falta nada.

Es muy sencillo distinguir la paja del trigo.
Por sus frutos los conocerán.

Hubo varias grandes guerras de las que la historia no guarda memoria, pero están bien inscriptas en la estructura genético-memética de la humanidad.
Robert Oppenheimer –el padre principal de la bomba atómica- leía asiduamente –y aún citaba- el Mahabharata, una de las dos más grandes épicas de la literatura de la India, donde se relata, precisamente, una de estas grandes guerras estelares.
Cuando un estudiante de Princeton le preguntó a Oppenheimer –luego de Hiroshima- si esta era la primera vez que se había hecho estallar una bomba atómica de esa manera., Oppenheimer le contestó: “Bueno, en los tiempos modernos, sí, por supuesto”.

Los “hijos de la tiniebla” ya han devastado el mundo más de una vez en el pasado.
Lo hicieron en la Atlántida.
Mucha gente ingenua piensa que ese continente fue un especie de paraíso luminoso, cuando en realidad se trató del primer gran intento –aunque puede haber habido otro previo de menor alcance- de crear una “civilización globalizada” bajo el imperio de la tecnología y la ciencia sin alma. Por razones que hoy estamos comenzando a conocer, en parte fracasaron, no sin antes llevar al planeta a un cataclismo mayor.

Lo que conocemos ahora como “civilización globalizada” es el nuevo intento que marcha -desde el temprano siglo XIX-a velocidad ampliada.

Estamos en medio de la guerra más cruenta de la que guardemos memoria.El hecho de que casi nadie se de cuenta –o malinterprete los signos como lo hacen los fanáticos de las religiones organizadas- es un índice más del estado de sueño inducido en el que ha sido puesta la humanidad.

Armageddon ha llegado. Ya está aquí.
Lo que la mayoría desconoce, es que el campo principal de esta gran batalla
se está librando en la mente de los hombres.

Manuel Gerardo Monasterio

(que no se está convirtiendo de Rajneesh en Osho, ni “se ha muerto” como José Arguelles para que venga Valum Votan, sino que simplemente está "desapareciendo" para siempre sin que nadie venga a ocupar su lugar)

Ciudad de Buenos Aires –todavía-a los 29 días de Enero de 2008 del calendario que rige este mundo
XVI


Escúchame! Ando sin voz.
Amortajado de Ti
y sin Verte.
En Ti, hacia Ti
mis manos vuelan,
y en Ti se pudren tristemente.


Desnuda el alma y sola,
en pie y cayendo permanente,
esperando todavía no se qué.


Arrebátame,
vuélveme,
Sálvame de mí,
y de Ti, si acaso puedes!
Libérame de obras y palabras.
Que pueda perderme al fin
de tal forma que me Encuentre.


"Extinción de la palabra" Manuel Monasterio 1979
XV

No me rebelo, Señor mío.
Rebelarse contigo
es dar de bruces
contra el cielo.
Borborigmo inútil.
Ladrido de perro al hombre
que es más sordo todavía que la luna.


Tú que lo escuchas todo
-especialmente a Ti mismo-
que sabes adónde vas
-y de donde nunca has salido-
Tú bien sabes que soy quien grito,
la nada boba que nada
entre la baba de su sombra.
Tú sabes que soy yo,
aquello que no importa,
puesto que sabes Quien Soy.


No me rebelo, Señor mío.
Bastante tengo con nacer,
con haber nacido y con volver,
que ya es bastante desatino.


"Extinción de la palabra" Manuel Monasterio 1979
XIV


Abrazado a ti
como náufrago postrero
del hondo torbellino
celestemente incierto,
te canto, muerte mía,
pirueta deliciosa
en quien no creo.
Te canto, te busco ciego,
y con la torpe pupila
que me ha dejado el tiempo,
penetro en tu mágico juego.


Muerte mía.
Golpe seco.
Dardo dentro y final
en que no creo
y al que me aferro.



Dónde!
Dónde sin ti!
Dónde sino en tu abismo certero,
en que difícilmente creo.



Ajeno ya y postrero
-postrero pero cuándo!-
Insólitamente dueño
de la ausencia
y del sueño acaso…


Tú, mi muerte,
en quien salvajemente
busco amparo,
a quien horriblemente
me encaramo.
En este sol sin fin
en que me encuentro.
En esta luz sin término.
Radiante,
siniestro torbellino.
Y tan Celeste!



"Extinción de la palabra" Manuel Monasterio 1979
XIII


Estoy cansado de andar
como fauno tras la sombra.
Por qué seguir mezclándome
en este juego estéril
del halcón y la paloma?


Aparta, oh pan de mi vida,
tu espantosa levadura.
No quiero ya comer de ti!

"Extinción de la palabra" Manuel Monasterio 1979
XII


Adónde iré, Dios mío,
ya tronchada mi voz
y a horcajadas de la muerte,
sino a encarnar renovadas letanías,
nuevas formas azarosas y dolientes
y fugaces y sombrías.
Tan fugaces que no queda la memoria!


Golpes de Sombra,
uno tras otro…
Dentelladas de bruma luminosa
me van minando la terca hombría.


Ahíto de sombra,
de fatuo brillo socavado,
devuelvo a sus orígenes
los frutos adeudados.
No quiero ya besar
los lirios que me ofreces,
Ay, dulces anclas breves,
macabra seda de los labios.
No quiero ya beber
Oh, Madre Infinita,
de tu Océano de luces.


"Extinción de la palabra" Manuel Monasterio 1979
XI

Estamos solos, José Alberto,
y hemos venido para vernos
deviniendo diferentes.
A cantar y dar aullidos,
y rompernos la vida
contra el tiempo.


Mira el amor,
suerte desdichada de payaso
haciendo gestos al espejo.
Y no hay nada
porque hay dos.


Por qué tuvo el Uno
que procrearse?
Por qué ha llegado el dos
y la múltiple tragedia?


El Dolor ha sido hecho
a la medida de mis huesos.
El hombre es la medida del Dolor.

Ya no invoco certidumbres pasajeras
Voy hacia lo Cierto,
último eslabón de mi Cadena.
Alba o Crepúsculo final


"Extinción de la palabra" Manuel Monasterio, 1979
VIII





La vida es bella, Amado,
delicioso color pones en ella.
Mas podrías para Ti
guardar tanta belleza
que es mucha para mí.
Es mucho es el pasar feroz
de tanta cosa fugaz,
y mucho el mirar sin fin
y el tener para morir,
y perder lo que un instante
ha sido en mí.



Sentir.
Amar.
Volver a amar y sentir
para entregar y despedir.
Y de nuevo comenzar
afanoso la tarea:
ceder la sangre
de vidas llena.


Ciego quisiera ser,
más Ciego todavía que la piedra
-que tanto habrá de ver-
Ciego,
luminosamente Ciego.
Tan en Ti,
tan sin mí
que no deba ya volver
a la pasión infinita de vivir.

"Extinción de la palabra", Manuel Monasterio 1979
Amo tu Obra,
descomunal y pavorosa,
tan distante de mí
que soy un muro solo
donde la Vida penetra
con mañosa sutileza.
Y tan cercana a mí
que soy pequeño.



Amo tu Obra,
feliz y pavorosa.
Tan fugaz, Dios mío,
y tan sin fin a un tiempo para mí,
que soy pequeño.




Amo tu Obra,
celeste y pavorosa.
Tu crueldad infinita
o acaso tu bondad inaccesible para mí,
que soy pequeño
y a veces no comprendo:
Alfarero inefable que nos amasas
sin piedad y sin término.


"Extinción de la Palabra", Manuel Monasterio, 1979
 

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