24.8.08

“La Vida se nutre de Muertes profundas.
Quien no Viva su Muerte, Morirá su Vida"

Menuel Gerardo Monasterio en "Vigilia sin Tregua", Ed.Dead Weight-Losada, 1978


Decía Ortega y Gasset que “las creencias son lo que verdaderamente constituye el estado del hombre”. Y es prácticamente imposible no darle la razón.

Es por ello que no guardo esperanza alguna vinculada con lo "humano" y todo lo relacionado con ello.

En esa entidad preprogramada para creer y ser dominada por sus creencias, todos los caminos conducen a algún “nuevo” lugar del mismo laberinto memético*.
Esto es lo que llamé hace muchos años, en un corto ensayo, “Mousetrap”.

El hombre, aunque preferiría decir "el Golem", está diseñado para autorepetirse sin solución de continuidad.

Antes de que alguien venga con pseudo-soluciones instantáneas o pre-cocinadas al estilo nueva-érico yanki, debemos agregar que no se trata sólo de un problema de Software, sino que es asimismo un problema de Hardware. Esto es, el hardware mismo viene con las estructuras de Software integradas como en una placa onboard.

Esto obviamente significa que no basta con modificar el programa, hay que modificar también el “procesador” y el “motherboard”.

Por eso, quizás, anticipándome como buen perverso precoz, comencé a leer a Crowley a los 13 años.
Y no utilizo aquí la palabra “perverso” más que un sentido estrictamente etimológico, sin connotación moral alguna. Es decir “por otro camino” o “por un camino alter-nativo”. Porque es esencial comprender que la “salida” del laberinto humano, es por definición “contra natura”. Algo que el viejo Gurdjieff puntualizó más de una vez.
De allí mi interés por Foucault, es decir, por razones completamente difrentes a la de la mayoría –o totalidad?-de los investigadores filosóficos interesados en su obra.
A mí me interesa en Foucault lo que hay en él del ultérrimo Nietzsche o de Crowley.
Tiene que ser “contra naturam”, porque la “naturam” humana es la de un esclavo neurogenéticamente programado.
La ventaja que tenemos con respecto a los dioses es que sólo compartimos con ellos el 3%, en el otro 97% somos como un simple y robusto gorila. Pero ese 3%, que nos ha convertido en una aberración monstruosa, es lo que nos catapulta más allá del mundo instintivamente inmóvil de los mamíferos superiores.
Siguiendo este razonamiento inmediatamente desembocamos en eso que nos hace en cierta forma temibles y aborrecibles para los dioses, que nos envidian profundamente:
tenemos una proyección potencial superior a la de ellos.
Lo que explica en un contexto finalmente comprensible la extraña frase de nuestro amado Mevlana Jalaludin Rumi, cuando dijo:
“Somos más elevados que los cielos, más nobles que los ángeles”

o en una cita más conocida:

“Morí a la mineralidad y me convertí en vegetal;
a lo vegetativo asimismo morí y me convertí en animal.
Morí a la animalidad y me convertí en hombre.
Por lo tanto, ¿por qué temer la desaparición a través de la muerte?
La próxima vez que muera, traeré alas y plumas como los ángeles;
después de eso, volando más alto que los ángeles,
aquello que tú no puedes imaginar,
eso habré de ser.”

¿Hace faltar aclarar que en este contexto antiguo “ángeles” y “dioses” son lo mismo?

Lamento no creer demasiado en la versión ingenua de los jovencitos regordetes y sonrosados con etéreo plumaje y siempre solícitos para ayudar a los mortales en desgracia.
En cuanto a mí se refiere, conozco demasiado como para observarlos con simpatía. En realidad, representan exactamente lo contrario para el hombre, es decir, malas noticias.
Por eso, la próxima vez que creas ver a un ángel, no vaciles y mátalo.

Ojos para quien pueda -y quiera- ver.

* “La memética es el acercamiento científico a los modelos evolutivos de transferencia de información basados en el concepto de meme.
Un meme es, según las modernas teorías sobre la transmisión de la cultura a las nuevas generaciones, la unidad mínima de transmisión de la herencia cultural. El neologismo fue acuñado por Richard Dawkins, debido a su semejanza fonética con el término gen (introducido en 1909 por Wilhelm Johannsen para designar las unidades mínimas de transmisión de herencia biológica) y, por otra parte, para señalar la similitud de su raíz con memoria y mímesis.”
Wikipedia
"Mata, Señor,a aquel que, sin saber nada, osa enseñar a los demás el camino que conduce a las puertas de Tu Reino"

Antiguo proverbio de Medio Oriente



Si esta máxima Persa se aplicase en toda su extensión, le sobrevendría al mundillo de la "Nueva Era" una masiva mortandad.

Sólo una vez estuve en un prostíbulo, al que me llevaron cuando tenía 15 años. No sé bien para qué, porque para ese entonces ya no necesitaba esa "iniciación".
No me resultó edificante, ni en absoluto entretenido. Y conste que a pesar de ello guardo por esas dulces o tristes mujeres los más tiernos sentimientos en mi corazón.
Pero si me dieran a elegir entre un viaje a los burdeles y otro a los santuarios de los supuestos maestros espirituales de este siglo, no dudaría un instante en elegir a las putas, con la certeza de encontrar, bajo el disfraz de los pinturrajos y la forzada lujuria, corazones más puros que en aquellos infames y abominables lugares donde abunda aquella otra exudación horrible, que tal vez fuese el único pecado no perdonado por el Galileo: la hipocresía.


De cualquier manera, los supuestos gurúes y maestros del circo espiritual consumista, no engañan a nadie. Los que llegan mayormente lo hacen asimismo movidos por un deseo fraudulento, el de que alguien haga el Trabajo por ellos y se lo entregue ya predigerido y listo para consumir.
¿Quien es más pillo o más idiota, el que pretende conferenciar acerca de lo impronunciable o el que paga y se prosterna con la intención de escuchar nombrar lo innombrable?

No puede causar sorpresa, el que una empresa tan peregrina, tan sustancialmente absurda, termine casi siempre en un gran rechinar de dientes.

Pero como nacen más pillos e idiotas que cualquier otra cosa, el negocio de los empresarios "espirituales" está bien asegurado.
Sic transit gloria mundi

15.8.08

París, 10 de diciembre de 1976



Querido amigo:

El mes pasado, durante su visita a París, me pidió usted que colaborara en un libro de homenaje a Borges. Mi primera reacción fue negativa; la segunda también. ¿Para qué celebrarlo cuando hasta las universidades lo hacen? La desgracia de ser conocido se ha abatido sobre él. Merecía algo mejor, merecía haber permanecido en la sombra, en lo imperceptible, haber continuado siendo tan inasequible e impopular como lo es el matiz. Ese era su terreno. La consagración es el peor de los castigos -para el escritor en general y muy especialmente para un escritor de su género. A partir del momento en que todo el mundo lo cita, ya no podemos citarle o, si lo hacemos, tenemos la impresión de aumentar la masa de sus ``admiradores'', de sus enemigos. Quienes desean hacerle justicia a toda costa no hacen en realidad más que precipitar su caída. Pero no sigo, porque si continuase en este tono acabaría apiadándome de su destino. Y tenemos sobrados motivos para pensar que él mismo se ocupa ya de ello.


Creo haberle dicho un día que si Borges me interesa tanto es porque representa un espécimen de humanidad en vías de desaparición y porque encarna la paradoja de un sedentario sin patria intelectual, de un aventurero inmóvil que se encuentra a gusto en varias civilizaciones y en varias literaturas, un monstruo magnífico y condenado. En Europa, como ejemplar similar, se puede pensar en un amigo de Rilke, Rudolf Kassner, que publicó a principios de siglo un excelente libro sobre la poesía inglesa (fue después de leerlo, durante la última guerra, cuando me decidí a aprender el inglés) y que ha hablado con admirable agudeza de Sterne, Gogol, Kierkegaard y también del Magreb o de la India. Profundidad y erudición no se dan juntas; él había logrado sin embargo reconciliarlas. Fue un espíritu universal al que sólo le faltó la gracia, la seducción. Es ahí donde aparece la superioridad de Borges, seductor inigualable que llega a dar a cualquier cosa, incluso al razonamiento más arduo, un algo impalpable, aéreo, transparente. Pues todo en él es transfigurado por el juego, por una danza de hallazgos fulgurantes y de sofismas deliciosos.


Nunca me han atraído los espíritus confinados en una sola forma de cultura. Mi divisa ha sido siempre, y continúa siéndolo, no arraigarse, no pertenecer a ninguna comunidad. Vuelto hacia otros horizontes, he intentado siempre saber qué sucedía en todas partes. A los veinte años, los Balcanes no podían ofrecerme ya nada más. Ese es el drama, pero también la ventaja de haber nacido en un medio ``cultural'' de segundo orden. Lo extranjero se había convertido en un dios para mí. De ahí esa sed de peregrinar a través de las literaturas y de las filosofías, de devorarlas con un ardor mórbido. Lo que sucede en el Este de Europa debe necesariamente suceder en los países de América Latina, y he observado que sus representantes están infinitamente más informados y son mucho más cultivados que los occidentales, irremediablemente provincianos. Ni en Francia ni en Inglaterra veía a nadie con una curiosidad comparable a la de Borges, una curiosidad llevada hasta la manía, hasta el vicio, y digo vicio porque, en materia de arte y de reflexión, todo lo que no degenere en fervor un poco perverso es superficial, es decir, irreal.


Siendo estudiante, tuve que interesarme por los discípulos de Schopenhauer. Entre ellos, un tal Philip Mainlander me había llamado particularmente la atención. Autor de una Filosofía de la Liberación, poseía además para mí el aura que confiere el suicidio. Totalmente olvidado, yo me jactaba de ser el único que me interesaba por él, lo cual no tenía ningún mérito, dado que mis indagaciones debían conducirme inevitablemente a él. Cuál no sería mi sorpresa cuando, muchos años más tarde, leí un texto de Borges que lo sacaba precisamente del olvido. Si le cito este ejemplo es porque a partir de ese momento me puse a reflexionar seriamente sobre la condición de Borges, destinado, forzado a la universalidad, obligado a ejercitar su espíritu en todas las direcciones, aunque no fuese más que para escapar a la asfixia argentina. Es la nada sudamericana lo que hace a los escritores de aquel continente más abiertos, más vivos y más diversos que los europeos del Oeste, paralizados por sus tradiciones e incapaces de salir de su prestigiosa esclerosis.


Puesto que le interesa saber qué es lo que más aprecio en Borges, le responderé sin vacilar que su facilidad para abordar las materias más diversas, la facultad que posee de hablar con igual sutileza del Eterno Retorno y del Tango. Para él cualquier tema es bueno desde el momento en que él mismo es el centro de todo. La curiosidad universal es signo de vitalidad únicamente si lleva la huella absoluta de un yo, de un yo del que todo emana y en el que todo acaba: comienzo y fin que puede, soberanía de lo arbitrario, interpretarse según los criterios que se quiera. ¿Dónde se halla la realidad en todo esto? El Yo, farsa suprema. El juego en Borges recuerda la ironía romántica, la exploración metafísica de la ilusión, el malabarismo con lo ilimitado. Friedrich Schegel, hoy, se halla adosado a la Patagonia.


Una vez más, no podemos sino deplorar que una sonrisa enciclopédica y una visión tan refinada como la suya susciten una aprobación general, con todo lo que ello implica. Pero, después de todo, Borges podría convertirse en el símbolo de una humanidad sin dogmas ni sistemas, y si existe una utopía a la cual yo me adheriría con gusto, sería aquella en la que todo el mundo le imitaría a él, a uno de los espíritus menos graves que han existido, al último delicado.


E.M.Cioran

9.8.08






1801










Jefferson


2008...





Bush


1959...







De Gaulle






2008...












Sarkozy









1931...







Gandhi






2008...








Pratibha Patil












1930...




Sandino




2008...


Ortega




1958...



Frondizi






2008...


Cristina y Nestor Kirchner
<






1972...








Rucci



2008...







Moyano








1977...




Nelida Lobato



2008...

























Florencia de la V...



Manuel Gerardo Monasterio
Buenos Aires, 20:49 del 9 de Agosto de 2008
 

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